La iniciativa incluye disitntos medios adaptados para que disfruten de la playa y el agua. Por medio de tablas de surf, skates playeros, botes lúdicos y skimboards, adultos y chicos pueden gozar del mar y la vida saludable en la playa durante la actual temporada de verano.
Por Natalia Duhalde
Una veintena de chicos suelta entusiasmo agitando sus manos y abriendo todo cuanto pueden sus carcajadas. Surcan las olas suaves y cercanas a la orilla. Algunos lo hacen sentados en sillas de playa adosadas a tablas de surf o sujetas a una estructura anfibia rodada. Otros se adentran en el agua subidos en botes redondos, semejantes a una enorme palangana. Para algunos es su primera experiencia dentro del mar, al que disfrutan con voracidad.
Estas son parte de las actividades propuestas por la Asociación Civil Diversamente Posibles en el Partido bonaerense de La Costa, lo que esa ONG llama un «espacio de convivencia y respeto» orientado a personas con discapacidad, padecimientos de salud mental y diversos síndromes.
Por medio de tablas de surf adaptadas, skates playeros, botes lúdicos y skimboards, adultos y chicos pueden gozar del mar y la vida saludable en la playa durante la actual temporada de verano.
En esta iniciativa innovadora se encuentra el kinesiólogo Ignacio Calabró, padre de Lourdes (7 años), quien tiene una discapacidad motriz.
«Desde hace unos años, decidimos con mi familia dejar la Ciudad de Buenos Aires y venir a vivir a Santa Teresita. Buscamos tener una vida más armónica y sana y disfrutar de la brisa del mar», dice Ignacio a Télam.
«Hace dos años -rememora-, comenzamos con la iniciativa ‘Disfrutarte en Bici’, que congregó a vecinos, familias y amigos de La Costa alrededor de la idea de reutilizar, reciclar y revalorizar bicicletas viejas, en cualquier estado, para adaptarlas y facilitar un espacio recreativo, social y deportivo de respeto y convivencia, en el cual niñas, niños y adolescentes con discapacidad tengan junto a sus familias la posibilidad de compartir con otros».
Replanteo
Este año, guiados por el mismo propósito, «replanteamos el dispositivo de surf, al pensarlo como una actividad lúdica, recreativa y deportiva que albergue a familias con diversidad funcional o personas con discapacidad», asevera Calabró, quien destaca el hecho de que el escenario donde acontecen, el mar y la playa, son «lugares no muy frecuentes para las familias que cuentan con algún integrante con discapacidad».
También destaca el carácter inclusivo de la propuesta: «Se trata de una actividad lo suficientemente atractiva como para que cualquier familia quiera sumarse».
«Contamos con un modelo propio de sillas anfibias, a las que pensamos para la actividad de surf y para potenciar la calidad de vida de un individuo en condición de discapacidad»
Calabró dice que en las actividades de Diversamente Posibles participan entre 160 y 200 personas, a quienes se suman unos 30 voluntarios. Cuentan además con la colaboración de herreros, tapiceros, costureras y comercios, como pinturerías y casas de surf, que donan materiales».
«Contamos con un modelo propio de sillas anfibias, a las que pensamos para la actividad de surf y para potenciar la calidad de vida de un individuo en condición de discapacidad. Tenemos cuatro en uso y una más en producción. Además contamos con cinco tablas de surf propias, skate playero, dos botes de juego, skimboards, soporte con cuerda floja y ‘tabla loca’, entre otros elementos», enumera Calabró.
Sentido de pertenencia y seguridad
Para el coordinador de la asociación, «el gran desafío es proponer un dispositivo atractivo y en donde las familias sientan pertenencia y donde todos estén seguros a la hora de disfrutar del mar».
Y como muestra de ello señala a esta agencia: «Hace unos días, una familia desde (la ciudad bonaerense de) Trenque Lauquen nos contactó para llegar a este espacio, solo para que su hijo disfrute del mar».
Mientras tanto, Laura y Oscar Páez, residentes en Costa del Este, cuentan a Télam: «Nunca imaginamos ver a nuestra hija Julieta, de 18 años, tan feliz arriba de una tabla de surf. Su experiencia fue única y es un sueño que pudimos cumplir, gracias a este proyecto de inclusión».
Por su parte, Cristian Morales, junto a su esposa Cecilia, ambos oriundos de Las Toninas, coinciden: «Nuestro hijo Lucas tiene 5 años y está con traqueotomía, con los cuidados pertinentes pudimos compartir con él un día de playa. Fue un momento mágico y lo seguiremos repitiendo en lo que resta del verano porque él fue inmensamente feliz».
«Jamás Lucas había pensado un contexto con amigos y esta experiencia innovadora hizo que toda la familia esté feliz por el placer que le provocó a nuestro hijo poder ingresar al mar», enfatiza Morales.
Crecimiento
El interés que despierta entre residentes costeros y veraneantes las actividades de Diversamente Posibles se manifiesta, por caso, en el crecimiento en el número de bicicletas adaptadas con las que cuenta la ONG: pasaron de 20 hace dos años a 35 en el actual.
«Siempre recibimos donaciones de personas que se enteran de nuestra propuesta por las redes sociales. Nos han llegado desde las ciudades de Mar del Plata y Buenos Aires y desde las provincias de Córdoba, Salta, Entre Ríos y Mendoza», dice Calabró.
Y define a las bicicletas adaptadas como «un verdadero espacio de encuentro», en cuya génesis, además de los donantes, participa un equipo de mecánicos, bicicleteros, soldadores, comerciantes, herreros y chapistas.
La Asociación Civil Diversamente Posibles tiene presencia en las redes sociales Instagram y Facebook (@diversamenteposibles). También puede ser contactada vía el WhatsApp 2246-49 6999.