La seleccion argentina de básquet inicia el camino hacia los Juegos Olímpicos de París 2024. El equipo también tiene «marplatenses por adopción».
El seleccionado argentino de básquetbol comienza un nuevo sueño el próximo miércoles 16 de agosto. Buscará ingresar en el cuadro de los Juegos Olímpicos de París 2024. Los cinco anillos resultan un viejo amor para la Confederación Argentina de Básquetbol, más aún tomando en cuenta lo obtenido en el 2004 con la Generación Dorada.
Quizás, muy en el fondo de su alma, cada integrante del seleccionado que dirige Pablo Prigioni, debe ilusionarse con el hecho de homenajear a la Generación Dorada de Sydney, 20 años después de aquella proeza.
Comienza la remada para seducir a la medalla dorada, que hace ya cuatro ediciones se deja llevar por los encantos del básquetbol estadounidense, que cada día que pasa mejora sus equipos y por más que varios seleccionados le hayan dado pelea, no pueden vencer a aquel dream-team.
El camino no será sencillo. Santiago del Estero recibirá a los subcampeones del Mundial 2019, que buscarán vencer a Bahamas (con cuatro NBA) y Cuba en los duelos del Grupo A. Panamá, quien integraba también un cupo, se bajó por disposición de FIBA.
Las citas, serán el miércoles 16 de agosto a las 21:10 ante los bahameños en el Estadio Ciudad, correspondiente al último campeón de la Liga, Quimsa; mientras que el jueves 17 de agosto a las 22:10 jugarán ante los cubanos en el Vicente Rosales, de Olímpico La Banda. En el grupo B, por su parte, se encuentran Uruguay, Islas Vírgenes, Colombia y Chile.
El formato del torneo
El formato del torneo respeta una tradición de hace años. Los dos primeros de cada grupo irán a las semifinales y en la posterior final, solo el campeón será quien clasifique al torneo previo a los Juegos Olímpicos del 2024, donde participarán 24 equipos y cada uno esos “micro-torneos” otorgarán un pasaje a la cita olímpica.
Claro está que, como casi siempre, hay una cuota de Mar del Plata en el equipo. Ya sea por sangre o por adopción. Dos jugadores integran el primer micro-grupo, tomando en cuenta que son de la raíz de la ciudad, y uno puede imaginar en el pasado sus primeras andanzas en los aros de las Plazas Mitre, Roca o España.
Ellos son Luca Vildoza y Patricio Garino. El primero, oriundo de Quilmes, sigue su camino en Europa, en esta oportunidad en el Panathinaikos de Grecia, un país apasionado por el básquet, con una cuota de fútbol, tomando en cuenta que es uno de los equipos más grandes de aquel país. El segundo salió de Unión, y ahora se encuentra en el Básquet Girona, que también tiene tintes futbolísticos.
Los marplatenses por adopción
Los marplatenses de adopción también conforman la plantilla de Pablo Prigioni. El máximo exponente en este grupo de jugadores que no son, pero que estuvieron en Mar del Plata, es Facundo Campazzo; pero podemos mencionar también a Nicolás Brussino y Juan Ignacio Marcos, que también desplegaron su talento en la ciudad. El resto del plantel se compone de jugadores conocidos y otros tal vez no tanto.
Pablo Prigioni convocó un mix de experiencia y juventud. Por lo que uno puede ver a Carlos Delfino, Gabriel Deck, Máximo Fjellerup o Lucio Redivo, quienes integraron el proceso del subcampeonato en China o incluso la generación dorada y por otra parte el surgimiento de chicos, como Lee Aaliya, codiciado por las
universidades de Estados Unidos, que se suma a otros juveniles como Santiago Trouet, Gonzalo Corbalán, Tomás Chapero, Juan Fernández y Gonzalo Bressán, entre otros.
La etapa previa contó con algunos amistosos para los dirigidos por Pablo Prigioni, tales como el duelo ante Catalunya con victoria 94 a 88 (11 puntos de Facu Campazzo); y otros triunfos por 66 a 65 ante Venezuela; 101 a 87 frente a República Checa (27 de Nico Brussino), y 120 a 71 contra Uruguay (20 Puntos y 11 Asistencias para Facundo Campazzo). En el medio, un tropiezo ante Bélgica, por 85 a 84.
Argentina comienza a remar. La no participación en el Mundial de Asia lo llevará a tomar una mayor responsabilidad para estar en París y tener su revancha. La cuota de básquet y el talento siempre está. El camino es largo, pero a 20 años de la proeza en Sydney 2004, el oro olímpico está entre ceja y ceja.