A un año de su aprobación, BACAP detalla los cambios establecidos y el nivel de aceptación en la casa de altos estudios de la ciudad, a través de la secretaria de Bienestar, Ana Galvani. Una Guía de Uso para conocer cómo se utiliza.
Por Julia Van Gool
A poco más de un año de aprobada la implementación del lenguaje inclusivo en los documentos y prácticas institucionales de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP), y en el marco de un ciclo lectivo marcado por los desafíos que impuso la pandemia, BACAP dialogó con Ana Galvani, secretaria de Bienestar de la UNMdP y una de las principales impulsoras de la norma, para conocer los cambios establecidos y el nivel de aceptación en la casa de altos estudios.
En 2019, la presentación de un proyecto para erradicar la comunicación sexista dentro de la UNMdP trajo debate tanto dentro como fuera de la casa de altos estudios. Con exponentes en contra y a favor de la medida, el Consejo Superior terminó convirtiéndolo en norma el pasado 26 de septiembre.
A más de un año de la decisión, su implementación se enfrentó a la virtualidad a la que obligó la Covid-19, aunque logró avances e, incluso, nuevos proyectos para continuar en el camino para erradicar desigualdades.
Pero antes: ¿por qué se decidió implementar en el ámbito de la universidad un lenguaje no sexista? En la Guía de Uso que se publicó da cuenta de esto al señalar que, «si partimos de la afirmación de que vivimos en una sociedad androcéntrica, es decir, que privilegia el género masculino y todas las características que a él se le atribuyen culturalmente, debemos decir también que esta preeminencia se manifiesta en el uso del lenguaje, donde generalmente no se nombra ni visibiliza a las mujeres ni a otras identidades sexuales o de género y donde nos encontramos con una práctica concreta de la violencia simbólica».
Entre los ejemplos concretos en los que estas desigualdades se desarrollaban en el ámbito universitario y comenzaron a ser modificadas tras la normativa están: la denominación masculina de títulos, cargos y áreas; la utilización del masculino genérico para referir a personas diversas en documentación y publicaciones; la representación estereotipada por medio de imágenes y denominaciones de las personas que forman parte de la comunidad universitaria; la falta de problematización desde la perspectiva de género de los contenidos abordados en los espacios de formación, y de las formas de vinculación interpersonal y jerárquica tanto en el cuerpo docente,estudiantil y del personal universitario en general.
En este sentido, y en línea con una vasta legislación vigente que refleja que la utilización de un lenguaje sexista obstaculiza el real cumplimiento de los derechos humanos, fue que el proyecto logró su aprobación y comenzó el camino de su correcta aplicación.
Con la irrupción de la pandemia por el coronavirus algunos proyectos mutaron, pocos se tuvieron que postergar y tantos otros comenzaron a elaborarse de cara a un 2021 que se proyecta más optimista.
«La situación particular que nos toca atravesar desde marzo de este año por la pandemia por COVID-19, provocó una reestructuración de diferentes acciones que estaban planificadas para 2020. Pese a ello, y a partir de la aprobación, el equipo del Programa Integral de Políticas de Género dependiente de la Secretaría de Bienestar de la Comunidad Universitaria se abocó al diseño y publicación de la Guía que acompaña al Proyecto», señaló a BACAP Ana Galvani.
Según indicó, en la Guia (a la que se puede acceder aqui) «se ofrece a la comunidad universitaria los fundamentos para la incorporación de lenguaje no binario y no sexista, incluyendo recomendaciones para su implementación, un glosario y ejemplos de uso».
Un ejemplo:
No inclusivo: «Para la edición 2017 del curso se seleccionarán profesores de diferentes disciplinas con especialidades acordes a los contenidos de las asignaturas de segundo año».
Propuesta binaria: «Para la edición 2017 del curso se seleccionarán profesoras y profesores de diferentes disciplinas con especialidades acordes a los contenidos de las asignaturas de segundo año».
Propuesta inclusiva: «Para la edición 2017 del curso se seleccionarán profesionales de diferentes disciplinas con especialidades acordes a los contenidos de las asignaturas de segundo año. Deberán contar con título de profesorado».
Además, se abordó la posibilidad de que se utilicen otras alternativas, como el reemplazo por las letras «x» y «e», aunque destaca: «para evitar inconvenientes se sugiere establecer acuerdos previos de comunicación y presentación de documentos o textos».
Talleres y repercusiones
Además, durante el 2020, Galvani destacó la generación de diferentes iniciativas para la implementación de la nueva norma, tales como un taller para aspirantes a ingresar a la Universidad en el marco de la Muestra Educativa virtual, talleres para personas interesadas en presentar proyectos de extensión en la Convocatoria 2021 de la Secretaría de Extensión Universitaria, y capacitaciones para el personal universitario de diferentes áreas».
Por otra parte, contó que el equipo del Programa Integral de Políticas de Género, coordinado por Ana Laura Ruiz y Paula Martínez Stoessel, fue convocado a compartir su experiencia con integrantes de gremios de Casinos de la Provincia de Buenos Aires y con estudiantes, docentes e investigadorxs de la Universidad Federal Rural de Pernambuco y la Universidad Federal de Viçosa (Brasil).
«Lo interesante de la iniciativa es que además de ser difundida entre la comunidad universitaria ha impulsado debates y discusiones en otros ámbitos como organizaciones sociales, gremios, empresas, instituciones educativas, entre otras», remarcó Galvani.
Y agregó: «Podemos decir que la recepción ha sido muy buena y que al mismo tiempo nos permite trazar nuevos objetivos y desafíos para el 2021. La implementación del lenguaje inclusivo es un proceso de constante transformación, que debe adaptarse a los diferentes contextos en pos de colaborar con el reconocimiento de sectores y colectivos históricamente invisibilizados, así como construir una comunidad universitaria respetuosa de los derechos humanos y libre de violencia de género que se proyecte a la comunidad en general».