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noviembre 21, 2024
parroquia Sagrada Familia
Lo de Acá

Pesca y religiosidad: un camino que desemboca en el Puerto

Las costumbres del mezzogiorno y la influencia de padres orionitas dieron forma a una particular liturgia de los muelles. Los pescadores en la Biblia y las postales cristianas desde Sagrada Familia hasta la Banquina.

 

Por Thomas Lahitte

Panes y peces multiplicados, noches sin pique que transmutan en abundancia, caminatas sobre el agua en medio de la tormenta. La narrativa bíblica está llena de escenas vinculadas a la pesca. Los inmigrantes italianos del mezzogiorno que formaron la primera villa de pescadores en Mar del Plata trajeron consigo santos protectores y garantes de buenos lances. La obra orionita, con el Padre Dutto a la cabeza, así como las Damas Vicentinas terminarían de darle forma a rituales y sitios que perviven al día de hoy. 

La Semana Santa, tal vez el lapso narrativo más trascendente del cristianismo, trae aparejadas escenas de gente agolpada en las pescaderías de la Banquina. El Viernes Santo, día de la crucifixión y muerte de Cristo, no se pueden comer carnes rojas. Aunque los motivos tienen un origen difuso que oscila entre el ayuno y la economía, la tradición indica que sí se permite el pescado. 

Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: “Lleva la barca mar adentro y echen las redes para pescar”. Simón respondió: “Maestro, por más que lo hicimos durante toda la noche, no pescamos nada; pero, si tu lo dices, echaré las redes”. Así lo hicieron y pescaron tal cantidad de peces, que las redes casi se rompían.

(Lucas 5; 4-7)

El mapa cristiano-portuario cuenta con varios puntos neurálgicos. Uno se encuentra en el final del pedregoso y salino trayecto de la Escollera Sur: la escultura de San Salvador, más conocido como “el Cristo”. Hacia fines de enero, la comunidad carga con la figura del santo patrono desde la parroquia Sagrada Familia, ubicada en Rondeau 551, hasta la Banquina de Pescadores. 

Paseo Acitrezza
Paseo Acitrezza, en la plaza ubicada entre Sagrada Familia y la Vieja Usina.

Allí las “lanchitas amarillas” realizan la procesión náutica y el Obispo bendice las artes de pesca y los frutos de mar ante la atenta mirada de Santa María de Scala, otra de las figuras claves de la liturgia portuaria. 

Según reza la inscripción de la escultura, la madonna cuenta con una larga trayectoria de protección de los humildes. De la erupción del volcán Etna (1669) al maremoto de Messina (1908) pasando por la Primera Guerra Mundial. Los scalotos asentados en el puerto pidieron desde un comienzo el socorro de la patrona ante los peligros del mar. 

(….) mientras la barca ya iba bastante lejos de tierra firme. Las olas azotaban la barca, porque tenían el viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos caminando sobre el agua.  Cuando los discípulos lo vieron andar sobre el agua, se asustaron, y gritaron llenos de miedo: “¡Es un fantasma!”  Pero Jesús les habló, diciéndoles: “¡Calma! ¡Soy yo: no tengan miedo!”

(Mateo 14; 24-27)

Estatua de María SS. della Scala
Estatua de María SS. della Scala sobre la Banquina.

Santos, bautizos y calendarios

Varios trabajos de la UNMdP como “La Iglesia Católica y la religiosidad popular de los italianos del mezzogiorno en el puerto de Mar del Plata” (Castro)  o “Mundo obrero y catolicismo social” (Portela) sugieren que la instauración de la fiesta de San Salvador se dio en parte por la influencia de agentes externos a las comunidades como los padres orionitas o las Damas Vicentinas. 

Cada pueblo contaba con un santo propio, algo que queda claro en el extenso cronograma de fiestas patronales: en febrero San Antonio, patrono de Sorrento; en marzo San Giovanni Giusseppe della Grece, patrono de Ischia; en abril San Giorgio, patrono del Testaccio; en mayo San Costanzo, de la Isla de Capri; en junio San Juan Bautista de Acitrezza, Sicilia.

Si bien más de 12.000 kilómetros y 3.000 años separan el Mar de Galilea bíblico de la costa marplatense, religiosidad y pesca continúan confluyendo. Mientras que los apósteles eran testigos de la obra de Jesús, los pescadores modernos imprimieron la fe en los cascos de los buques que pueblan la Banquina, a los que bautizaron con los nombres de Santos y Santas.

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