La reforma, que persigue fines de justicia y humanidad, busca modificar 15 artículos que cambiarían para siempre la relación de los pueblos con el Estado y garantizaría por fin la autonomía y libre determinación de las comunidades indígenas y afromexicanas del país, saldando así una deuda de años.

Por Melisa Morini

Tutupika Carrillo de la Cruz es docente de la Universidad Autónoma de Nayarit, miembro de la comunidad Wixárika y creador de un diccionario de su lengua materna al español. Además, es un ferviente defensor de la cultura y tradición de las comunidades y un promotor de la conservación de su idioma e identidad. En diálogo para Bacap conversamos sobre el proyecto de ley, el presente de la comunidad Wixárika, el arte huichol y los desafíos que enfrentan los pueblos originarios hoy.

México es uno de los países más ricos étnica y culturalmente de América Latina y José Manuel López Obrador ha tenido numerosos gestos con las comunidades que se vivieron con aceptación. De hecho, fue el único presidente hasta el momento que haya recibido el bastón de mando indígena como símbolo de agradecimiento. En ese contexto, los pueblos organizados vienen trabajando en un proyecto de ley que signifique un llamado a la reconciliación y la paz, según informan desde el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI). 

“En estos últimos tres años la relación del Estado con las comunidades ha sido de autonomía y consulta en todos los procesos que se vayan a hacer. En ese marco es que se da esta Reforma Constitucional Indígena”, aseguró Carrillo y agregó que se trata de “la más grande que se ha hecho en la historia, cambiará definitivamente la relación del Estado con los pueblos”. 

Mucho trabajo por hacer

Consultado por los logros en relación a la incorporación política de los pueblos originarios, el docente e investigador relató que en el estado de Nayarit, de donde es oriundo, “hoy tenemos a un hermano Wixárika en la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos y dos diputadas en el actual Congreso de la Nación, un presidente municipal en Nayarit y así hay algunos municipios que lograron instalar regidores del pueblo Wixárika”. 

Sin embargo, queda trabajo por hacer, entre los desafíos que enfrentan las comunidades organizadas, en palabras de Tutupika, necesitan “protección de la cultura inmaterial y de los lugares sagrados, recuperar algunas extensiones de tierra invadidas, como el Lago de Chapala y desde luego tratar de mantener y reproducir la lengua y la cultura”.

En relación a este último punto, el especialista en lingüística aplicada y creador de un diccionario Wixárika -Español Español-Wixárika dijo que “es algo que en los últimos años se ha visto erosionado y es un reto que tenemos las nuevas generaciones. Lo estamos planteando desde la parte comunitaria pero también como una perspectiva que el Estado debe asumir, una visión más multicultural, y multilingüe, eso implica la modificación de algunas leyes locales, regionales y nacionales”.

“Seguir formando jóvenes en una visión comunitaria, colonial, abierta, que permita aprovechar las bondades y avances de la ciencia y la tecnología pero también potenciar nuestra lengua, cultura y cosmovisión es un reto que enfrentamos”, aseguró el profesor.

Arte Huichol, una forma de escritura

El arte huichol, o Wixárika, es conocido en el mundo entero por la calidad y originalidad de sus piezas. Si algo llamó mi atención cuando entré al estado de Nayarit fueron justamente los colores que las obras de arte presentaban.. Cada pieza de arte huichol expresa la íntima relación entre los creadores y la naturaleza.

Se dice que puede considerarse a este arte como una forma de escritura porque a través de las obras se cuentan las historias y los mitos de las comunidades. El maíz, el jaguar, el ciervo o el peyote son elementos de la naturaleza que se reproducen en un sinfín de colores formando una pieza única. 

“Los artesanos y artistas, los creadores Wixárika han evolucionado y adaptado sus productos y obras a la nueva demanda que se percibe en las ciudades de nuestro país y también en el mundo. Sabemos del aprecio que se le tiene al arte huichol pero todavía nos hace falta hacer llegar el producto al consumidor final pues hay muchos intermediarios que saben del valor de los productos y se aprovechan de eso”.

¿Qué son?

Los huicholes constituyen uno de los cuatro grupos indígenas que viven en la región conocida como el Gran Nayar y su cultura se presenta a menudo en las rutas turísticas de México. Su cosmogonía y su artesanía se promueven como un elemento central del patrimonio mexicano. Pero para Tutupika, “en Nayarit se hace turismo con el arte y la cultura pero no con las personas. A los creadores, artesanos y a las personas en general no nos toman en cuenta y muchas veces nos excluyen de los circuitos de promoción turística. Es otra deuda que el Estado mantiene con nosotros”.

Para alcanzar la Reforma Constitucional Indígena que pronto se le entregará al presidente López Obrador, se realizó un proceso sin precedentes en territorio mexicano. Según el INPI se llevaron adelante 61 asambleas de seguimiento del proceso de consulta libre. Más de 20 mil representantes de comunidades indígenas, agrarias, campesinas y afromexicanas crearon este documento creado desde la historia, las raíces y la cultura ancestral. 

Para Tutupika, esto se consiguió gracias a los años de trabajo articulado entre las comunidades. “Desde 1994 en adelante, con el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, se sembraron semillas de unidad y sirvieron para conocer las problemáticas que atravesamos los pueblos y unirnos en pos de ayudarnos y fortalecer nuestras luchas y demandas”.

Producto de la necesidad, del contexto, y por el hecho de compartir una mirada del mundo, para el docente y miembro de la comunidad Wixárika, “nuestras juventudes se están formando y eso ha permitido que se levante la voz y entonces nos miremos los unos a los otros y reconozcamos las mismas necesidades”.

Con esperanza, las comunidades indígenas abrazadas, esperan que el Congreso dé tratamiento a la Reforma pronto a presentarse. Este ejercicio se basa en el compromiso del gobierno de México de escuchar al pueblo y que las leyes sean el resultado de un proceso de análisis, reflexión y construcción colectiva. Así, el Estado colaboraría realmente en ponerle un fin a tantos años de abandono, exclusión, discriminación y racismo para pasar a vivir en un escenario donde se reconozcan los derechos inalienables de los pueblos y comunidades originarias.