Marina Santoro, concejala del Frente de Todos y la primera en obtener una licencia por maternidad en el municipio, cuenta a BACAP su historia y la de Libertad, su primera hija, concebida bajo un tratamiento de fertilidad asistida con un donante anónimo. Cómo tomó la decisión, los mandatos que derribó en el camino y el proyecto de encarar una familia monomarental. El testimonio de una maternidad deseada.
Por Julia Van Gool
En la noche del 25 de noviembre, mientras el país y el mundo lloraba la muerte de Diego Armando Maradona, Marina Santoro, concejala del Frente de Todos y la primera en la historia de General Pueyrredon en obtener una licencia por maternidad, sintió su primera contracción. Dos días después, y tras un largo trabajo de parto, Libertad llegó a este mundo y juntas completaron la foto familiar que Marina soñaba desde hacía doce años. En esa década y monedas, sin embargo, su sueño sufrió modificaciones que incluyeron un tratamiento de fertilización asistida, un donante anónimo y la ardua decisión de encarar una familia monomarental.
El calendario se adelanta un mes y son las siete de la tarde del domingo 27 de diciembre. En la casa de su infancia, en Villa Gesell, donde fue a descansar, Marina pone una pausa a la charla con sus padres y hermano para atender el llamado de BACAP. Mientras tanto, Libertad celebra sus primeros 30 días de vida con una siesta a metros del mar.
«La maternidad es una revolución», cuenta la madre primeriza del otro lado del teléfono y describe lo cotidiano: la vida de a dos, el amor que desborda, los cambios en el cuerpo, la independencia que, ahora, tiene sus límites. Minutos después también dirá que la maternidad es deseo y dejará su aporte a la discusión que este martes habrá en la Cámara de Senadores de la Nación Argentina: «El Estado tiene que acompañar tanto a quienes desean gestar como a quienes no». De fondo, la tranquilidad del fin de semana gastando las últimas horas solo es interrumpida por el ladrido de su perra. Libertad sigue navegando sueños en los brazos de su abuela.
“¿Por qué accedo a contar mi historia? Porque contarlo es masificar el instrumento, que es un derecho y es una ley. Como militante de género y diversidad, este deja de ser un testimonio individual sobre lo que uno quiere para una, sino sobre lo que se quiere para toda la sociedad. La historia de Libertad y la mía es una historia de una maternidad deseada y derechos alcanzados”, dice la dirigente, la militante y la ahora también madre.
Ley de Reproducción Medicamente Asistida
La ley a la que se refiere Marina es la número 26.862, sancionada en el año 2013 y conocida como Reproducción Medicamente Asistida. La normativa marcó un antes y un después para millones de familias al establecer que “toda persona mayor de edad, cualquiera sea su orientación sexual o estado civil, tenga obra social, prepaga o se atienda en el sistema público de salud, puede acceder de forma gratuita a las técnicas y procedimientos realizados con asistencia médica para lograr un embarazo”. Antes de esto, muchos centros de fertilidad pedían que se justificara el tratamiento con un problema de infertilidad y que quienes accedan al mismo sean pareja. Además, se trataba de un proceso sumamente costoso.
Promulgada la ley, el procedimiento mismo pasó a ser gratuito y sin otros requisitos más que que la persona que desea acceder al mismo tenga la mayoría de edad, salud general y la voluntad de gestar y maternar.
En cuanto a las opciones disponibles hay dos. El tratamiento de alta complejidad es uno de ellos y es el que requiere de la extracción de los óvulos en un quirófano por medio de una punción ovárica, para que una vez extraídos sean unidos y fertilizados con la muestra de espermatozoides en el laboratorio. Este tratamiento es conocido como Fertilización In Vitro (FIV).
El segundo es el de baja complejidad, más usual entre las más jóvenes y sin problemas de fertilidad, que es el que se lleva a cabo una inseminación artificial intrauterina (IAI) con una muestra de un donante anónimo, donante conocido o de la pareja masculina. Esta fue la alternativa a la que accedió Marina y lo hizo a través de un donante anónimo. La decisión no fue fácil y, según asegura, implicó “un gran proceso de deconstrucción personal”.
