Entre tantos marplatenses que persiguen sus sueños dejando atrás su país natal, emerge la inspiradora historia de Matías Dell Olio. Este skater, siempre convencido de alcanzar sus metas, ha logrado convertirse en un atleta olímpico, haciendo historia como el primer argentino en clasificar en Skateboarding. Con una trayectoria marcada por la perseverancia, Matías estará en París 2024, compitiendo en una disciplina que debutó en Tokio 2021, donde estuvo muy cerca de participar gracias a su destacado rendimiento.
por Florencia Cordero
Entre tantos marplatenses que persiguen sus sueños dejando atrás su país natal, emerge la historia de Matías Dell Olio, el skater que se mostró siempre convencido de alcanzar sus metas tarde o temprano y que finalmente se convirtió en un atleta olímpico que ya entró en la historia.
Se trata del primer argentino en clasificar en Skateboarding y estará en París 2024 como competidor en una disciplina nueva en el escenario olímpico que recién debutó en Tokio 2021, los últimos Juegos a los que Matías estuvo muy cerca de entrar por su buen rendimiento.
Impulsado por su determinación, decidió dejar Argentina para competir en el circuito internacional sin tener respaldo económico ni certeza alguna sobre su futuro. Arriesgó y ganó porque confiaba en sus condiciones, pero especialmente en su capacidad de trabajo y en su esfuerzo personal.
Antes de partir a Francia para alojarse en la Villa Olímpica junto a la delegación argentina, el chico que comenzó a patinar en la Plaza Mitre compartió sus sensaciones a la espera del gran momento que está por vivir y por lo que tanto luchó lejos de casa. Fiel a su personalidad, Dell Olio quiso dejar en claro que su objetivo es ganar una medalla olímpica.
– ¿Cómo afrontaste mentalmente el día que saliste a ganar tu boleto a París 2024?
– Básicamente, como muchos de los deportistas que sigo. Mindfulness, meditación y pensamiento positivo. Salir a la cancha y constantemente decirte cosas positivas, que estás preparado, que confías en vos mismo, que sos el mejor. Un montón de herramientas que fui juntando durante el camino estos últimos años para que cuando llegue ese momento de presión tener control total de mis pensamientos. Porque es muy fácil fallar en mi deporte y que todo se vaya muy rápidamente por la borda. Creo que es mucho de lo que es meditación, leer y escribir para dominar estos pensamientos que se vienen en el momento en el que estás poniendo en línea toda tu vida en 45 segundos.
– ¿Cómo evaluás este momento en relación al apoyo que recibís desde Argentina?
– Hoy por hoy represento a un país y tengo que seguir unas reglas, pero no me puedo quejar, me dieron todo, me están dando todo para poder llegar y estar lo más tranquilo posible. Más allá de que falten muchas cosas, mucha gente piensa que mis esfuerzos son mínimos y que es fácil. En su momento mi mamá me ayudó y se endeudó. Trataba de hacer plata por otro lado para poder cumplir mis sueños. Hoy por hoy, con Argentina tengo apoyo máximo, soy el primero de la historia. Como lo dije hace 3 ó 4 años atrás: ´yo voy a ser el primer olímpico´. Me lo tomo como un estilo de vida, yo entreno como un deportista, respiro, sudo, entreno y vivo como un deportista. No juzgo a nadie, pero la verdad es que hay muy pocas personas en mi deporte que lo hacen así. Por eso no tenía dudas de que iba a llegar.
– ¿Qué se te viene a la mente cuando recordás aquel paso de dejar Argentina?
– La mejor decisión que tomé en mi vida. Uno sueña en grande, tiene las ganas y está dispuesto a sacrificar todo. La gente no ve todo lo que sacrifiqué: todo lo que conocí, todas las cosas materiales y culturales de mi país que dejé para poder formarme como persona y como deportista, para lograr lo que logré. Así que no me arrepiento, lo volvería a hacer. Y que toda la gente sepa que soñar en grande está bien, pero hay que ponerle trabajo. Hay mucho trabajo que la gente no ve. Se vieron dos rutinas de 45 segundos y dos trucos. Esa rutina la vengo haciendo hace años, meses y meses. Es como cualquier basquetbolista, 18.000 tiros para que ese tiro me salga igual 18.000 veces.
Cuento mi rutina, cuánto hago por día, cuánto hago por semana, cuánto me falta para llegar a los 10.000, porque la única manera es con trabajo duro y disciplina.
– Te toca competir apenas empiezan los Juegos, a la Ceremonia Inaugural no vas a poder ir porque competís un día después…
– La verdad, sinceramente, quiero ganar la medalla. Si no tengo que ir a la ceremonia, no iré. Ya sacrifiqué toda mi vida para esto. Por no ir a la ceremonia, no pasa nada. Y al otro día voy a tener una medalla colgada en mi cuello que va a valer para toda mi vida.
Como te digo, en esa mentalidad… Dejé a mi mamá, dejé a mi perra, dejé a mi hermana, dejé mi casa, dejé todo. Si ahora me decís que tengo que dejar una ceremonia para ganar la de oro, la de plata o la de bronce, no me importa mucho, porque quiero hacerlo. Estoy dispuesto a dejar todo de lado como ya lo hice. Me encantaría ir, sí, obviamente, pero si me lo ponés en la balanza, prefiero irme a dormir temprano.
– Está claro que tu sueño olímpico no es ir a sacarte una foto con alguien en la Villa Olímpica…
– Mucha gente pregunta eso. Y yo no estoy pensando en eso, sólo pienso en mis dos trucos que tengo que hacer y mi rutina para poder hacerla lo mejor posible y ponerme la medalla en el cuello. Pero bueno, a ver, es el pensamiento que tengo yo, de ser tan exigente conmigo mismo y decir ´yo quiero ganar´. Si está LeBron James y lo veo, una foto para mi hermana sería increíble, pero no me estaría importando mucho.
– ¿Qué le decís al que no conoce nada de tu deporte y te va a ver competir por televisión en París?
– Que nada se termina hasta el último truco. Eso es lo que me voy repitiendo siempre en ese momento, porque quizás no te dieron el mejor puntaje, quizás no te salió el mejor truco, pero hasta el último truco no se sabe el resultado. Entonces, lo mejor que le puedo decir es: hasta el último truco no se sabe quién está primero, segundo o tercero. Es increíble, mi deporte es muy loco.
– ¿Te da otra perspectiva haber tenido que rebuscártela solo, ir a otro país y no saber si tenías para comer o dónde dormir?
– La mejor explicación es que si mirás el último evento, el único que está realmente transpirado soy yo. Tengo la remera transpirada, los pantalones transpirados. Mi amigo me llamó y me dijo: ´Vi el video, te hubieses cambiado la ropa´. Le digo: ´Amigo, yo tengo que ganar acá´. Entonces, para poder ganar, tengo que empujar mucho más que ellos porque primero tengo que demostrar que no estoy tranquilo ahí. Mucha gente está tranquila porque tienen la vida resuelta.
Yo no la tuve y nunca la voy a tener. Y esa mentalidad de tener hambre me lleva a ser el que más estaba patinando en la práctica para poder lograr cada truco. Muchos deportistas lo dicen: cuando tenés una infancia difícil, te volvés más fuerte. Entonces, como deportista, agradezco que mi infancia fue así y que vengo de una familia humilde para poder valorar cada euro que hago, cada peso que hago, y no irme y gastarlo en lo que la mayoría de la gente hace. No me compro un iPhone, no me compro esto o lo otro. Tengo lo mismo hace un montón de años, no necesito más nada. Yo sé que lo único que vale para mí es hacer bien mi truco.