Agarrá tu espada y ponete la armadura, que en esta nota de Bacap vas a conocer todo sobre este curioso y apasionante deporte.
Por Manuel Straccia
La coraza de hierro sobre su cuerpo le da una sensación de confianza ante lo que va a enfrentar en unos minutos. Con ayuda de su escudero, se colocó el casco. Previa revisión de que todo esté ajustado, tomó su espada y escudo. El sol intentaba tímidamente calentar la fría tarde de agosto, pero la condición climática no iba a ser impedimento para el combate. Con determinación, entró a la liza deseoso de sangre y gloria.
***
Lo que puede parecer una historia medieval ocurrió en el siglo XXI en el predio del Club Lanús, en Mar del Plata. Los Dragones Atlánticos organizaron una exhibición, de la cual Bacap fue testigo.
El club nació en el año 2016, con la llegada de dos personas de Buenos Aires que ya practicaban la actividad y querían continuar en la ciudad. Se contactaron con Nacho Montrasi, actual capitán, y otros para formar lo que sería “Dragones Atlánticos”.
“En su momento decidimos el nombre e identidad. Es como una tradición medieval, tener tu nombre, escudo y colores. Éramos siete aproximadamente, ahora ya estamos arriba de los 25. Mucha gente a lo mejor no está activa peleando pero si apoyando, más familiares”, contó Montrasi a este medio.
En el deporte, hay dos posiciones centrales: el peleador y el escudero. El primero, encargado de pelear, y el segundo cumple el esencial rol de asistencia, de ayudar a colocar la armadura, de estar en la esquina, “el Mickey de Rocky”.
Pero, ¿cómo se empieza a pelear? Lo primero que se debe tener es el equipamiento. La mayoría de las piezas son confeccionadas por los mismos peleadores, gente del club o, en su defecto, algún artesano.
Las peleas pueden ser individuales o grupales. Dentro de las individuales, hay duelos convencionales y “Profight”, un “vale todo”. En lo grupal, también son válidas todas las formas de golpes y se realizan en formato 3v3, 5v5, 7v7 y 21v21 (hay un registro de una pelea 150v150).
Como en toda actividad física, lo importante es entrenar. El club se reúne tres veces por semana. Una hora se hace un entrenamiento físico y la otra hora comprende la parte técnica, la esgrima, las técnicas de combate y los aspectos que se deseen pulir en esa jornada.
Los Dragones Atlánticos han competido a nivel nacional e internacional, con peleadores que han viajado a la “Battle of the Nations”, de forma totalmente autogestionada.
La competencia
Las armas y la armadura son las patas fundamentales de la competencia. El combate medieval se limita a armas en un período específico de la historia, según explicó el peleador Gabriel Franchini.
En cuanto a espadas, hay diferentes tipos, de una mano, sables, alemanas, de dos manos, también hay machetes, hachas, mazas y otras variantes. Lo más común, por su versatilidad y pronto aprendizaje, es la espada.
Las armaduras, por lo general, están compuestas por una pechera de brigandina. “Son varias placas de metal debajo de una tela similar a la gamuza, que va enganchada. Lo más común es que sea de dos partes, separada adelante y atrás, o puede ser una sola que hace solapa. Los hombros, con alguna especie de articulación, la parte de bíceps, codo, antebrazo y guantes. En las piernas van musleras, rodilleras, las grebas que cubren la canilla y sabatones, que cubren el pie. Los cascos son pesados y tienen un cuello”, detalló Franchini.
La representante
Sofia Giampietro es una de las promesas del Combate Medieval en Argentina. La “dragona” ya ha competido en el pasado Mundial y volverá a hacerlo en el 2022.
– ¿Cómo empezaste en el deporte?
– Me sumé por las redes sociales, lo vi y dije: Está buenísimo, tengo que hacer esto. Desde el primer día que empecé no frené, me gustó de entrada.
– Competiste en un Mundial, ¿qué te dejó esa experiencia?
– Fue un proceso. Arranqué desde lo más bajo, como cualquier competidor, anotándome en cada torneo para adquirir experiencia. Me empezó a ir bien, le dediqué mucho tiempo al entrenamiento. Es algo que ya está en mi rutina diaria. Empecé a competir, viajé a un mundial en 2018 en Roma. Volví y seguí sumando experiencia. Allá me mataron, pero volví con la cabeza más abierta. Vi el mejor nivel en el mundo y a eso quiero llegar.
– Y ahora se viene una revancha…
– Si, el Mundial que viene es en 2022. Me preparo mucho y estoy ansiosa para ver si todo esto dio frutos. Salí campeona en la categoría femenina de profight en la liga CAF y estoy clasificada.
-Mencionaste que es Liga Femenina, pero en los Dragones no hacen distinción de género. Pelean todos contra todos.
– En el club no hacemos distinción, entrenamos de manera mixta y vamos adaptando a la peleadora en la circunstancia en la que esté. No es lo mismo una inicial en sus primeros combates que alguien con más experiencia. Lo mismo un masculino. Además hay división de peso que es importantísimo. Yo peso 65 kilos, y no es lo mismo pelear con mi primo que pesa 100. Tal vez pueda irme mejor en lo técnico, pero él va a tener otra fuerza que se hace más notable.
– Afuera te encontraste con mucho nivel, ¿cómo es la actualidad en el país?
– Argentina compite desde 2014. Al principio éramos muy fuertes, se ganó una copa que se llamaba la voluntad de ganar. Una especie de cuarto puesto a nivel mundial. Un reconocimiento que se le dio al país por pelear muy bien. El deporte creció en todos lados del mundo, pero en Latinoamérica todo nos cuesta el doble. No es por falta de capacitación o ganas, si no que el trabajo, la armadura que capaz no es la mejor, familia, costear los viajes para adquirir experiencia, buen equipamiento… A veces nos quedamos atrás, pero no por ganas o falta de pasión.
– Confío en que la vas a romper igual
– Si, el 2022 voy con todo