Por Santiago Inchaurrondo
Pablo es fotógrafo aficionado y encontró en el Puerto y los barcos su refugio. Y se convirtió en un conocedor del lugar que refleja en fotografías los barcos y remolcadores del puerto marplatense.
La pandemia forzó a algunos a no quedarse en la zona de confort producto de una cuarentena que se prolongó durante varios meses por culpa del virus Covid 19. Muchos optaron por jugar al pádel, una de las primeras actividades que se permitieron. Algunos eligieron la bici que fue un boom y lo sigue siendo por citar algunos ejemplos.
Pero otros optaron por tomar fotos y este es el caso del marplatense Pablo Cattaneo. Esta es la historia de él. No se trata de un fotógrafo profesional sino de uno que tiene pasión. Tiene dos hijos, un nieto y una pareja. Trabaja en atención al público y es radioaficionado. Un simple hombre de 60 años que tuvo la fuerza de sortear en más de una posibilidad al virus. No la pasó bien y esa fue una de las razones por la que empezó a disfrutar de las imágenes que toma diariamente.
Bajo un tímido sol y una fría mañana en la ciudad de Mar del Plata, Pablo contesta y cuenta ante cada pregunta con su cámara como acompañante, y reafirma una y otra vez que uno debe hacer lo que le gusta. Que hay que disfrutar de las cosas, del día a día.
La idea de caminar que le sugirieron por contraer el virus no le terminaba de cerrar. Y encontró en la fotografía y los barcos una pasión que lo mantiene atareado. “Sesenta años tengo, muchos de ellos trabajando varias horas. Cuando estás enfermo te das cuenta que tenés que aprovechar el tiempo, cuando estás bien de salud no te importa nada. Así es como empecé a disfrutar de hacer ciertas cosas como por ejemplo, lo de sacar fotos” cuenta Pablo.
El puerto y los barcos
Sus fotografías se basan en los distintos barcos, remolcadores que se sitúan en el Puerto de Mar del Plata. Sabe el nombre de cada una de las navegaciones, pero aclara una y otra vez que no conoce a nadie en el ambiente. Agrega que lo que más quiere es que la foto le guste a los tripulantes y a sus familiares.
“Siempre me gustó sacar fotos así que estudié fotografía. Mi rutina consiste en bajarme en el centro comercial del bondi y comenzar a caminar e ir sacando fotos”, relata.
Ciento de fotos por día
La historia con la cámara de fotos tiene lugar tiempo atrás. Hace unos años desempolvó una cámara chiquita que tenía. Después un familiar le prestó otra que es la que usa hoy en día. Además cuenta que toma unas cuatrocientas fotos por día.
“Lo de las fotos es un hobby, no un negocio. No hay plata de por medio Es raro lo sé”, sentencia Pablo Cattaneo. A tal punto que le han ofrecido plata y mercadería en forma de pago. “Yo saco fotos porque me gustan y del Puerto de Mar del Plata. Yo de barcos, pesca y puerto no se nada. No conozco a nadie”. Saco las fotos porque a mi me gusta” repite menudamente el fotógrafo.
Se pasa horas esperando la entrada y salida de barcos en la bajada del golf. Fue aprendiendo. Sabe de la existencia de cuatro remolcadores. Todo gracias al día a día y a las fotos. Hasta llegó a conocer gente que navega y les manda las fotos.
Además, posee una aplicación que se fija en los movimientos de Barcos de Mar del Plata. Y lo ayuda mucho para organizarse. La rutina es todas las mañanas y a la tarde, trabaja.
“Es una pasión. Yo saco la foto porque quiero. A veces me avisan y salgo corriendo desde casa. Voy aprendiendo. Ahora hasta se los nombres de los barcos. Conozco a los guardianes del buque que son una especie de serenos y me avisan cuando salen algunos navíos.” cuenta con gusto Pablo.
Por último, vuelve a remarcar la importancia de haber encontrado un hobbie y pasión. Pudo haber sido gracias a los inconvenientes de salud que tuvo que pasar por el Covid, el encierro, etc. Pero su historia de vida nos hace pensar si estamos disfrutando de nuestras pasiones como lo hace Pablo.