“Vengo de dos años de muchísima movida y encima como productor de la gira a nivel mundial, con Europa, Estados Unidos, Latinoamérica, 80 shows en Argentina. Puse mucho el cuerpo y la primera mitad del año tomé la decisión de bajar un cambio, estar un poquito más con la familia, dedicarme al disco nuevo que es algo fundamental para mí”. Alejandro Lerner no para. Desde que inició su carrera musical cuatro décadas
atrás, crecer, sostener, crear, producir, vivir, han sido tareas que con gran intensidad lleva adelante. Pero en este 2025 decidió tomar un aire, viajar con la familia y retomar a full los escenarios.
Tras pasar por Bolivia, “esta segunda mitad está levantando mucho ritmo y con muchos proyectos. Incluso ya estamos pensando en Europa para marzo del año que viene con distintos países, presentando canciones nuevas”.
En ese marco, el próximo 19 de septiembre a las 21 llegará una vez más a Mar del Plata para presentarse en el Teatro Radio City con “La banda sonora de tu vida”, un show repleto de las canciones que construyeron su larga y prolífica carrera, sin fronteras.
-En el viejo continente está lleno de argentinos. ¿Cómo sentís que te reciben cuando se encuentran con vos, llevándole las canciones que son parte de sus vidas más allá de los kilómetros?
-Es conmovedor el encuentro. Porque son argentinos que han dejado el país y se encuentran con una parte de su historia que está viva, que soy yo, que canta las canciones que en algún momento fueron canciones representativas de su historia y eso les vuelve, les vuelve al cuerpo, les vuelve al corazón.
«Cuando viene la gente con el corazón abierto, vos tenés que estar a la altura de esa expectativa emocional»
-¿Y a vos que te significa? ¿Una responsabilidad o un resarcimiento del amor que le pusiste a tu música y que vuelve?
-Son las dos cosas. La responsabilidad es que cuando viene la gente con el corazón abierto, vos tenés que estar a la altura de esa expectativa emocional. Y lloramos todos. Es muy sensible lo que pasa en los shows.
-¿Cómo fue para vos armar este show? Con las canciones de nuestras vidas, con las canciones de tu vida que en algunos puntos coinciden.
– Hoy no me separo de la gente. La banda sonora de tu vida es la banda sonora de mi vida. Y eso es lo que estamos compartiendo ¿entendés? No hay unos y otros, somos todos. Venimos compartiendo la argentinidad, la historia de nuestro país. Son muchas cosas.
Hay canciones que pueden ser de un programa de televisión, pero hay otras como “Indulto”, por ejemplo. Tienen que ver con momentos que son más dolorosos de nuestra argentinidad y de lo que ha sido crecer en este país, para algunos crecer durante democracias, dictaduras, democracias.
-¿Siempre lo sentiste así? Esto del “somos todos”. Porque quizás en los inicios, el frenecí de estar en una discográfica, crecer, producir canciones…
– La primera responsabilidad es conmigo mismo como autor, no es con la industria ni con ni con el éxito. Uno tiene una escala de valores. Cuando uno compone algo y no le gusta, es como ponerse una ropa que te queda incómoda ¿viste? Porque después tenés que defender esa canción. Si no me gusta, no va a tener un futuro.
No hace falta que lo digas…
-¿Hay alguna que se haya hecho muy famosa y que vos con el tiempo, o en ese momento, no la sentiste tan propia como ahora?
-Hay una canción que es fundamental: “No hace falta que lo digas”. La compuse para una película y el director quería otra canción. No quería esa.
-¿Y vos querías esa canción o qué pasó ahí?
-Fue una de las primeras veces en mi vida que compuse una canción que no era para mí. Por ejemplo, la de La banda del Golden Rocket fue una canción que compuse con Carlos Merino y cuando se acercaron los productores de la serie para preguntarme si podía componer una canción, les mostré “Juntos para siempre”.
Para uno tener una carrera tan larga es porque, por supuesto, he convivido con mis aciertos, con mis errores, con mis contradicciones, pero siempre tratando de ser lo más parecido a mí mismo.
-En ese marco, ¿cómo se viene el nuevo disco que ya tenés ganas de empezar a mostrar? Hoy los tiempos son distintos. podés ir sacando temas, podés darte más tiempo que quizás el que te daban las discográficas antes. ¿Cómo manejás estos cambios, las composiciones y el derrotero de la gira?
-Sinceramente, con más libertad que en la época de las discográficas, pero también más solo que antes. No hay, no tengo, digamos, una estructura como tenía antes, porque por mucho tiempo yo tomé la decisión de ser independiente. Entonces he ido y venido asociado a algunas compañías discográficas, pero por lo general venía así bancado, solo.
