Salas, actores y dramaturgos del circuito independiente marplatense trazan un panorama de la temporada de verano 2026: expectativas realistas, diversidad de propuestas y una convivencia cada vez más consolidada con el teatro comercial, en un contexto económico desafiante y atravesado por nuevos debates culturales.
Mientras las marquesinas del teatro comercial vuelven a ocupar el centro de la escena en Mar del Plata, el teatro independiente se prepara para una nueva temporada con una lógica distinta: menos enfocada en récords y cifras, y más en la continuidad, el vínculo con el público y la defensa del encuentro humano como núcleo de la experiencia teatral.
Salas autogestivas, centros culturales, actores, directores y dramaturgos coinciden en un diagnóstico común: el teatro independiente no compite con el comercial, convive, dialoga y ofrece otra escala, otros tiempos y otras búsquedas. En un contexto económico complejo y atravesado por debates sobre tecnología e inteligencia artificial, la escena independiente vuelve a apostar por el ritual vivo del teatro, ese que sucede “aquí y ahora”.
De cara al verano 2026, BACAP dialogó con referentes de distintas salas y creadores para trazar un mapa de expectativas, propuestas y sentidos que marcarán la temporada.
El Galpón de las Artes
Jujuy 2755 – Hablaron Claudia Balinotti y Mariano Tiribelli
Con casi tres décadas de historia, El Galpón de las Artes encara la temporada con una mirada clara: sostener lo construido.
“Nuestras expectativas no están puestas en récords sino en continuidad. Que el teatro siga sucediendo”, explican. Tras un 2025 intenso —con más de cien funciones y miles de espectadores—, la temporada se piensa como un tiempo para cuidar el vínculo con el público, profundizar procesos y sostener la comunidad que se fue formando alrededor de la sala.
La programación no se concibe como una grilla rígida, sino como un ecosistema vivo: obras que regresan, conviven, se alternan y dialogan con nuevas búsquedas. Ese criterio se apoya en una lógica de cooperación solidaria, donde artistas, sala y espectadores comparten responsabilidades y sostienen el proyecto desde una economía alternativa al consumo tradicional.
«Mar del Plata tiene esa particularidad: durante la temporada conviven dos formas muy distintas de hacer teatro. El teatro comercial ocupa una parte visible y masiva, y el independiente sostiene otra, más pequeña en escala pero profunda en sentido. No compiten: dialogan desde lugares distintos. El teatro independiente ofrece cercanía, riesgo, investigación, y una relación más directa entre artistas y espectadores. También propone otras economías posibles, basadas en la cooperación y no solo en el consumo», expresaron Claudia Balinotti y Mariano Tiribelli.
En ese diferencial, El Galpón apuesta por el tiempo, la escucha y el cuidado. “El público no es un número. El teatro no es solo un producto, es un encuentro”. Y el verano tendrá un condimento especial: en 2026 El Galpón de las Artes cumple 30 años.
Leo Rizzi: “El teatro sigue siendo el gran lugar de encuentro”
Actor y director, Leo Rizzi llega a la temporada con una agenda intensa y diversa, fruto de múltiples equipos de trabajo y propuestas muy diferentes entre sí. “Las expectativas siempre son las mejores, porque le ponemos el corazón a todo. Después esperamos que el público nos acompañe y elija el teatro independiente”, resume.
La temporada lo tendrá estrenando y sosteniendo varios proyectos:
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“Degoas”, un tributo a Ari Degoas dedicado a su padre, en el Teatro Colón.
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“La pared de Ross”, una obra ambientada en una base antártica, con funciones los domingos en El Séptimo Fuego.
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Un musical familiar con La Cacharro Banda, los martes en Villa Victoria.
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Segundas temporadas de “Puro Teatro” y “La Vargas”, esta última con un año de premios y funciones en Buenos Aires, los lunes en Cuatro Elementos.
