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octubre 10, 2024
Lo de Acá

Triste Día de la Niñez: la pobreza infantil sube al 53% y se consolida la malnutrición en Mar del Plata

Por Natalia Muñoz

En el marco de un nuevo Día de la Niñez, que se celebra este domingo 18 de agosto, se conocieron las cifras de la realidad que atraviesa a infantes y adolescentes en Argentina y en Mar del Plata. En paralelo, se acumulan las convocatorias para donar juguetes, golosinas, ropa, alimentos a diversos comedores y merenderos de todos los puntos cardinales la ciudad. ¿Qué comen las y los más chicos? ¿Están alimentados?

El pasado 12 de agosto, Unicef Argentina lanzó la campaña “El hambre no tiene final feliz” para concientizar sobre la pobreza en la que viven miles de niños y niñas en nuestro país. A ello, le acompañó el duro resultado de la octava encuesta a hogares de niñas, niños y adolescentes: un millón de chicas y chicos se van a la cama sin cenar, y esa cifra se eleva a un millón y medio si se incluyen aquellos que se saltean alguna comida durante el día.

El día siguiente, el Consejo Local de la Niñez realizó una conferencia de prensa. Sus autoridades advirtieron que Mar del Plata atraviesa una situación “alarmante” y que, a la vez, hay un “retroceso nefasto” en materia de políticas tendientes a garantizar los derechos básicos de las infancias.

Un cifra preocupante

Un relevamiento llevado adelante por la entidad arrojó cifras preocupantes: el 53% de las niñas, niños y adolescentes que viven en Mar del Plata son pobres. Otra vez: más de la mitad de las personas menores de 18 años carece de posibilidades de satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, salud, higiene y educación.

Esa realidad se encuadra, también, en que más de 15 mil personas, en su mayoría infantes en situación de vulnerabilidad, asisten a comedores y merenderos en Mar del Plata por un plato de comida.

El contexto en que esta situación evoluciona no resulta alentador. El Consejo Local de Niñez presentó una solicitada bajo el título “Niñeces solas, vulneradas y cuestionadas” como complemento a lo expuesto en la conferencia. Allí apuntan contra el gobierno nacional y el municipal. En ese texto, resaltan que “la ideología que prioriza la lógica del mercado y la destrucción del Estado pone en peligro la existencia de la niñez como un periodo de la vida que la sociedad debe proteger”.

En el documento también se expresa una extrema preocupación por la falta de recursos en áreas críticas como salud, educación y asistencia social en la ciudad. “Nos preocupa el trabajo precarizado, poco valorado y respetado de los operadores de calle quienes acompañan a adolescentes y jóvenes y sus familias”, ilustraron sobre el vaciamiento de programas.

En otro ejemplo, resaltaron: “la trasferencia monetaria como la tarjeta de compra de alimentos que ofrece el Municipio de $876 resulta irrisoria frente al monto necesario para cubrir la canasta básica alimentaria que estima el INDEC, y los servicios alimentarios que se ofrecen en los distintos espacios donde transcurren las niñeces son insuficientes y muy poco nutritivos”.

Un aumento que no llegó

Aquél primer ítem hace referencia a la tarjeta alimentaria municipal, una política que se desprende de la Secretaría de Desarrollo Social y que fue creada en 2011. La última actualización del monto cargado mensualmente se dio en 2019. La aún hoy titular del área, Vilma Baragiola, había anunciado en diciembre de 2022 un incremento del 100% del dinero de la tarjeta. Ello nunca se hizo efectivo, aduciendo que el papeleo está trabado en el área de Hacienda. Hace dos años.

A su vez, disminuyen la cantidad de beneficiarios de ese programa municipal. Utilizar el transporte público para renovar la tarjeta, o realizar un reclamo, o iniciar el trámite es hoy más caro que el dinero que allí se deposita.

La canasta básica alimentaria antes mencionada mide el dinero necesario para cubrir meramente la compra de, como su nombre lo indica, alimentos. Es el parámetro que se utiliza para medir la indigencia dentro de la población. La medición de julio 2024 arrojó que esa canasta estaba en $131.294. Es decir, la Municipalidad de Gral. Pueyrredon asiste solo a una porción de la población más vulnerable con el 0.66% de lo que necesitan para comer.

Todo ello, en conjunto con la caída del empleo y la inflación acumulada, genera que en los hogares marplatenses ingrese cada vez menos dinero, por lo que muchas familias quedan imposibilitadas de garantizar cuatro comidas diarias para todos sus integrantes.

Una solución, al menos momentánea, es acudir a comedores y merenderos barriales. Pero, cual efecto de bola de nieve, esos espacios cuentan con los mismos o menos recursos para alimentar a una cantidad creciente de personas de todas las edades que se acercan a pedir una vianda o un paquete de algo para comer.

El Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI) en conjunto con el Movimiento Libres del Sur presentaron, también esta semana, el informe del Indicador Barrial de Situación Nutricional (IBSN) de Mar del Plata y Batán correspondiente al último trimestre de 2023. El mismo consta de un relevamiento de 1811 niñas, niños y adolescentes de entre 0 y 18 años que asisten a merenderos y comedores comunitarios “ubicados en barrios en situación de alta vulnerabilidad socio-sanitaria”.

El informe da cuenta de una problemática de malnutrición en ese grupo etario. En cuanto al indicador índice de Masa Corporal (peso/altura), sobre un total de 1665 de niñas, niños y adolescentes de entre 2 y 18 años, el 23,2% presenta obesidad y 22,5% sobrepeso, mientras que 2,3% tiene riesgo por bajo peso y 1,3% bajo peso.

En el desagregado por edades, la segunda infancia (6 a 10 años) es la más afectada por la malnutrición, con 55,5% del total relevado. Le siguen las y los adolescentes (10 a 18 años) con el 50,6% y la primera infancia (2 a 6 años), con el 34%.

Lactantes con desnutrición

Además, “para un total de 146 lactantes, de 0 a 2 años, el 41,4% (60 n), presentan malnutrición según peso/edad, con indicadores antropométricos que dan cuenta que estos niños y niñas estarían recibiendo una alimentación inadecuada”.

Concluye el estudio que “estas cifras nos afirman la tendencia de que la malnutrición infantil se ha consolidado en alrededor de la mitad de la niñez y juventud de los barrios populares, con énfasis en el sobrepeso y la obesidad”, lo cual “pone en evidencia la existencia de problemas crónicos y estructurales en una buena parte de la población para acceder a alimentos nutritivos en cantidad y calidad necesarios”.

Si se callase el ruido, como versaba el artista español Ismael Serrano, hoy convertido en chicanas y gritos y vociferaciones de odio sin sentido, se oiría el hambre de las niñeces, que en expansión retumba cada vez más cerca.

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