De exitosas bandas como BTS o Blackpink, hasta el furor por lo audiovisual como Parasite o El Juego del Calamar, la ola coreana -o Hallyu- es cada vez es más popular. Jini, una creadora de contenido que llegó a la Argentina desde Corea del Sur y es la primera locutora de origen coreano que habla en español, explicó de qué se trata ese fenómeno.
Jini llegó a la Argentina desde Corea del Sur con su familia cuando era una nena y no sabía ni una palabra en español. El destino planificado era Australia, pero un hombre en el Consulado les aconsejó viajar a este país, y todo fue de casualidad en una charla de ascensor. Buenos Aires se convirtió en la tierra en la que viven hasta hoy. Con corazón bicultural y apasionada tanto por el asado como por el kimchi, Jini recuerda en diálogo con Télam esa historia que la convirtió en un puente entre ambas costumbres y todo lo cuenta en un perfecto español.
Del por qué del boom del Kpop (Korean Pop Music), un movimiento que no solo se enfoca en la música pop coreana, con bandas exitosas como BTS o Blackpink, sino también en series y danzas, hasta llegar al concepto que engloba este fenómeno mundial conocido como “Hallyu»: la ola coreana.
Cuando con sus padres y herrmanos arribaron al país se encontraron con ese territorio grande del que les habían hablado: «Corea tiene el tamaño de Chaco y viven 50 millones de personas, es como si todos los argentinos y uruguayos vivieran en esa provincia», graficó Jini a Télam. Pero una estafa al poco tiempo de haber llegado los hizo empezar de cero, de nuevo.
La vida transcurrió y ella se graduó de abogada en la Universidad de Buenos Aires y es la primera locutora (ISER) de origen coreano que habla en español en Argentina. Hoy se desempeña como corresponsal en medios surcoreanos y se convirtió en una referente de la cultura coreana en español en redes sociales.
Hace cinco años abrió su canal de YouTube, que supera el millón de suscriptores, y se encontró con que muchos seguidores de bandas coreanas querían entender la letra de las canciones: «Hace un tiempo no había muchos institutos de coreano, en algunos pueblitos muy alejados era muy difícil encontrar profesores y si había eran muy caros».
«Decidi entonces hacer videos dando clases de coreano por YouTube, con una pizarra porque tengo el corazón de tiza y me gusta mucho enseñar, pero pensaba ‘quizá nadie los va a ver'». Pasó lo opuesto, fueron los mismos fans quienes se los empezaron a pedir y les llenaron el canal con mensajes de agradecimiento de toda América Latina: “Por mi situación económica no puedo pagarme un profesor y estoy aprendiendo con tus clases”, les decían, hasta personas que aprendiendo con sus videos comenzaron a enseñar coreano en sus barrios.
Esas clases acompañaron el despegue de su canal, en paralelo con el crecimiento del kpop, y su comunidad a quienes ella llama «JiniChingus».
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Del Kpop a la ola
Hace una década, el «Gangnam style» del cantante surcoreano Psy -que en YouTube alcanzó las mil millones de reproducciones en solo 159 días- germinó el camino. La cuestión pasó de ser un consumo cultural de nicho, especialmente con el cine surcoreano, a una masificación que le valió un nombre: la ola coreana, o en la propia lengua «Hallyu». Los estudios sobre este tema comenzaron multiplicarse y en 2013 se fundó la «World Association for Hallyu Studies».
A nivel cuantitativo, las redes reflejan este fenómeno: en los charts de YouTube, el grupo surcoreano Blackpink -formado por Jisoo, Jennie, Rosé y Lisa- está en el podio de las dos canciones populares en todo el mundo con Shut Down y Pink Venom.
El canal de la exitosa banda BTS, acrónimo de Bangtan Sonyeondan (que se traduce al español como “boy scouts a prueba de balas”), rompió los récords en esa plataforma al superar los 70 millones de suscriptores.
En Twitter, las conversaciones sobre el denominado K-content –que incluyen tuits sobre bandas, series y películas coreanas- creció un 546% en la última década, según informó recientemente YeonJeong Kim, directora global de K-pop y Kcontent en esa red social.
La ultra premiada pelicula «Parasite» , o la hiperpopular serie «El Juego del Calamar» visibilizaron esta ola que se viene gestando hace tiempo: «El Juego del Calamar fue un fenómeno, los mismos coreanos nos quedamos sorprendidos del impacto que tuvo esa serie en el mundo y es increíble que una serie coreana hablada en coreano haya llegado a ese punto», manifestó Jini.
«Lo que también generó esa serie es transmitir algunas cuestiones sociales muy profundas de Corea, muchos entendieron el mensaje que a veces tiene que ver con la sociedad competitiva, como que si uno no es útil se descarta. Fue muy interesante a nivel de conocimiento profundo de una problemática de la sociedad. Hay quienes les gustó y a otros no les gustó la forma de expresar esos contenidos, pero es un fenómeno histórico».
Se empieza a formar también un propio idioma, un código entre los seguidores de esta cultura: por ejemplo, los dramas son las series coreanas, comentó Jini. Antes, tal vez algunos lo confundían con el género en sí, pero es una forma de llamar a series y novelas que muchas son furor, como la abogada Woo.
El sábado 8 de octubre habrá en la ciudad de Buenos Aires una fiesta Kpop que reunirá muchas de esas tendencias en un solo lugar. Tendrá lugar a partir de las 12 del mediodía en Niceto Club y es un evento para toda la familia.
