Titiritera, marionetista e integrante de Hazmereír, realizó su transición de género durante la pandemia luego de entender que «todas, todos y todes tenemos la posibilidad de ser quienes queremos ser».
Por Natalia Duhalde
Lucila Manso, titiritera y marionetista que integra el colectivo Hazmereír de Mar del Plata, realizó su transición de género durante la pandemia luego de entender que «todas, todos y todes tenemos la posibilidad de ser quienes queremos ser».
Lucila nació en 1978 y vive en el barrio Bernardino Rivadavia. Tiene una hermana melliza, María Sabrina, y dos más: María Fernanda que vive en Estados Unidos y María Silvia que reside en Mendoza.
«Desde chica me di cuenta que sentía algo en mi interior donde comencé a identificarme más con el género femenino y una atracción por los hombres», cuenta a Télam.
Recuerda su infancia «hermosa rodeada de mis hermanas, primos y vecinos donde andar en bicicleta, jugar a las escondidas y hacer travesuras era algo cotidiano y divertido».
Una familia ligada al arte
Se crió en un hogar donde muchos miembros de su familia se dedican al arte. Hacen música, manualidades y cine.
«Es así que ingresé a crear marionetas, títeres, objetos excéntricos como máscaras, estructuras, escenografías en el colectivo Hazmereír que es un grupo de gente maravillosa que me permitió crear libremente», comparte.
Lucila Manso trabajó un par de años colaborando en la construcción de la «Falla Velenciana» que se monta cada año en marzo frente a la Plazoleta Almirante Brown -cerca de los emblemáticos lobos marinos marplatenses- y que es un atractivo único y típico de la ciudad.
«Actualmente estoy preparando unos títeres para enviar a Bariloche. Además durante mucho tiempo envié marionetas a Chile, Europa y Estados Unidos que fui preparando en el taller que tengo junto a Sol Lavítola en el Barrio Pompeya», detalla.
Un viaje iniciático
En el 2019, Lucila con su amiga Sol (que en ese momento se llamaba Lucas) viajó Europa donde realizó durante tres meses una gira por distintos países con su compañía de marionetas, mostrando su arte en festivales callejeros para quedarse por último un mes en la ciudad española de Barcelona.
Un viaje iniciático: «Creo que fue ahí donde me di cuenta que ya no tenía que esconder esa femineidad oculta que, acá en Argentina, me costaba blanquear. Pero al regresar a la Argentina tomé la decisión de hacer algo para transformarme en lo que soy hoy».
Luego llegó la pandemia de covid-19 y en Hazmereír comenzaron a realizar talleres de género «con debates, para hablar de temas relacionados con el abuso y fue ahí que recordé que yo desde los 7 años escribía un diario íntimo donde plasmaba todo lo que me pasaba y sentía».
Volver a nacer
Luego de unos meses y con el apoyo incondicional de su amiga Sol, Lucila Manso decidió, con 42 años, leerles a sus amistades más cercanas una carta con sus vivencias.
«Ese día nací de nuevo porque sentí el apoyo incondicional de mis amistades y dos días después lo hice con otro grupo de amigos y compañeros, para luego comunicárselo a mi familia», rememora.
Para ella «fue una liberación importante, porque me había ocultado por tantos años que comencé a vestirme como mujer con ropa que mis amigas me iban regalando, me comencé a maquillar y a ser esta Lucila que se muestra sin miedos».
«La pandemia me ayudó mucho, porque el solo hecho de usar barbijo los primeros tiempos me ayudó a ocultarme un poco, pero luego ya me mostré como quería» y en diciembre del 2020 formalizó su cambio de identidad de género y obtuvo su DNI.
Lucila no duda en manifestar que «la posibilidad de ser quienes queremos ser la tenemos todos, todas y todes».
Igualdades y la posibilidad de un trabajo
A las marchas del Orgullo las encuadra como parte de «un momento de quiebre en la historia para visibilizar que ya no somos tan minoría y si la hay tiene que ser igual que la mayoría».
Espera «el momento donde todo sea más natural y eso se refleja en los pre-adolescentes que ya vienen con otra cabeza y sin tantos prejuicios como nos criaron o fuimos nosotros».
Lucila tiene «una necesidad» que es conseguir «un trabajo estable donde, con mi profesión, yo pueda aportar un granito de arena para crear escenografías, espectáculos y mostrar esa creatividad e imaginación nata que me hace feliz».
Valora el cupo laboral trans que se aplica en la administración nacional y que van adoptando gobiernos provinciales y comunales.
«Dejé currículum en varios lugares, espero mi oportunidad de trabajo estable», resalta.
Encuentro nacional de titireteros
Ahora, está organizando junto al Espacio para el Arte (EPA), un colectivo de titiriteros marplatenses, el Primer Encuentro Nacional de Títeres en honor al fallecido y reconocido titiritero oriundo de esa ciudad balnearia «Pepe» García, que se presentará en distintas salas de Mar del Plata y además recorrerá de manera itinerante los diferentes barrios de la ciudad.
«En este encuentro habrá talleres, conversatorios de género y títeres, y charlas de gestión previamente programadas para toda la familia» concluye la artista.