Mar del Plata es mucho más que un destino de sol y playa. Sus noches vibran al ritmo de la música, con jóvenes de todo el país que eligen la ciudad para celebrar y conectar. Entre paradores icónicos y el sonido del mar, la noche se convierte en una experiencia inolvidable.

Por Martín Zelaya

La noche en Mar del Plata tiene un encanto único, donde el mar, la música y la energía juvenil convergen en un escenario que cada verano se convierte en un imán para jóvenes de todo el país. Ya sea bajo la lluvia, con cielos despejados o en pleno amanecer, la ciudad ofrece experiencias nocturnas que permanecen en la memoria de quienes las viven.

Uno de los epicentros indiscutibles de esta movida es MUTE, un parador que no solo se ha consolidado como un lugar de encuentro, sino que también ha ganado un lugar en el podio de los destinos más destacados de Latinoamérica para la música electrónica. A base de una impecable curaduría artística y fiestas que quedan en la historia, MUTE se posiciona como un emblema de la vida nocturna marplatense.

En una de esas noches cargadas de energía, ni siquiera la lluvia logra detener a los cientos de jóvenes que se acercan al predio. Mientras el personal de seguridad anima a entrar a los rezagados, algunos buscan refugio, pero la mayoría opta por seguir bailando, desafiando al clima.

La alegría de compartir un mismo espacio

CamelPhat, el reconocido dúo inglés, toma el control de la noche. Sus ritmos hipnóticos marcan el pulso de una fiesta donde los cuerpos bailan al unísono, indiferentes a la lluvia que moja el cabello y la ropa. Es un espectáculo de luces, música y diversidad: jóvenes de distintas provincias y estilos comparten un mismo espacio.

«Es mi tercer verano despidiendo el año acá», cuenta Rosario, de 23 años, mientras abraza a una amiga. «Venir a la playa es una experiencia diferente, es libertad pura». Oriunda de Buenos Aires, Rosario es una de las tantas jóvenes que elige Mar del Plata para escapar del ritmo de la ciudad y conectar con la frescura del mar y la energía de la música.

Cristian, tucumano de 30 años, tampoco duda en alabar el ambiente. «Acá nadie te juzga, todos vienen a pasarla bien. Ya hice amigos de Rosario y Mar del Plata, y la noche recién empieza», dice entre risas mientras comparte un trago con su grupo.

La fiesta avanza y, cerca de las 5:30, la música comienza a bajar su intensidad, marcando el final de un set inolvidable. Sin embargo, la pista sigue viva. A medida que el cielo comienza a aclararse, los primeros rayos de sol iluminan la playa, recordando que en Mar del Plata la noche nunca termina del todo: se transforma en el amanecer.

La noche marplatense no es solo una experiencia; es una celebración de la juventud, de la diversidad y del espíritu de compartir momentos únicos junto al mar. Para quienes buscan diversión, conexión y buena música, esta ciudad se alza como un destino insuperable.