Un proyecto local reúne un archivo visual de logotipos marplatenses para rescatar la identidad de la ciudad, conocer y conectar con esa historia que hay detrás.
Por Alejandra Bertolami
Logo de Mar es un proyecto de Nicolás Nóbile, diseñador gráfico y director de arte. Nacido en Mar del Plata, estudió Diseño en Comunicación Visual en la Universidad Nacional de La Plata, hizo un máster en Diseño en el Politecnico di Milano (Italia) y cursó en la Bauhaus-Universität Weimar (Alemania).
Durante la pandemia, Nóbile comenzó a pensar en logos marplatenses. Y con su familia, un día hicieron un ping pong de cuáles podrían ser los nombres. Así comenzó la idea de Logo de Mar.
Tiempo después inició el proyecto que resulta para él una especie de terapia semanal: buscar y mostrar constantemente, y así poder conectar con Mar del Plata de esa manera.
En diálogo con Bacap, Nóbile cuenta detalles para conocer un proyecto que, si sos de Mar del Plata o querés a la ciudad, te traerá más de un recuerdo con una dosis de nostalgia.
De pasatiempo a ser archivo visual
-¿Cómo surgió la idea de Logo de Mar?
–Logo de Mar nació como un pasatiempo, en los ratos libres, con un objetivo muy concreto: crear un archivo visual de logotipos marplatenses, rescatando una dimensión afectiva asociada a mi memoria personal. Con el tiempo se transformó en algo más amplio y sistemático, fui descubriendo la existencia de un patrimonio gráfico local y que, detrás de cada logo, había historias e información desconocida que merecían ser rescatadas. A partir de ese momento decidí que, en lo posible, cada logo publicado en Instagram estuviera acompañado de imágenes que le den contexto y completen de algún modo su historia.
Luego agregué series especiales, como la gráfica del Festival Internacional de Cine desde sus inicios, las mascotas que acompañan a distintas marcas, o las etiquetas de equipaje que entregaban los hoteles durante su período de esplendor.
-¿Hay alguna característica común en los logos de Mar del Plata?
-En mi opinión, no hay algo que destaque particularmente a Mar del Plata en términos gráficos, más allá del hecho que haya existido —y que exista— una industria, una gastronomía, un comercio y una iniciativa por lo cultural y deportivo, que han brindado las condiciones de posibilidad para el desarrollo de una gráfica realizada en la ciudad. Un buen ejemplo es el caso de Sincope Skateboards, marca fundada por Alejandro “Toba” Álvarez.
Como bien cuenta en la entrevista que le hizo Sebastián Chacón, la marca nació con la idea de realizar la tabla de skate perfecta, objetivo que logró con muchísima dedicación, perseverancia y precisión. Esto implicó no solo la creación de un logo específico, sino el de una serie asociada de gráficas, imágenes y afiches de la “cultura skateboard” que no solo forman parte de la historia de la marca, sino, de algún modo, de la identidad misma de la ciudad. Por otro lado, y dada la variedad de casos, a mi entender sería injusto reducir toda esta rica historia a un solo logotipo en particular.
Identidad Marpla
-¿Cuál es un logo bien insignia de la ciudad para ustedes?
-Sin dudas el logo de Havanna, que por ahora decidí no publicar porque creo es un caso que merece una atención especial, hay cierto respeto. Además de ser una marca fundada en la ciudad, ligada además a un edificio arquetípico en el Boulevard Marítimo, logró tener un nivel de iconicidad en el imaginario nacional, semejante al del obelisco para Buenos Aires. Algo que no es fácil de lograr, ya que requiere de mucho tiempo e inversión económica sostenida.
Es una situación muy peculiar: basta hacer el ejercicio de pensar en cuántas ciudades argentinas hacerse una foto con un cartel puede ser tan inmediato para reconocer de qué ciudad se trata. Y, volviendo a tu pregunta anterior, tal vez lo que hace particular a los logos marplatenses es que, en algunos casos, tienen una dimensión afectiva fuerte, ligada al momento de ocio de muchas familias de todo el país, y los buenos recuerdos que conllevan.
En otra escala, lo mismo puede decirse del muñeco de El Pato o el enorme canasto de mimbre de El Canastero de la Costa en Punta Mogotes que, por su iconicidad, terminaron funcionando como logos. Regresando a la gráfica local, estoy seguro que para algunos marplatenses (esto es muy personal) el más representativo será el logo de Manolo, para otros el de Sacoa o el de Supermercados Toledo. Por suerte tengo aún muchos casos para investigar y profundizar.
Archivo, recuerdos y logos que dejaron huella
-¿Cuántos logos tienen en su archivo? ¿Cómo es el trabajo de recopilación?
