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noviembre 5, 2024
Música

SAUNTRACK | Escuche ya

Hola, ¿Cómo estás? Es 26 de octubre y en un parpadeo será año nuevo. Faltan seis días para Halloween y, en honor a todas aquellas metas que dejaste morir, olvidadas entre telarañas y que noche a noche te perturban, quiero dejarte esta playlist.

Por Martina Migliorisi

Escribo esto un martes. Corrijo entre semana y doy un último vistazo el viernes. En el primer escenario soy un garabato caótico y amorfo: todavía no sé cómo salió River en su partido de ida de semis. En el segundo, sé perfectamente el resultado, lo que hace que escriba este apartado con una extraña esperanza, aferrándome a aquello que parece ser lo único dispuesto a regalarme una alegría en estos tiempos.

Más allá del fútbol —y aunque usted no lo crea— el mundo siguió su curso. Pasaron varias cosas de índole musical entre semana. Dulces y amargas.

Las celebraciones tienen estos colores: Ozzy Osbourne y Robert Trujillo se reunieron y lo registraron en las redes; Luna Sujatovich, Cooper y Esteban Fulco estrenaron discos —“Ese Fuego”, “COOPER” y “Déjalo salir”, respectivamente—; Tyler, The Creator estrenó el primer single y videoclip del que será su próximo álbum.

Los golpes, en cambio, vienen por acá: Leire Martinez anunció su salida de La Oreja de Van Gogh y, al momento, no ha dado declaraciones puntuales al respecto; FEMI puso fin a su carrera musical y, en un comunicado publicado en Twitter, anticipó que seguirá dedicándose al arte, pero desde otro lugar; y la Mala Rodríguez amenazó con bajarse del Mexicali Dominguito Music Festival por compartir grilla con un artista acusado de pedofilia.

Entretanto, las voces estadounidenses que se manifiestan públicamente sobre las próximas elecciones presidenciales no hacen más que multiplicarse. Esta vez, y a favor de la candidata demócrata, es hora de Jon Bon Jovi, Beyoncé y Eminem.

Además, el productor y DJ Madlib celebró sus 51 años. Charly García cumplió 73 primaveras en la Tierra y Fede Moura hizo lo propio en el cielo.

Bienvenidos/as a una nueva edición de Sauntrack. En esta oportunidad y sin ninguna excusa más que un capricho, sobrevolaremos un EP que fue grabado en la ciudad que ostenta, año a año, el triste primer puesto en el podio de desempleo y que, paradójicamente, se apoda “La Feliz”.

Música, maestra

Con un riff de guitarra que parece salido de un álbum noventoso, Marina Fages abrió, en 2016, un EP con un tracklist de cinco piezas. Titulado “Marina Fages y Los Arpones”, en referencia a la formación que la artista creó post “El Tronador” y pre “Chicas de Humo”, esta obra se conforma de dos canciones nuevas y tres reversiones de su grupo anterior, y oscila entre el rock, el heavy metal y el hardcore punk. 

Experimental y camaleónica, la cantante, compositora y música argentina moldea su voz como le da la gana; un talento que no es de extrañar, considerando que también es artista plástica. Entre guitarras distorsionadas y letras mundanas, una voz tierna y aniñada nos toma de la mano. Quizás por ello sea tan impactante oírla mutar, casi a la perfección, a una voz gutural —¿De dónde sale tanta potencia? ¿A dónde se fue aquella cantante que endulzaba mis oídos hasta hace algunos instantes?—.

Destripe

“Marina Fages y Los Arpones” comienza su vuelo con “Tu modo amable”, una canción repleta de admiración hacia una amistad que todo lo mejora (“Tu mente expande el hecho posible y lo hace positivo”). En este apartado, la cantante es optimista, porque mira el mundo a través de alguien más. Esta particularidad la hace observar al futuro con ánimo y esperanza, algo que marida especialmente bien con la dulzura de su voz (“Los peores tiempos han pasado / Ahora queda brillar”).