Con la conducción de Jini, la cultura del Pop Coreano se hará presente con shows de fandancers (bailarines), sorteos, concursos, premios, comida coreana, un bar de glitter, entre otras atracciones.
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Una insignia del kpop: las bandas
«BTS es casi un país, en términos de PBI», ilustró Jini. «A mí, como coreana, también me genera esa curiosidad: qué es lo que hace que gusten tanto de mi cultura, de la música de mi país, de BTS, por ejemplo».
Así que ella le suele preguntar a los fans y las respuestas le llaman la atención, según cuenta: «Porque capaz que uno dice, sigo a tal banda porque me gusta fulanito o me gusta la estética, pero los verdaderos amigos de la cultura coreana responden que les gusta la cultura, los valores, el respeto a las personas mayores, la dedicación».
Una de las particularidades de las bandas kpop es cómo se forman: «Quienes la integran tuvieron que transitar un camino muy competitivo. Primero, tienen que entrar a una agencia y para hacerlo a veces la competencia es de 5.000 a 1».
Una vez que ingresan a la agencia, reciben entrenamiento muy específico y muy global, desde baile, canto, acting, idiomas, oratoria.Los forman como artistas integrales y ese entrenamiento puede durar de uno a diez años.
«Obviamente hay un enorme sacrificio y son chicos, a veces, de 15 años. Por eso, mantienen esa humildad. Si vos le preguntás a un fan de BTS, que se denominan Army, ellos te van a decir que destacan la humildad de BTS. No importa dónde llegaron, mantienen ese centro en la tierra».
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Más allá de la música
Dentro del «kfood», no solo el kimchi es el plato estrella porque también se empiezan a conocer otros, como la receta de dongtaejeon (tortilla de merluza) o la hamburguesa coreana «tteokgalbi», que Jini comparte en sus videos.
«Tengo además un canal que se llama jini trend, que no solo se trata de maquillaje sino también del cuidado y la salud de la piel. Ha cambiado mucho el concepto de kbeauty y ahora va más allá los productos cosméticos, como las famosas mascarillas coreanas o el concepto BB cream».
Por ejemplo, hace unos años, comentó Jini, en el mundo occidental está muy de moda el acabado mate de la piel, que no te brille porque parece que tenés grasitud. «En Corea es al revés, tenemos el efecto ‘chok chok’ (una especie de efecto mojado), que a eso lo comparamos con la salud de la piel porque significa que está bien humectada. Esos conceptos antes chocaban un poco, pero ahora también se empiezan a adoptar».
Con el correr del tiempo, Jini fue notando que el interés sobre su cultura se fue volviendo más profundo y los seguidores se empezaron a interesar por otras cuestiones, como las noticias coreanas, cómo funciona la sociedad, o el «por qué el sistema educativo es tan estresante».
«Si hay algo que yo intento contribuir desde mi humilde posición, al conocer las dos culturas es fomentar la tolerancia y el respeto hacia la otra cultura. No porque seamos antagónicos, en algunas formas, o cómo nos expresamos o entendemos ciertas cosas, no significa que uno sea bueno y el otro malo», explicó.
En ese sentido, dijo que cuando recibe alguna pregunta en la que tal vez le cuestionan ciertas cosas «o inclusive hasta me preguntan ‘por qué hacen ruido cuando comen’, quizá puede sonar un poco llamativo, pero yo trato de no tomarlo así porque en general mis Jinichingus lo hacen desde el respeto y de un interés muy sincero. Entonces cuando uno percibe eso, lo devuelve de la misma manera».
«Y cuando no es así, también: si uno recibe un flechazo, que quede acá porque si uno lo devuelve va a ser para explosión. Tratamos de mostrar con el ejemplo que las culturas que son muy diferentes, no significa que tengamos que alejarnos o que no nos podamos llevar bien, siempre basados en el respeto podemos convivir. Hasta las formas de saludarnos son diferentes, pero qué hermosas son estas diferencias».
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Cómo reciben los coreanos este boom
«Hay cosas que los coreanos aún no se dan cuenta de este boom, porque quiérase o no aún es una sociedad muy chiquita. Salimos de la guerra hace más de 60 años y pasamos a ser de uno de los países más pobres del mundo a convertirnos en una de las potencias económicas».
Se conoce al impresionante crecimiento económico de Corea del Sur como «El milagro del Río Han», y contextualiza «esa historia tan vertiginosa», calificó Jini. «Mi padre me dice que era un lujo comer tres veces al día hace 50 años, de hecho, el promedio de peso o altura de las personas coreanas en esa época era inferior al de ahora porque la gente no tenía una alimentación balanceada».
La economía de Corea del Sur pasó de ser agraria a industrial y entre sus datos detentan el internet más veloz del mundo. Actualmente, el país ocupa el décimo lugar entre las mayores potencias económicas del mundo y el cuarto en Asia.
«Surgió un Samsung, un Hyundai y algunas empresas familiares crecieron y se expandieron en el mundo, y creció el país. Es una sociedad que recién se está abriendo al mundo y todavía hay gente que le tiene miedo a lo foráneo, pero también toda una nueva generación muy abierta».
De hecho, concluyó Jini, «cada vez más jóvenes coreanos llegan a América Latina, les encanta y lo relacionan con la pasión». Ese puente es el que ella, al conocer las dos culturas desde adentro, asume el rol de divulgar.