«La idea dejó de ser deseo y pasó a ser proyecto»
El calendario ahora marca 2008, cuando Marina tenía 30 años y el año exacto en el que sitúa el inicio de su deseo de maternar. “Hace doce años surgía en mí el deseo de formar una familia. Mi idea siempre fue construirla con un otro, un otre, pero nunca se dio la posibilidad. Cuando cumplí 39, algo cambió: la idea dejó de ser deseo y pasó a ser proyecto”, cuenta.
Y agrega: “Cuando yo tomé la decisión, evalué distintas alternativas, entre ellas la adopción. Pero con el correr del tiempo, y después de mucho pensarlo, me dí cuenta que lo que yo realmente quería era el tratamiento, quería pasar por un embarazo; consideraba la adopción porque era una posibilidad que también sentía, pero sabía que en parte era por el temor a gestar sola y la idea de encarar una familia monoparental. Aún siendo militante feminista y aún siendo promotora de las cuestiones de género y diversidad, me costó decontruirme desde ese lugar. No fue algo fácil”.
En el camino, los testimonios que se masifican. En el año 2016 la actriz Juana Repetto, hija de Reina Reech y Nicolás Repetto, anunció en la Revista Pronto que a sus 27 años estaba embarazada de su primer hijo, Toribio, y que éste había sido concebido con una técnica de fertilización asistida. El título de la nota fue “Voy a tener un bebé y mi hijo sabrá que fue de donante anónimo”. Con el correr de los días, tiró otros titulares como «La decisión que yo tomé tiene nombre y apellido: madre soltera por elección» y una pregunta: «¿Qué me garantiza que sea mejor en pareja?».
Proyecto de vida
Ya en 2020, y con Libertad en su vida, para Marina su decisión se basó en el “derecho a la autodeterminación y con lo que pasa con nuestros cuerpos”, pero también con el derecho a elegir un proyecto de vida fuera de los estándares tradicionales y a la luz de la visibilización de múltiples tipos de familias.
Los proyectos de vida, la elección y autonomía sobre los cuerpos son conceptos también surgen ante la consulta frente al debate por la interrupción voluntaria del embarazo, que inicia este martes en el Senado.
“El Estado tiene que acompañar tanto a quienes desean gestar como a quienes no. Además de que el 29 tiene que ser ley, lo más importante de estos tiempos que vivimos es que hemos podido construir una mayoría social y eso es indiscutible y fundamental, porque cuando uno construye transformaciones sociales luego vienen las transformaciones de las instituciones”, señaló.
Y llegó Libertad
El calendario vuelve al 27 de noviembre, a las 17.08, cuando Marina dio a luz a una bebé sana, de 3.200 kg. En la ficha médica aparecía el nombre: Libertad Santoro.
– ¿Por qué elegiste el nombre Libertad?
– Porque fue concebida en libertad y la decisión fue tomada deconstruyendo no sólo los mandatos sociales, sino los propios. Me parece que también es un nombre que tiene que ver con el tipo de sociedad a la que aspiramos todas las personas que tienen el deseo de una sociedad más inclusiva. Libertad, antes de nacer, pero ya llamándose Libertad, construyó junto conmigo y todo el bloque del Frente de Todos, la posibilidad de acceder a otro derecho que es el de la licencia por maternidad. O sea que mi hija no se podía llamar de otra manera. Toda su historia tiene que ver con la promoción de derechos.
En la habitación de la clínica Marina está acompañada de su mamá, quien será la encargada de tomar la primera foto de la flamante familia. Afuera, la pandemia por el coronavirus sigue aumentando el número de contagios, con la misma tenacidad con la que aleja los abrazos de los suyos, que igual se las ingenian en llegar en forma de mensajes de whatsapp, publicaciones en redes sociales y videollamadas.
A la semana, y como una manera de hacer de su alegría algo colectivo, se dispuso a agarrar el celular y escribió: “Libertad llegó en un año muy difícil para la humanidad y lo ha revolucionado todo. En sus manos, sus alas y sus ojos ella viene con una verdad: la vida jamás se declara vencida”.