El actor, dramaturgo y director argentino José María Muscari, brilla en la temporada marplatense con una obra que se encuentra en cartelera por segunda vez consecutiva. La obra, que concluye sus presentaciones  en Mar del Plata el 3 de marzo, regresa a Capital Federal para hacer la cuarta temporada.

Por Alejandra Bertolami

José María Muscari, es un actor, dramaturgo y director argentino. A los 12 años comenzó a estudiar teatro motivado por el deseo de ser actor, desde esa edad se formó en el campo de la actuación y debutó en la actuación a los 16 años en el espectáculo «Necesitamos Oxígeno» (de su autoría). A los 18 años, hizo su primera experiencia piloto como dramaturgo y director de un espectáculo de intertextualidad poético llamado «Criaturas de las sombras». Desde ese entonces, no cesó su crecimiento personal y laboral.

Trabajador incansable, brilla por segunda vez en la ciudad con su obra “Perdida Mente”, se encuentra abocado a la paternidad y disfruta de la ciudad que lo vio crecer.

-¿Cuál fue la inspiración para crear Perdida Mente?

-Viene de hace mucho tiempo atrás en mi cabeza. Después de hacer una obra como SEX que tenía tanto que ver con el cuerpo y lo performático, tenía ganas de hacer una obra de teatro que no tenga que ver con eso y que sea una obra de teatro de texto, tenía ganas de que la neurociencia se volcara a un espectáculo y eso es lo que, con Mariela Asensio, la autora, investigamos el mundo de la neurociencia y con todo ese material nos pusimos a escribir la obra.

En realidad, era la sensación y deseo de unir varias cosas: hacer una obra de texto sobre el cerebro y los pensamientos, esta pata de la neurociencia tenía ganas de volcarlo en una obra de teatro. Con todo eso y la aventura y deseo de escribir en conjunto con alguien surgió Perdida Mente, una obra de teatro que tenía escrita antes de la pandemia y, apenas se abrió, pudimos hacer la puesta en escena. De hecho, Perdida Mente es la primera obra de teatro que se estrenó post- pandemia.

Una obra que se ensayó bajo protocolo, un espectáculo que no tiene vínculo físico.

-Deja un mensaje muy importante al final, ¿Sentís que las obras tienen que dejar un mensaje o invitar a la reflexión?

-Me gusta que eso suceda, pero, no es algo que me proponga a priori, por supuesto que siento que está buenísimo lo que deja la obra, sobre todo lo que reflexiona sobre un tema como el Alzheimer, pero no es que hice la obra para dejar determinado mensaje. Lo hice para hablar de lo que tenía ganas y de esa forma me lleve a un espectáculo con contenido, entretenido, con buenas actuaciones, a eso se le suma el plus que se toca un tema que está poco transitado por el teatro y cero transitado por la comedia.

Si bien hubo algunos espectáculos que quizás tocaron el tema del Alzheimer, películas como “El padre” o “El hijo de la novia”, fueron siempre desde el drama, lo atractivo o lo diferente, creo yo, que parte del éxito de Perdida Mente, es que la obra pone un pie muy fuerte dentro de lo que es la comedia y el concepto de que uno también puede reírse de ese resquebrajamiento, para eso tiene mucho que ver la construcción de los cinco personajes.

-Están muy bien elegidas las actrices, ¿Cómo fue el proceso de selección?

-La obra la estrenamos con Leonor Benedetto y Ana María Picchio desde el primer ensayo. Ana María, eligió ese personaje porque sintió que tenía un objetivo noble en el relato y después se estrenó originalmente con Julieta Ortega, Patricia Sosa y Karina K, hicimos temporadas extraordinarias. Después de eso, las actrices se fueron para otros proyectos y ahí aparecieron Ileana Calabró, Mirta Wons y Emilia Mazer, con quienes ya había trabajado y las llamé porque sabían que eran infalibles.

La obra es una alquimia entre las actrices originales y nuevas actrices que, para mí, no son nuevas. Las vuelvo a elegir por la calidad de persona. Es muy sorpresivo ver a Ileana hacer una obra de estas características y este rol. Emilia, hizo cerca de diez obras mías a lo largo de estos veinte años, nos conocemos y queremos mucho.