Para Rizzi, Mar del Plata es hoy un gran ecosistema teatral, con un público que creció y se anima cada vez más a propuestas innovadoras y de calidad, incluso compitiendo en atractivo con el circuito comercial.
En tiempos atravesados por la inteligencia artificial, el director es contundente: “El teatro es un ritual único desde hace más de dos mil años. Es el lugar donde, como decía Lorca, la poesía se hace humana. Va en otra lógica, distinta a la de las redes y la IA. Y por eso sigue vivo”.
Merceditas Elordi: “El teatro es un espacio lleno de vida y no corre riesgos”
La actriz, directora y dramaturga Merceditas Elordi vuelve a Mar del Plata con tres propuestas que sintetizan su recorrido y su mirada sobre la escena. Para ella, la cultura no es un adorno: “Es un bien fundamental que construye identidad, memoria y sentido. Forma personas y sociedades”.
En particular, el teatro ocupa un lugar irremplazable: “Es un espacio donde los artistas están presentes, donde hay convivencia con el público y donde, por ahora, la inteligencia artificial está ausente. Todo ocurre en el presente, sin efectos especiales. Eso no corre ningún riesgo”.
Respecto a la convivencia entre teatro comercial e independiente, Elordi descarta la idea de competencia: cada uno tiene su público, su identidad y su razón de ser. “Todos somos artistas y todos necesitamos del público que nos habilite la experiencia teatral. Siempre somos agradecidos cuando nos acompañan”.
Durante la temporada, Elordi presentará:
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“Conjuro Anómalo”, obra de su autoría y dirección, en el Teatro La Bancaria.
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“La deuda del Nobel”, también de su autoría, en el Club del Teatro.
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“Memorias de un crepúsculo”, una propuesta dirigida por ella con elenco de Buenos Aires, en Espacio Cuatro Elementos.
Las expectativas, como cada verano, llegan cargadas de ilusión: que turistas y marplatenses elijan el teatro como salida nocturna y sigan habitando una ciudad que, en temporada, se transforma en una de las capitales teatrales del país.
Espacio Cuatro Elementos
Alberti 2746 – José Luis Britos 
Con cuatro salas activas y más de 25 espectáculos programados, Cuatro Elementos encara la temporada desde la diversidad como identidad. “La diferencia principal es la multiplicidad de espacios, que permite variedad estética, formatos no convencionales y propuestas simultáneas”, explica José Luis Britos.
Las salas se adaptan a distintas puestas: desde montajes íntimos hasta experiencias con el público a dos frentes o rodeando la escena. A eso se suma un criterio de programación abierto y amplio, que no se limita a producciones propias ni a gustos personales.
En cuanto a la convivencia con el teatro comercial, Britos destaca un proceso sostenido: el crecimiento del teatro independiente durante todo el año generó un público más curioso y dispuesto a asumir riesgos. “Hay más experimentación, más búsqueda poética. El comercial apuesta más a lo seguro, pero no son fronteras rígidas”.
La programación del verano combina elencos locales —mayoritariamente— con propuestas de Buenos Aires, algunas concentradas en el inicio de la temporada y otras con regularidad semanal durante enero y febrero. Teatro, música y danza conviven en una grilla flexible, pensada para ampliar públicos.
Las expectativas, sin embargo, son cautas: la situación económica condiciona la asistencia. “Apostamos con audacia y optimismo, pero adecuamos precios para que el público siga sintiéndose habilitado a venir al teatro”.
Un verano para sostener el ritual
Lejos de la lógica del éxito inmediato, el teatro independiente marplatense vuelve a apostar por la persistencia, la diversidad y el encuentro. Salas abiertas, públicos fieles y artistas que insisten en el escenario como espacio de reflexión, emoción y comunidad.
En un verano marcado por contrastes, el teatro independiente se afirma como una de las expresiones culturales más vivas de la ciudad: no compite, convive, y sigue construyendo sentido función a función.