Desde el club marplatense buscan sortear las grandes diferencias económicas que imperan en el fútbol argentino para intentar mejorar la calidad de su plantel de cara a lo que viene. Un repaso por las siderales distancias presupuestarias entre los clubes nacionales y las dificultades que ello genera en lo más débiles.
por Víctor Molinero
Las inequidades en el fútbol, como en la vida en general, están a la orden del día desde el mismo nacimiento del deporte. Bien lo grafica la serie «Juego de Caballeros» o «The English Game» en su título original, que estrenó el año pasado Netflix y cuenta los comienzos del balompié en Inglaterra, la cuna del fútbol.
El deporte rey creció notablemente desde entonces. Se profesionalizó hasta límites insospechados. Y en ese camino en el que al más alto nivel el negocio le ganó al juego, las diferencias se potenciaron claro está.
En Argentina basta con echar una rápida mirada por los números que manejan unos y otros para entenderlo.
Aldosivi, el representante marplatense en la élite del fútbol nacional, debe agudizar el ingenio para intentar competir de igual a igual con los poderosos. Es que las distancias entre los recursos que perciben unos y otros es sideral. También lo que generan lógicamente.
Así, mientras que para Aldosivi el ingreso por los derechos televisivos alcanza para cubrir gran parte de su presupuesto anual para el fútbol profesional, a Boca y River ese dinero no le significa más que un 30% de lo que su estructura demanda. Y hay que tener en cuenta que los dos clubes más populares del país perciben de la televisión al menos siete veces más de lo que cobra Aldosivi.
Vamos a los números. Aldosivi cobra por derechos televisivos alrededor de 12 millones de pesos mensuales. Esos 144 millones anuales suponen, en principio, casi el 73% de lo que fue el presupuesto 2020 para el fútbol profesional, que según la memoria y balance recientemente aprobada en asamblea, alcanzó los 198.827.704 millones de pesos el año pasado.
De hecho el balance 2020 arrojó superávit para el fútbol profesional, ya que lo recaudado en ese ítem durante el último ejercicio fue 233.488.037.
Inclusive esa diferencia a favor alcanzó para costear el presupuesto de 18.922.486 millones de pesos que se invirtieron el fútbol infanto juvenil.
Ahora bien, así como el ingreso de la TV es determinante para las finanzas aldosivistas, aún siendo muy superior, no mueve tanto la aguja para clubes como Boca o River. Un informe publicado por el diario Olé el año pasado indicó que para River los ingresos televisivos alcanzan a cubrir el 5% de su presupuesto anual.
Es que los clubes más poderosos del país, como Boca y River, tienen grandes ingresos por sponsors (generalmente marcas internacionales) y por su amplia masa societaria.
Otra muestra de las claras diferencias. Extraoficialmente medios nacionales informaron que el último contrato de Marcelo Gallardo con River, por cuatro años, alcanzó los 24 millones de dólares. Seis millones de la moneda estadounidense por año. Aquí no se trata de juzgar si está bien o mal ese momento. Con Gallardo al frente River disfruta el mejor momento de su historia y seguramente su presencia motorizó que también se multipliquen los ingresos para el club.
Pero sirve esa cifra tentativa para reflejar que sólo en su técnico River invierte por año casi tres veces más que Aldosivi en todo su presupuesto para el plantel profesional.
¿Y Boca? En la última asamblea realizada en marzo, el presupuesto incluyó un gasto para el fútbol profesional de 2.675.599.569 millones de pesos. Trece veces superior al de Aldosivi. Para el fútbol juvenil el “xeneize” presupuestó 110.894.315 millones de pesos. Casi seis veces superior al del club marplatense.
Claro que Boca, por ingresos de socios y venta de abonos para la cancha prevé ingresos por casi 1.900 millones de pesos.
Aldosivi, al menos en lo reflejado en la asamblea realizada la semana pasada, pudo cerrar con equilibrio sus balances 2019 y 2020. El lema parece ser el mismo en los últimos años: austeridad para poder cumplir.
En todo caso ese camino elegido suele recibir críticas de algunos de sus propios hinchas, que ven con fastidio año a año como los refuerzos que llegan no generan expectativas ni elevan el nivel del equipo. Porque la «puntería» a la hora de la elección de una incorporación tiene que ser altísima. Tiene que ser bueno, barato y que esté fuera del radar de los otros clubes, cuya gran mayoría cuenta con mejores armas para seducir a un jugador. Ya sea por poder económico, por historia o por ambiciones deportivas.
Desde Aldosivi aseguran que intentarán cambiar esa ecuación en este mercado de pases. Que la presencia como entrenador de Fernando Gago genera cierto magnetismo que ayuda a la hora de ir a buscar a un jugador. Y que inclusive el propio Gago tentará a algunos de los futbolistas apuntados. Ya pasó con la llegada de los hermanos Emanuel y Emiliano Insúa en el último mercado de pases. Dos jugadores de jerarquía. Claro que para convencer a otra también en el club portuense son conscientes de que tendrán que hacer una inversión mayor.
De momento, los nombres que se barajan en este mercado de pases no parecen escapar a la lógica de los últimos años. En los últimos días firmó su contrato Francisco Cerro, un mediocampista central de 33 años que viene de Central Córdoba de Santiago del Estero y que disfrutó su mejor momento en el fútbol en 2013, cuando compartió plantel justamente con Gago en Vélez. El entrenador busca recuperar a aquel jugador.
Fabricio Coloccini, de gran carrera pero con 39 años cumplidos vendría a jugar sus últimos seis meses a Mar del Plata es otro jugador que en los próximos días estamparía su firma. Y también el arquero José Devecchi, que con 25 años tuvo pocas chances en San Lorenzo por la competencia que genera un club que en los últimos años invirtió mucho en refuerzos para ese puesto.
Por lo bajo, pese a la impaciencia de los hinchas, desde la dirigencia confían en que podrán traer al menos un par de nombres que no sólo llamen la atención por su pasado. Aunque vale recordar que en un mercado de pases, en el fútbol, ni siquiera el dinero que se invierte garantiza nada. Sobradas muestras pueden dar Boca y River con contrataciones millonarias que pasaron por sus clubes sin pena ni gloria.
Y a la inversa, por ejemplo en Aldosivi fueron mal vistas en su momento las llegadas de José Sand, que parecía venir casi retirado de Boca Unidos de Corrientes, y de Roger Martínez, que cedido a préstamo por Racing, ni siquiera había podido hacer pie en Ramón Santamarina. O el caso de Cristian Chávez, otro jugador cuya carrera venía en franco descenso y aquí resurgió fuerte y fue clave para el ascenso en 2018.
Sin dudas, las diferencias presupuestarias con respecto a los poderosos del fútbol argentino hacen partir en desventaja a clubes como Aldosivi en el mercado de pases. Pero allí es donde tiene que aflorar el ingenio y la habilidad para intentar disimular esas carencias y armar un equipo competitivo. Defensa y Justicia, Colón y Argentinos Juniors pudieron lograrlo en los últimos años.