Muy probablemente el ahora exministro de Salud, Ginés González García, debía haber dado un paso al costado hace más de un año cuando a fines de enero hizo referencia a que “no había posibilidad de casos de COVID en la Argentina”.
Por Dr. Alejandro Ferro
Debe decirse de antemano que actos de corrupción, como ha sido la conformación de un vacunatorio VIP en dependencias del ministerio de salud y tantos otros, ocurren -entre otras cosas-, porque las reglas no son claras.
Vale preguntarse aquí: ¿Cuáles han sido o son los mecanismos por los cuales dentro de los grupos a vacunarse ( ej. Profesionales de la salud) se llaman a unos y se relegan a otros ? ¿Es por la fecha de solicitud del turno? ¿O por la fecha de nacimiento? ¿Es por la presencia de comorbilidades? ¿Es por el tipo de actividad profesional?
Este hecho es grave, pero como son todos y cada uno de los hechos de corrupción, siempre hay coparticipes necesarios. En cuanto a los últimos, llaman la atención las declaraciones -ciertamente inadvertidas-, de Horacio Verbistky quien al pasar dijo “que prefería esperar unos meses antes de vacunarme y ver qué efectos secundarios podía haber”. En definitiva, lo que quiso significar Verbistky es nada más ni nada menos que veamos qué les pasa a mis “concuidadanos cobayos primero y ahí yo decido”. Vale decir que esta ha sido la opinión de muchos, pero no se espera de un líder de opinión aunque ella sea sectaria.
Frente esta situación que no hace más que poner en evidencia la decadencia de los valores morales de la sociedad en general, el presidente Alberto Fernández actuó en forma extremadamente rápida, inteligente y adecuada, apartando al funcionario responsable del área. Tema terminado.
En cuanto a los términos de la renuncia Ginés González García, ha pretendido hacer descargos que en realidad no le sirven a nadie.
El que escribe la conoce personalmente a la Dra. Carla Vizzotti y sabe de sus capacidades científicas, en especial relación a las vacunas. Pareciera adecuado además que el área de salud en el curso de esta pandemia pueda ser coordinada por una médica infectóloga.
Para finalizar no permitamos a los buitres de la grieta que hagan aún más daño al ya hecho. Lo hicieron con el uso del barbijo, la trasmisión aérea, el contagio de los asintomáticos, la cuarentena, la vacuna comunista y ahora lo que pretenden llamar el “vacunagate”.