En “Provincia”, Marina Fages reinventa uno de sus clásicos y lo llena de energía punk. Con una letra dedicada, nuevamente, a una presencia femenina, la compositora canta sobre una huída en conjunto. En su estribillo, reitera una frase de apego que apela a un lugar seguro (“Quiero ser la provincia siempre para vos”). Es acá donde, por primera vez, oímos su potencia gutural, una marca registrada en su discografía.

Con una línea de bajo protagónica, “Burzaco” parte al medio el EP. Se trata de otra reinterpretación de la artista, donde el disco parece descansar de la energía apabullante de su inicio, sin romper la personalidad arrasadora que lo atraviesa.

Hacia el cierre del EP, “Hagamos una fiesta” prepara el terreno para el golpe final. En este track, Marina Fages propone una celebración antes del amanecer y hace explícita una de sus mayores virtudes como artista: la capacidad de nacer una y otra vez.

Finalmente, la canción más sentida y, por ende, aquella que nos dejará en las sombras, reflexivos, procesando todo lo que acabamos de oír. “Helicópteros” es la tercera y última autoreversión que su autora nos ofrece. Tras una interpretación alegre y festiva, Marina Fages se entrega a la desilusión y a la frustración (“Millones de helicópteros / en la oscuridad / que me dicen / que no voy a escapar”). En su vocalización, el cambio de ánimo es notable: de una pena sin rumbo a una euforia que termina abruptamente. Es el final. ¿Y ahora?

Siembra y cosecha

“Marina Fages y Los Arpones” parece ser abrir las puertas a una rockstar que, hasta entonces, no había obtenido el reconocimiento merecido. Su trabajo supuso, para la artista, una evolución personal desafiante. “Yo era muy tímida, zarpadamente tímida, y la música siempre me gustó pero me animé muy tarde a empezar a mostrarme. De hecho, al principio era súper traumático para mí. Tocaba de costado y sentada, o no mirando al público”, confesó a Bartolomé Armentano, para Indie Hoy, en 2019.

Sin embargo, Marina Fages enseñó sus dotes mucho antes de lo que puede recordar. En 2017, Hoby De Fino la entrevistó para Canal de la Ciudad, donde la artista afirmó que tenía solo 6 meses de vida cuando su madre comenzó a incentivarla e instruirla en el mundo de la pintura. A los 4 años, mientras su padre miraba la televisión, quedó anonadada al escuchar la intro de “Futbol de primera”: “No lo podía creer, no podía creer que eso podía pasar en sonidos”.

Curiosa y visualmente inquieta, la cantante no esconde sus fascinaciones. Lejos de impostar una intelectualidad soberbia, habla sobre sus intereses con una admiración que enciende llamas chispeantes en sus ojos. “Resulta difícil entrevistar a Marina Fages. Y no es porque sea inaccesible, parca o se maneje con monosílabos. Todo lo contrario, ocurre que cada respuesta le abre la puerta a un tópico imprevisto, poniendo a prueba cualquier capacidad de concentración. Puede saltar de Hayao Miyazaki a la música clásica y, sin escalas, a conversar sobre los murales que realiza…”, la retrató el periodista Lucas González en 2019, para Revista El Bondi.

“Marina Fages y Los Arpones” tiene ya ocho años. Para la periodista que escribe estas líneas, todo reconocimiento será tardío y, quién sabe, tal vez también poco. Entretanto, la cantautora de este EP, una de las artistas más interesantes de la música argentina, no desespera por fama, por likes ni por premios. Ella misma lo dijo: “El power femenino estuvo siempre; ahora tiene rating”.

Para irnos, quiero recomendarte tres gemas del mundo musical, sin nexo alguno y con ningún otro motivo más que el de compartir lo que se ama:

En Bacap escribimos lo que escuchamos. Qué mejor que compartirlo con el mundo.

Chau, loco. Este news se va en fade.

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