La médium realiza sesiones abiertas en el teatro y logra que hasta el más escéptico se acerque a ver su obra. Desde los 6 años puede comunicarse con personas que ya no están en este mundo y se dedica a contactarlas con sus seres queridos.

Por Aldana Arén

“El temor a la muerte me ha arruinado la vida”, le confesó Alejandro Dolina al periodista Alejandro Fantino en una entrevista hace algunos años. “Nunca he podido disfrutar enteramente ningún placer de la vida sin que una voz me susurrara al oído: ‘Te vas a morir’. Y, peor todavía: ‘Se van a morir todos los que amás’. Eso arruina cualquier festín”. 

Esta certeza que le arruinó la vida a Dolina también la tiene Noelia Pace, que asegura que “El ser humano le teme a lo único que es cierto en esta vida. La muerte es lo más seguro: te vas a morir. No hay otra opción. Entonces ¿por qué corremos de ella? Si ella está tranquila, esperando su tiempo.”

Claro que a ella esto no le arruina ningún festín. Este gran tema filosófico al que se le han dedicado canciones, películas, papers, libros y reflexiones pomposas, para Noelia es, desde que tiene 6 años, ni más ni menos que lo cotidiano. 

Noelia Pace es médium. 

Nació en Capital Federal y su vida transcurrió entre Lanús, Avellaneda y Quilmes, pero en 2020 eligió Mar del Plata para vivir. Tiene recuerdos vacacionales de su infancia y además asegura que hay “una energía muy especial en el mar. Para el trabajo que yo hago, es muy bueno tener ese cambio energético constante, esa carga y descarga.”

En la ciudad también tiene su programa de radio y, desde hace un año, su obra de teatro “Sesión abierta de mediumnidad y sanación energética”, que ganó un premio Estrella de Mar y fue un éxito en la temporada 2022. A las funciones asisten personas curiosas, algunas desconfiadas, otras escépticas y muchas que sienten la impostergable necesidad de comunicarse con alguien que falleció. 

– ¿Cómo arrancaste?

– El común de los chicos pasa por el terror nocturno. A mis 6 años me doy cuenta que conectaba conmigo un ser que yo no conocía. Al principio mi cabeza pensó que había algo malo, pero después me permití que me fuera hablando. Y dije «quiero saber más». 

Se lo comuniqué a mi mamá, que me escuchó y me prestó atención. Ese ser a quien yo veía había sido parte de mi familia, era el hermano de mi abuela materna. Después empezó a ocurrir con varias cosas, que vi que iban a pasar, con números. Fui avanzando, acompañada, con distintos…no voy a decir «maestros», pero sí personas que me han tratado de educar, adoctrinar, para comprender qué me pasaba. 

– Imagino que en tu trabajo enfrentás muchos prejuicios, ¿cómo los manejás?

– Convivir con gente que no me creía ya era prácticamente normal. Sí me ha pasado gente que ha intentado burlarse. Al principio me mantenía en reserva y si tenía que hacer algo por ellos lo hacía sin que se enteraran. Hay mucha gente que me prueba, que ha venido al teatro, se ha sentado a verme con una persona viva al lado y me han hecho una pregunta: que cómo estaba, cómo se sentía (como si hablara de algún alma, alguien que partió) y yo le contesté «preguntale porque la tenés sentada al lado». Ahí se aflojan. 

A veces pasa en la desesperación del otro de que no jueguen. Me ha pasado con un jurado de Estrella de Mar, yo desconocía que era un jurado y me dijo en el medio de la sesión «quiero creerte», y empecé a tener la sesión en vivo con él. Pero no los culpo. Yo también desde mi lado «normal» estoy mirando más allá, para ver qué pasa en el otro. Todos hacemos eso. 

– Trabajás muy cotidianamente con algo que para la mayoría es perturbador, incómodo. ¿Cómo es tu relación con la muerte?

Desde muy chica entendí que la muerte solamente está ahí, que  es lo más cierto que tenemos, y que cuando llega tenemos que agradecer por lo que transcurrió ese ser a nuestro lado. agradecer que vino a enseñarnos, perdonar si no pudo hacer mejor las cosas, y entender que solamente se dispone a dar un cambio, generar una vida nueva. 

Siempre me imaginé cómo los seres queridos que iban falleciendo dentro de mi familia de alguna manera iban a volver, yo sabía que esa conexión iba a estar de nuevo. Cuando murió mi padre fue cuando lo viví con más impacto. Fue la primera vez que tuve una sesión directamente con alguien que era parte mía. Fue el punto clave. Ahí fue cuando entendí que todo esto se me había preparado para algo 

El ser humano le teme a lo único que es cierto en esta vida. La muerte es lo más seguro, te vas a morir. No hay otra opción. Por qué corremos de ella si ella está tranquila, esperando su tiempo. Para qué frenar en pensar cuándo va a llegar. Pensemos en cuántas cosas lindas podemos vivir todos los días. Todos los días nacemos, todos los días morimos. 

– ¿Cuál es la consulta más frecuente?

– La más frecuente es ¿Cómo están? ¿Está en paz? ¿Pudo reencontrarse con su familia? Y desde esas tan simples y comunes a «necesitamos saber a dónde dejó el papel». Te vas a reír pero yo he tenido sesiones muy pesadas porque ese ser había escondido plata y no la encontraban… y la encontraron.

También me ha pasado en algunas ciudades que venga la señora y luego la amante. Siempre ahí freno y aclaro que yo solamente voy a comunicar lo que tenga para comunicar y no voy a interceder en lo que fue la vida de la persona. Pero es muy loco, atender a la mañana y a la tarde decir «¿vos otra vez acá?».

– ¿Qué le dirías a los escépticos?

– Ojalá les dure mucho esa protección que usan para no encontrarse con realmente quienes son. El que dice que no cree es porque en realidad tiene mucho miedo a encontrarse con la verdad. Aquel que no le importa, ni siquiera te lo viene a decir. Pero el que tiene miedo, que es algo que nosotros generamos para no atrevernos, ese en realidad está bloqueando la energía porque tiene mucho más por saber pero tiene tanto temor que genera ese bloqueo. Mientras que lo puedan manejar, que lo sigan bloqueando. Y en algún momento si me necesitan ahí estoy. Me ha pasado de gente que me ha venido a ver y me dice «vine sin creer en nada y me voy llorando porque lo que me dijiste es tal cual». Es a lo que vine a este mundo.

Que no vendan el motorhome

Si tiene que elegir una anécdota (y tiene muchas), Noelia escoge esta, por lo divertida: 

Estaba trabajando en la costa, estaba atendiendo, y viene una chica y me dice “necesito una sesión urgente, ya”. Automáticamente me aparece el alma de su padre y me pide que la atienda, porque “me olvidé de decirle lo que hice con la plata». Tuve que frenar la atención con la otra persona, le expliqué, entendió. 

Entra la chica y le comunico lo que el papá me había contado. Entre risas y llantos me dice «todo eso que me estás diciendo es lo que yo tenía anotadito acá”, y me muestra el papel con todas las preguntas. El padre dice «la plata está en el motorhome, que se apuren porque si lo venden esta tarde sonamos». Ella llama a la persona donde estaba guardado el motorhome para la venta y le responden: «estoy tratando de cerrar la venta, calculo media hora más». 

Fue una locura. Lograr que no lo vendieran, que lo revisaran, hasta que encontraron la plata que el muy simpático de su padre en vida había guardado en el baño del motorhome. Fue entre llantos y risas. Cuando la chica volvió no sabía cómo agradecerme. Creo que el que la pasó peor fue el que iba comprar el motorhome, que no se llevó el regalito que traía con él.