Por Max Czajkowski
“First reformed”, la expiación como antídoto contra la ira
Paul Schrader en su última película (hasta el momento que fue escrita esta columna) exhibe maestría un retrato de las dudas de fe, la redención, la toma de conciencia de la sociedad y la corrupción que apadrina e impulsa nuestra propia destrucción.
Lo que menos le falta a Paul Schrader es un curriculum: como director de cine hizo Hardcore (1979), American Gigolo (1980), Affliction (1997) y es el legendario guionista y colaborador de Martin Scorsese en Taxi Driver (1976), Raging Bull (1980), Last Temptation of Christ (1988). Oriundo de Michigan, EE.UU., fue educado dentro del calvinismo, una corriente religiosa que defiende la autoridad de Dios sobre todas las cosas, la doble predestinación y la salvación solo por la fe; esta educación se ve reflejada en toda su obra y más en “Firt reformed”.
La película nos presenta al padre Toller (Ethan Hawke), ministro solitario de una iglesia turística neoyorquina de 250 años conocida como «Primera reformada». Está atormentado por la culpa tras la muerte de su hijo (a quien convenció para que se inscribiera en la guerra de Irak) y la desintegración de su matrimonio. Pasa sus días escribiendo, bebiendo y predicando a pequeños asistentes a la sombra de la organización matriz Abundant Life, una iglesia que opera como televangelista y centro comunitario con el respaldo de donantes millonarios. Luego de una misa, Mary, una mujer embarazada, acude a Toller para pedirle ayuda con su marido Michael, un activista ambiental que tiene pocas ganas de vivir.
El temor tiene su origen en la catástrofe ecologista próxima, consecuencia de la superpoblación global. Las confidencias de ambos jóvenes desembocan en una lucha interna con Toller, cuyas consecuencias se convierten en el peso del filme. Fe, destrucción, naturaleza, muerte, cordura y locura, creación y caos; todos estos elementos, lenta e inexorablemente, conspiran para empujar al Reverendo en su sagrada misión: empresas corruptas, celebraciones inanes, juventudes ciegas y sacerdotes censores.
Schrader se apoya en una excelente y convincente actuación de Ethan Hawk para adentrarse en los abismos de la condición humana y crear una obra de ferocidad incontestable. El director no hace concesiones. Muestra el infierno forjado por nuestra mera existencia con una fotografía y banda sonora aplastante.
Mirala en Netflix.
Bee Gees, no todo es música disco
La banda británica integrada por los hermanos Barry, Maurice y Robin Gibb tal vez sea una de la más infravalorada
Si en algún momento del día escuchamos sonar las canciones “Night fever”, “Stayin alive” ó “You should be dancing”, rápidamente se nos viene a la cabeza John Travolta (sí, digan la verdad) y luego, pensamos en tres barbudos de pelo largo lookeados con una vestimenta que brilla mucho. Esos tres sujetos que meten potentes falsetes en los estribillos, son los Bee Gees. Y si decimos Bee Gees, estamos hablando de música disco y los años 70. Pero acuñarlos en ese género y época sería muy injusto para un grupo muy influyente en la música mundial.
“Bee Gees: How can you mend a broken heart” dura casi 2 horas y hace un extenso repaso por la carrera de estos grandes músicos: Desde sus inicios, éxitos, fracasos, resurgimiento, hasta el ocaso. Con algo de material inédito, Frank Marshall relata muy bien los distintos perfiles de los hermanos Gibb, su fascinación por la cultura norteamericana y cómo fueron influidos por la música de los afrodescendientes. En esta producción se ven declaraciones de Eric Clapton, Noel Gallagher, Chris Martín, Lulu y el propio Barry Gibb, único miembro superviviente del trío.
El documental tiene un alto componente emotivo, a lo que ayuda bastante su estructura casi circular. Arranca con los Bee Gees accediendo al escenario en un concierto multitudinario, en su época de mayor gloria y éxito comercial, y finaliza con imágenes del último recital en 1999.
Se muestra los puntos más altos de la banda en la historia del pop-rock, como fue la composición canción tras canción para la película “Saturday Night Fever” (1977), donde se convirtieron en la banda sonora más vendida de la historia, hasta entonces.
Realmente es un material super interesante para ver y conocer a los Bee Gees que llegaron a ser un fenómeno de fans ya en los 60s a la altura de los mismísimos Beatles.
Miralo en HBO.