-Esa es la gran dicotomía de estos tiempos, ¿no? Donde no están ya las discográficas como las conocimos, pero al mismo tiempo hay herramientas de difusión que están tan al alcance de la mano que posibilitan a muchos pibes que ni cerca se criaron con las series y las películas y todo lo que han significado las canciones de nuestras vidas, y que hoy te conocen y seguramente también te van a ver.
-Claro, lo que pasa es que esos chicos tienen que convivir en un océano donde entran 150.000 canciones diarias. Entonces tenés la herramienta para hacerte un lugarcito en ese universo, pero no es nada fácil, es un despelote.
-Inclusive teniendo el camino recorrido que tenés vos…
-Al contrario, hoy la industria no está muy dirigida a la gente como yo. Soy un clásico.
-Coincido en lo que decís, pero al mismo tiempo en los escenarios, en las carteleras de los teatros, los clásicos nos están acompañando a todos, necesitamos de eso.
– Tenés razón, pero tenemos que dividir el universo de las actuaciones, de los shows, que es el encuentro de carne y hueso con el encuentro de la industria, que es a través de las plataformas que son las que rigen hoy. Igual no me puedo quejas, tengo 1 millón de seguidores mensuales.
Hoy la industria que necesita tener productos constantemente. Está buscando en generaciones de consumidores más jóvenes y yo puedo tener un poquito de mimo de todos lados. Con eso soy feliz.
“Para los argentinos que se fueron del país, soy una parte viva de la historia de sus vidas”
-¿Te cansa este nuevo sistema?
-No, no me canso de aceptar las cosas como son.
-Y de buscarle la vuelta.
-Uno siempre puede tomar decisiones, pero las cosas son así. Estas son las herramientas para bien o para mal. Pero pueden ser para bien. Yo puedo tener, por ejemplo, un encuentro con un ser querido y de pronto tener una canción que tiene 30 millones de views o más, o de pronto me piden hacer un dueto y tengo millones de nuevos escuchas que sin ese acercamiento no hubiera tenido. Entonces soy muy
abierto, pero también entiendo. A mi edad no tengo tampoco muchas ganas de seguir el ritmo de la industria. Debo tener un ritmo que esté más ligado a mi ritmo personal, físico, emocional, creativo, profesional, que sea honesto con a qué velocidad quiero ir.
Tengo una frase que me digo siempre: si cuando mirás por la ventana el tren va tan rápido que no ves el paisaje, tenés que bajar un cambio. Es una frase que se la dije a Ulises Bueno. Cuando tuvimos la oportunidad de charlar un rato me decía que se sentía mal, que estaba cansado, que estaba enfermo, y yo le contaba que después de mis primeros cinco años de no parar, de carrera, de popularidad y de éxito, me tomé un avión y me fui a vivir a Nueva York en donde no me conocía nadie y me fui a estudiar piano, jazz, orquestación, malabarismo, payaso. Podía encontrarme con gente que no tenía ni expectativas ni prejuicios, ni preconceptos de quién era yo y volver a reencontrarme con quién soy yo en realidad.
-Muchos de los pibes que están hoy en la picota de la industria son muy conscientes del camino que tomaron vos, Baglietto, Vitale. Son pibes que los ven, que los vieron y que los traen para sus carreras para poder aplicarlo a esta nueva selva en la que viven.
-Hay de todo. En los últimos años hay una generación de jóvenes que también tienen jóvenes managers, productores artísticos y todo tipo de gente con una mentalidad mucho más avanzada, más pro de la que nosotros teníamos en su momento. El entender para nosotros fue muy a pulmón. Hoy los chicos tienen la información. Hasta vos podés pedirle consejos al chat GPT si querés. Y algunos lo hacemos. Yo lo hago.
Estoy aprendiendo a ver cómo es esta herramienta de inteligencia artificial. Un día le pedí que me haga canciones tipo Lerner y no me gustó ninguna, por ejemplo.
-Que loco que debe ser para vos jugar con estas nuevas herramientas. Nosotros que arrancamos con el vinilo, el casete, los grandes grabadores, la consola con 200 millones potes…
-En el lugarcito que tengo en mi casa, cuento con una grabadora de cinta, una bandeja tocadiscos hermosa que me regalé para mi cumpleaños y después tengo un casete de los primeros donde se hacían las mezclas.
-Bueno, la banda sonora de nuestras vidas son estos cambios tecnológicos también que estás contando, y el camino de tu música que tantas cosas ha marcado y dejado a generaciones como la de los 90, a quienes nos significan prácticamente nuestra crianza, la ficción nacional, las novelas.
-Exactamente, de eso se trata el viaje del 19 de septiembre.