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noviembre 23, 2024
Mejorar el descanso
Lo de Allá

«Mi Reloj Interno», la app creada por científicas argentinas que permite mejorar el descanso

El objetivo principal de la aplicación es brindar herramientas al usuario para mejorar su reloj biológico.

A partir de una encuesta realizada en todo el país sobre hábitos asociados a distintas actividades y descanso durante los meses de aislamiento por la pandemia de coronavirus, investigadoras argentinas diseñaron Mi Reloj Interno, una aplicación gratuita que permite realizar un autodiagnóstico y obtener recomendaciones personalizadas para mejorar el reloj circadiano, conocido como reloj biológico

«Exponete a la luz del sol al menos 30 minutos tres veces por semana entre las 8 y las 15 horas», «tratá de estar en los espacios mejor iluminados entre las 8 y las 15, idealmente con luz natural» o «cená en horarios regulares», son algunas de las recomendaciones que Mi Reloj Interno puede brindar si detecta que alguna de estos hábitos del usuario no son saludables.

El objetivo principal de la aplicación «es brindar una herramienta al usuario para mejorar su reloj biológico (o circadiano); así si una persona completa el cuestionario, sigue las recomendaciones y a los 15 días vuelve a completar, va a recibir otras sugerencias y puede ir haciendo un seguimiento», señaló a Télam la biotecnóloga María Juliana Leone, quien dirigió al equipo responsable de esta iniciativa.

La app es el resultado del proyecto «Desafíos cronobiológicos asociados al aislamiento social», que fue uno de los seleccionados dentro de la convocatoria IP COVID financiada por la Unidad Coronavirus que la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) integra junto con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y el Conicet.

El reloj interno

Entre julio, agosto y septiembre del año pasado las y los investigadores realizaron una encuesta a unas 4.000 personas de entre 13 y 100 años de todo el país sobre sus hábitos cronobiológicos, actividades cotidianas, horarios de sueño y preferencias diarias.

«Si no dormimos adecuadamente, nuestra salud y nuestro rendimiento cognitivo se podrían afectar». MARÍA JULIANA LEONE

Antes de describir la investigación, Leone -investigadora del Conicet en la Universidad Nacional de Quilmes y la Universidad Torcuato Di Tella- explicó que «el reloj biológico es un mecanismo interno que impone un ritmo de alrededor de 24 horas a todas las funciones corporales para que ocurran en el momento óptimo del día».

«Desde el cerebro el reloj controla cuándo estamos alertas o cuándo necesitamos dormir, el momento óptimo para aprender o hacer actividad física, e impone ritmos diarios en procesos tan variados como la presión arterial, la liberación de hormonas y el metabolismo», describió.

Y añadió que «la hora que ‘marca’ el reloj interno depende de muchos factores: genéticos, de la edad y también del ‘reloj social’, que es el horario de nuestras actividades».

Leone señaló que «cuando el reloj interno ‘no está en hora’, por ejemplo en trabajadores en turnos rotativos o nocturnos o en personas con jetlag por viajes transmeridianos, aparecen trastornos en nuestra salud física y mental, incluyendo problemas en nuestro sueño».

«Si no dormimos adecuadamente (y esto incluye no solo los horarios sino también la calidad y la duración del sueño), nuestra salud y nuestro rendimiento cognitivo se podrían afectar», apuntó.

A partir del aislamiento provocado por la pandemia de Covid-19 hubo una alternación de todas las actividades de la vida cotidiana: «Durante el aislamiento nos expusimos menos a la luz del sol (porque estábamos en nuestras casas), más a la luz artificial y a pantallas de tipo led (en horarios inadecuados) y nuestras actividades tuvieron horarios más flexibles», describió.

Incidencias

La investigadora explicó que «idealmente el reloj tendría que estar lo más alineado posible con el ciclo de luz y oscuridad pero no es el único factor que incide; entonces no hay un reloj ideal único para todas las personas, ni siquiera para las de la misma edad o el mismo género porque existe una variabilidad interindividual».

En referencia al trabajo, el equipo de investigación realizó un cuestionario estandarizado a través de la página web de la iniciativa y, por otro lado, se hicieron encuestas telefónicas.

«La combinación de ambas herramientas aseguró la participación de personas de distintos rangos etarios y niveles socioeconómicos. La información fue procesada por un equipo interdisciplinario conformado por especialistas en sociología, demografía y muestreo», explicó la Agencia I+D+i en un comunicado.

Como resultado de ese trabajo, se generó un algoritmo capaz de vincular hábitos con determinadas características de ritmos circadianos, que una vez implementado en la aplicación, asocia hábitos vinculados con determinadas características de los ritmos circadianos.

La aplicación hace preguntas sobre hábitos, analiza los datos ingresados y brinda recomendaciones para mejorar el funcionamiento del reloj circadiano.

«El reloj de la Argentina es muy diferente al que hay en otros países, por ejemplo, en Estados Unidos o Alemania; esto se ve claramente en la cena por ejemplo que en estos países es más temprano», señaló Leone.

En ese contexto, si bien una persona de otro país podría beneficiarse con las recomendaciones generales, el algoritmo está basado en datos locales por lo que están mucho más ajustadas a la población argentina.

La aplicación hace preguntas sobre hábitos, analiza los datos ingresados y brinda recomendaciones para mejorar el funcionamiento de este reloj mediante la toma de conciencia de los hábitos diarios que inciden en él.

Las personas de al menos 13 años que vivan en Argentina podrán descargar la aplicación en forma gratuita (actualmente en la plataforma Android y próximamente en iOS).

Los datos ingresados en la app son anónimos y se encriptan durante su traslado al servidor.

Equipo

Además de Leone, el grupo está conformado por las investigadoras del Conicet Lia Frenkel (iB3, UBA), María Fernanda Ceriani (Fundación Instituto Leloir) y Paula Cramer (Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación).

A lo largo de todo el proyecto también colaboraron Ariel Haimovici, Elisa Epstein, Diana Munilla, Ignacio Oroná y Milagros Wienert; además el proyecto cuenta con el apoyo del Observatorio Académico de Aplicaciones Móviles para la Salud de la Universidad Nacional de Quilmes.

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