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noviembre 20, 2024
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El Pato de Punta Mogotes: Un ícono marplatense con más de cinco décadas de historia y legado familia

«El Pato» de Punta Mogotes es un emblema icónico de Mar del Plata que ha cautivado a turistas por más de cinco décadas. Esta nota relata la fascinante historia de Ana María Mateos y Guibert Englebienne, quienes dejaron La Plata en 1971 para embarcarse en un sueño familiar en la costa. Tras comprar un pequeño local conocido como “El Triángulo”, transformaron el espacio en «El Pato», un negocio que ha sabido adaptarse a las necesidades de los turistas a lo largo de los años

Por Cristian Englebienne

«El Pato» de Punta Mogotes es un protagonista que se repite una y otra vez en las fotos de millones de turistas a lo largo de las últimas cinco décadas. Es la principal referencia que encuentra todo aquel que da sus primeros pasos por las playas y el paseo comercial del sur de Mar del Plata. Este icónico negocio no solo es un símbolo vivo, sino también una parte integral de la identidad de “La Feliz”.

La historia de este negocio familiar se remonta a principios de los años 70. En 1971, Ana María Mateos y su esposo belga, Guibert Englebienne, decidieron dejar La Plata para mudarse a Mar del Plata. Llegaron con ilusiones y la ambición de dar forma a su propio emprendimiento familiar. Un año después, en 1972, compraron un espacio conocido como “El Triángulo”, compuesto por tres locales, ubicado en la Avenida Martínez de Hoz al 2505.

Cómo era el lugar

Ana María Mateos y su esposo belga, Guibert Englebienne

Originalmente, “El Triángulo” estaba dividido en tres partes: un local vendía artículos de playa, otro carnadas para pesca, y el tercero pasajes de transporte. Mateos y Englebienne unificaron estos espacios en un único comercio que se enfocaba en satisfacer las necesidades de los turistas. Así nació lo que eventualmente se conocería como «El Pato», en sociedad con los hermanos Muzio, conocidos hoy por su empresa Mia Seafood.

Con el tiempo, la sociedad se disolvió y los Muzio siguieron con el laboratorio fotográfico, mientras que la pareja se quedó con «El Pato». Este negocio se ha convertido en un punto de referencia esencial para quienes visitan Mar del Plata, vendiendo todo lo necesario para disfrutar de un día de playa y más.

El comercio siempre ha sido de temporada, atendiendo cualquier necesidad del turista, lo que ha llevado a constantes reconversiones. Inicialmente, se centraba en artículos de fotografía, pero con el tiempo, incorporaron la venta de productos de jardín, mobiliario para balnearios y cafeterías, y una amplia gama de artículos playeros.

Uno de los aspectos más fascinantes de «El Pato» es su famoso muñeco gigante. Cuando la familia compró el negocio, el pato ya estaba en el lugar. El misterio sobre sus orígenes es parte del encanto de «El Pato», permitiendo que cada visitante tenga su propia versión de la historia.

Un negocio familiar

Hoy en día, «El Pato» sigue siendo un negocio familiar, administrado por los hijos y nietos de Ana María y Guibert. La dedicación y el amor por el negocio han permitido que continúe siendo relevante y atractivo para las nuevas generaciones de turistas.

El negocio ha sabido adaptarse a las cambiantes demandas de los turistas a lo largo de los años, ofreciendo desde televisores en alquiler hasta una variada gama de recuerdos y artículos para la playa. La nostalgia juega un papel fundamental, ya que muchos visitantes regresan cada verano para revivir los recuerdos de su infancia y compartirlos con sus hijos y nietos.

«El Pato» de Punta Mogotes no es solo un negocio; es un símbolo de la resiliencia y adaptación, un lugar lleno de recuerdos y emociones para muchas generaciones. La historia de esta familia y su negocio es un testimonio del espíritu emprendedor y la capacidad de reinventarse. Con una mirada puesta en el futuro, la familia Englebienne continúa trabajando para mantener viva la esencia de «El Pato» y seguir siendo un lugar icónico en Mar del Plata.

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