-Sin contarlos podría decir que, al menos, más de cuatrocientos. La mayoría pertenecen a hoteles, discotecas y canchas de paddle o tenis, pero la lista va desde marcas de matafuegos, sorrentinos, balnearios, heladerías, festivales culturales hasta casas de tejidos. Todo muy marplatense.
El trabajo de recopilación se basa en los métodos más tradicionales como la consulta sistemática a la hemeroteca del Archivo Museo Histórico Municipal Roberto T. Barili, así como hurgar por los sitios web más recónditos o en revistas encontradas en mercados de pulgas y en librerías de usados. También es fundamental el aporte de amigos diseñadores como Mario Gemin, Fronki o Facundo Miranda González, quien tuvo la generosidad de donar una carpeta que perteneció a una imprenta con una gran colección de tarjetas personales de distintos comercios marplatenses.
Sin embargo, el mayor desafío que tengo es el de contar con información de mayor calidad para poder contextualizar, con datos rigurosos, los créditos exactos del material publicado, y así llegar a incluir los nombres de las y los autores, los estudios de diseño y las fechas precisas de producción. Esta es, sin dudas, la tarea más difícil de todas. Para épocas relativamente más recientes, podría llegar a recurrir a entrevistas con las y los colegas que tal vez ya no están en actividad, pero que pueden aportar datos muy valiosos para este proyecto.
-¿Qué logo sentís que tiene un trabajo de diseño de excelencia?
-En cuanto a LDM, el criterio de selección no pasa tanto por una perspectiva profesional guiada por el dogma de la “excelencia” técnica o del “buen diseño” a secas. De hecho, muchos de los logos publicados no pasarían la instancia de una evaluación universitaria básica. Más bien, traté de encontrar aquellos logotipos que lograron ser representativos de una época, de un momento especial para la ciudad, vinculados a cierta dimensión emotiva.
Por eso, me interesa tanto el feedback de los seguidores, cuando cuentan sus recuerdos asociados a un logo y van conectando con informaciones de época o de sus vidas, como ha pasado con Westerville Sweaters o Confitería Topsy. Ahora bien, si debo partir de un criterio de rigor estrictamente profesional, en mi opinión los logos de Reef (Mario Gemin, 1990) o el de Casa Blanco (Cesar Bosco, ca. 1980) son un 100.
-¿Los logos merecen actualizarse con el tiempo?
-Mi costado millennial nostálgico seguramente te diría que no. Pero entiendo que el hecho de convivir con nuevos formatos y plataformas tan dinámicas y cambiantes, como las que introdujo la transformación digital, hace que las actualizaciones sean inevitables. Nos obliga a que la comunicación deba ser más inmediata, muy diferente a los esquemas anteriores donde la cultura de lo escrito y el mundo de lo impreso jugaban un papel determinante. Pero creo también que la perspectiva de trabajar con algunos logos desde una dimensión histórica, de cierta profundidad temporal, nos coloca en un lugar de mayor responsabilidad (y de humildad), ya que puede ayudarnos a decidir cuándo los cambios, o las actualizaciones a los dictados de la época actual, son realmente necesarios o no. Muchas veces puede ser más efectivo una modificación a nivel de la dirección de arte, o un cambio en el sistema de comunicación, que un cambio radical en el logo en sí.
-¿Cómo te gustaría que mute este proyecto?
-Por el momento estoy muy cómodo recopilando y catalogando todo el material, que ya es bastante. En realidad, este eje en el trabajo de archivo sobre marcas se deriva de mi trabajo profesional de los últimos años. Desarrollé la dirección de arte y rebranding de marcas italianas y francesas (Persol, Luxottica, Essilor lentes, Bonacina, entre otras), con proyectos enfocados en la investigación de los acervos documentales en las sedes de esas compañías.
En mi concepción, el relevamiento y sistematización de esos materiales es una pieza fundamental para redefinir y entender desde dónde se puede pensar la imagen de una marca, con profundidad temporal, y desde cierta noción de “heritage”. Un desafío a cumplir, y que tengo en agenda, sería hacer el mismo trabajo pero con marcas marplatenses de larga trayectoria.
En lo inmediato, intuyo que irá surgiendo, de manera orgánica, la posibilidad de hacer una publicación o una exhibición pública de todo este material, en un formato físico que trascienda los actuales límites impuestos por la virtualidad en redes sociales. Pero no quiero forzar las cosas ni apurarme, aún hay mucho material por descubrir e investigar. Mientras tanto sigo buscando desesperadamente una “figurita difícil” el logo del video club “Studio 1” de la calle Güemes ¡Se agradece información!