Mar del Plata alcanzó su mínimo histórico en la tasa de desocupación en el primer trimestre, lo que contrasta con la alza sostenida de los precios y los salarios por debajo de la media provincial.
Por Nicolás Quintaié
Con el 5,8%, la tasa de desempleo alcanzó su mínimo histórico en la ciudad desde que hay registros, según la última medición del Indec (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Una cifra que se tomó con cautela en el municipio, habida cuenta de la crisis económica que azota al país.
El informe del organismo nacional indicó que unos 19.000 marplatenses no tuvieron trabajo en ese período, mientras que 42.000 fueron ocupados demandantes de empleo y hubo 36.000 subocupados. Se trata del porcentaje más bajo desde que Mar del Plata fue incluida por el Indec en sus reportes periódicos, en octubre de 1995.
En aquel entonces, el organismo que hoy conduce Marcos Lavagna estableció una tasa del 22,1%. Las otras cifras más bajas que tuvo el distrito fueron en el cuarto trimestre del 2006 (6%) y el el primero de 2008 (7,6%).
En la comparación internanual, el índice bajó 3,6 puntos y el distrito salió del podio de los aglomerados con mayor desocupación, una tendencia que se hizo costumbre. Mar del Plata quedó en el puesto 15 en un ranking que lideró Gran Córdoba, con el 9,7%. Y también estuvo debajo de la media nacional, que fue del 7%.
Según el último Informe Sociolaboral que elabora la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Mar del Plata, se evidencia una recuperación sostenida del empleo tras el histórico 26% de desocupación en el segundo trimestre de 2020, en pleno Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO).
Un factor para comprender el fenómeno es el “notable crecimiento de la participación de cuentapropistas” y la informalidad, advirtió la presentación que dirige Eugenio Actis Di Pasquale.
Por otro lado, en el reporte se relativizó la baja en el desempleo por una causa principal: se trata de una particularidad que se da “en plena temporada estival”. Según datos del Emtur, entre el 1 de diciembre de 2021 y el 31 de marzo pasado llegaron 4.158.272 turistas, lo que significó un 46% más que en el mismo período del 2020/2021; un síntoma del rebote en la actividad económica a partir del paso más restrictivo de la pandemia, pero también una tendencia histórica a lo largo de las décadas.
En el mientras tanto y ya en la segunda mitad del año, el envión estadístico se da de bruces con la situación macroeconómica. La inflación acumulada del primer semestre fue del 36,2%, por lo que las proyecciones para 2022 ya superan el 70%. La ecuación es simple: que haya menos desempleo de poco sirve si la crisis licúa el poder adquisitivo de los salarios.
El aumento sostenido en los precios
Una de las principales contracaras de la mejoría en el empleo se evidencia en el aumento de los precios. Según el último relevamiento del Instituto de Investigación Social Económica y Política Ciudadana (Isepci), los alimentos aumentaron un 34,3% en el primer semestre del año.
El dato se tomó en base al monitoreo de 57 productos que integran la Canasta Básica de Alimentos (CBA) en 120 comercios de cercanía en barrios populares del municipio. Una familia tipo de dos adultos/as y dos hijos/as menores en junio necesitó $39.778 para adquirir los alimentos indispensables. Mientras que, en diciembre pasado, dicha cifra ascendía a $29.623, lo que significó un incremento de $10.155 en tan solo seis meses.
Según apuntaron desde la organización, dentro de los artículos que componen la CBA, los que integran el rubro de almacén volvieron a encabezar los incrementos: un 42% desde diciembre. En tanto, los del rubro verdulería subieron 36% en promedio, y los de carnicería crecieron un 25% en el último semestre.
El impacto de estos guarismos podría tener un correlato en la próxima medición de la pobreza, que abarca los primeros seis meses del año. La medición se dará a conocer el próximo 28 de septiembre, una semana después de que se publique la tasa de desempleo durante el segundo trimestre.
Un ranking incómodo
En sintonía con el aumento de precios, los niveles de ingreso en los trabajadores formales de la ciudad encienden las alarmas. Un informe elaborado por el Ministerio de Desarrollo Productivo ubicó a Mar del Plata entre los municipios con peores salarios promedio en bruto de la provincia de Buenos Aires.
El estudio tuvo en cuenta los haberes del período abril de 2021–marzo 2022, llevados a precios actuales, y solo incluyó a los empleos formales. Es decir, se dejó de lado el trabajo no registrado, que representa casi la mitad del universo de empleados en el país, aunque los números exhibidos también sirven de referencia para graficar la situación de estos trabajadores.
En territorio bonaerense, con cifras dispares, la remuneración promedio ascendió a unos $127.660 en el período abordado. Y el ránking lo encabezó Vicente López ($224.745), seguido por San Isidro ($215.003). Los primeros lugares lo completan Campana (180.866), Zárate ($179.857), Tigre ($173.444), Bahía Blanca ($165.896), Morón ($161.480) y Pilar ($161.242).
Con $124.046, Mar del Plata figuró entre los puestos más rezagados, seguida por localidades como 9 de Julio ($123.834), Chivilcoy ($122.058), Pehuajó ($121.624), Bolívar ($117.766) y 25 de Mayo ($109.988), entre otros. Por último, en el fondo de la tabla provincial se posicionaron General Alvarado ($102.673), Pila ($101.247), Rauch ($100.653) y Tordillo ($100.580).