Y en el caso de Mirta, trabajé con ella el año pasado y me quedé con sensación de gusto a poco y quería seguir trabajando con ella y no me equivoqué. Las tres brillan y es impresionante lo que pasa en el escenario con ellas y eso se traslada abajo del escenario

-¿Cómo ves la temporada? ¿Cómo les está yendo?

Estoy recontento. Mis expectativas para la temporada eran más humildes básicamente porque, la obra, es la única de Mar del Plata que repite temporada en la cartelera comercial. Por lo que pensé que íbamos a desnivel, por decirlo de alguna manera, porque el resto son estreno. Todas las otras obras son novedad entonces mis expectativas eran moderadas y fueron muy superadas por como va la temporada. Tenemos una media entre 200 y 300 espectadores por noche. 

-Son muy buenos números para una obra que no tiene escándalos mediáticos, no está en la tormenta, las actrices, la obra y yo no nos nutrimos de nada que tenga que ver con el escándalo así que con todos esos condimentos estoy súper contento, apostando a la continuidad. Me encanta que mucha gente que la vio la vuelve a ver,  siente que es otra obra, que está reescrita y no es así, simplemente el trabajo de las nuevas actrices hizo que algo de la línea cambie. Estoy muy contento y con mucha expectativa con todo lo que sigue. 

-Ahora que sos padre, ¿Te imaginas escribiendo una obra de ese vínculo?

-Creo que uno es un todo, es decir: escribo, hablo, respondo los reportajes, hablo en mis redes, creo espectáculos sobre lo que me pasa. Mi forma de ser un creador a veces se traslada a una obra de teatro, a veces dirigirla, a veces actuarla, a veces hacer contenido en mis redes, a veces a conducir un programa en la tv o ser el entrevistado y la única forma de atravesar todos esos lugares, es siendo quien soy. Para eso, tengo que estar muy conectado con lo que me pasa y en lo que me pasa en este momento: la paternidad, la adopción, la historia de Lucio, ocupa un lugar protagónico fundamental. Si bien no está en mis expectativas directas  e inmediatas hacer una obra sobre esto, si creo que en algún momento ese color va a aparecer porque tiene que ver con mi existencia.

Ahora, a priori, mi año continúa apoyando de manera muy ferviente Perdida Mente, que seguro hará una gira a nivel nacional y por el otro lado, con Sex, que es un espectáculo que está en Buenos Aires y le va muy bien  y va camino a convertirse en un clásico. Después de “Brujas” y de “Toc toc”, que son las dos obras con mayor tiempo de permanencia en la cartelera teatral de Buenos Aires sigue Sex, que va camino a su quinto año.

–¿Cómo es hacer temporada en Mar del Plata? ¿Qué planes son los que más te gusta hacer en la ciudad?

-Amo Mar del Plata, ocupa un lugar muy grande en mi corazón desde que soy muy chico: mis viejos trabajaban todo el año para poder traerme de vacaciones una semana en Mar del Plata en el verano.

De adolescente, venía con familia o amigos y la salida obligada era ir al teatro, cuando yo ya me dedicaba al teatro. Siento que es una ciudad que lo tiene todo.

La playa, el mar, la oferta gastronómica y esencialmente es uno de los lugares más emblemáticos con el vínculo con el teatro.

La gente de todo el país viene a pasar sus vacaciones sabiendo que el teatro es la cita obligada de la noche, eso la convierte en una ciudad ideal para mí en donde no solamente me encuentro con todo lo que me gusta hacer en Mar del Plata, sino que tengo la tranquilidad de que es un lugar donde mi trabajo funciona y en donde puedo ver otras obras de teatro que me gustan.

Hay mucha oferta y está buenísimo lo que pasa en la ciudad a nivel teatral y turístico.

-¿Qué otro proyecto te depara para el 2024?

-En principio, hay varias posibilidades de volver a la televisión, hay propuestas dando vueltas. A pesar de ser aventurero y vanguardista, para algunas cosas soy bastante clásico, entonces siento que estamos en un proceso de cambio: social, económico y político, culturalmente hablando, siento que es un momento en donde prefiero quedarme con lo que tengo en escena que hacer un nuevo espectáculo. Eso coincide con mi rol en la paternidad, que está bueno darle un espacio y un lugar importante en mi vida.