Un equipo de trabajo, integrado por profesionales de CONICET Mar del Plata y de INTA Balcarce, lleva adelante estudios científicos para conocer en detalle a esta ave autóctona de Argentina y Chile que se encuentra en peligro crítico de extinción.
Por Agustín Casa
Profesionales de CONICET Mar del Plata y de INTA Balcarce forman parte del Grupo Cauquén Colorado, que lleva adelante distintos trabajos de investigación y tareas de divulgación relacionadas a esta ave que se encuentra en peligro de extinción.
Se estima que la población migratoria de cauquén colorado es menor a 800 individuos. En 2009, esta ave fue declarada Monumento Natural Provincial de la provincia de Buenos Aires, a través de la ley Nº 12.250. De esta manera, se encuentra en la categoría más alta de protección que puede tener una especie en territorio bonaerense.
Asimismo, desde 2017, está incluida en el Plan de Acción Extinción Cero, del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, por encontrarse en peligro crítico de extinción. Para tomar dimensión del estado de conservación de esta ave, dentro de ese plan se encuentra un animal emblemático como el yaguareté.
El cauquén colorado (Chloephaga rubidiceps) es un ave de cabeza rojiza, pecho barrado, patas anaranjadas y un anillo blanco alrededor del ojo. Mide unos 50 cm y su dieta es herbívora. Por sus similitudes con otros cauquenes, es difícil identificarlo a ojo, por lo que suelen usarse monoculares o binoculares para confirmar que se trata de un ejemplar de esta especie.
¿A qué se debe que haya una población reducida de cauquén colorado en la actualidad? “Los cauquenes fueron declarados plaga en 1931 por las entidades agropecuarias. Ahora bien, cuando vas a hilar fino, te das cuenta de que no hubo ningún tipo de estimación empírica del daño que esas aves causaban en los cultivos. O sea, se estimó el daño más que nada visual o por la percepción que tenía el productor en ese momento”, cuenta a Bacap Julieta Pedrana, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del CONICET en el Departamento de Medio Ambiente de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) sede Mar del Plata.
En esta línea, la integrante del Grupo Cauquén Colorado remarca que “se los acusaba de que había pérdidas económicas” y comenta que eso llevó a que se hicieran matanzas indiscriminadas de esta especie. Casi noventa años más tarde, la tesis doctoral de Antonella Gorosabel, otra integrante del grupo, demuestra que “no hay pérdidas en el rendimiento final”. “Lo importante es que en las evaluaciones actuales, que es lo único que tenemos, no hay una pérdida económica de lo que están comiendo los cauquenes en los campos”, sostiene Pedrana.
Desde el Grupo Cauquén Colorado realizan diversas investigaciones con el objetivo de conocer más a esta especie autóctona de Argentina y Chile. En sus trabajos, se dedican a la evaluación de beneficios y conflictos entre los cauquenes y las actividades agropecuarias, al análisis de la abundancia y el mapa de aptitud de hábitat de cauquenes en su área de invernada, y realizan estudios de las rutas migratorias de esta especie mediante la colocación de transmisores satelitales en algunos ejemplares, entre otros trabajos.
El sudeste bonaerense, en particular el área rural de los partidos de Tres Arroyos y San Cayetano, es una zona de invernada para el cauquén colorado. Allí se los puede encontrar en bandadas junto a ejemplares de cauquén común y de cauquén cabeza gris. Tras pasar el invierno en esta región migran a la Patagonia austral argentina y chilena, donde tienen sus sitios de nidificación, que se ubican en la Región de Magallanes, en Chile, en el sur de la provincia de Santa Cruz y en el norte de la provincia de Tierra del Fuego.
De este modo, los animales transitan sus rutas migratorias dos veces al año. En primavera, parten de Buenos Aires hacia la Patagonia, y en otoño llegan al sudeste bonaerense provenientes de la Patagonia. Se estima que, durante sus migraciones, los ejemplares de esta especie recorren unos 2.400 km. En general, su ruta de vuelo se encuentra cerca del área costera y, en algunos casos, vuelan sobre el mar Argentino.
“Cuando llegan al sudeste bonaerense, todavía no está sembrado o no está emergido el trigo. Entonces, empiezan a agruparse con las otras especies y se los ve en rastrojo del cultivo de verano, que generalmente es maíz y girasol, o en malezas. Después, a partir de julio, que comienza a emerger el trigo, ahí se ve que se van moviendo buscando el alimento”, describe la bióloga.
Beneficios ecosistémicos para derribar prejuicios
Pedrana indica que evaluaron los beneficios ecosistémicos que puede aportar el cauquén colorado. “Estos animales comen y defecan porque tienen una baja digestibilidad. Entonces, hay un gran aporte de nutrientes en esas heces. Lo que hicimos fue ver la cantidad de fósforo y de nitrógeno que estarían aportando a los sistemas productivos”, detalla.
En paralelo, también estudiaron si los cauquenes colorados comían solo el cultivo objetivo o también se alimentaban de malezas. Respecto a ello, Pedrana señala: “Vimos que también se alimentan de malezas, o sea que estarían dando otro servicio ecosistémico, que es comer malezas. Hoy, en los sistemas productivos se utilizan agroquímicos”.
“Esto fue un primer pantallazo de estos beneficios, pero que nos abrió una puerta enorme para decir y poner en la mesa de discusión que no solamente las aves te generan un daño, sino que también hay que evaluar en esa balanza cuáles son los beneficios”, subraya.
Acciones de control para la conservación de la especie
La referente del Grupo Cauquén Colorado destaca que “después de que fue declarado Monumento Natural Provincial en Buenos Aires y en Santa Cruz, y declarado al borde de la extinción a nivel nacional en Argentina y en Chile, se empezó a fiscalizar la caza indiscriminada en el sudeste bonaerense y se prohibieron las arriadas en avión, que era un comportamiento muy habitual en las décadas del 70 y del 80”.
Sobre la preservación de esta especie en el sudeste bonaerense, Pedrana afirma que “para conservar al cauquén hay que seguir fiscalizando su caza, y sobre todo seguir haciendo medidas de divulgación que muestren que es un animal que está en peligro de extinción, y que, en las densidades que hay, es imposible que generen pérdidas económicas”.
En tanto, en la Patagonia, la especie ha sufrido la introducción de predadores exóticos, como el visón americano. “Cuando se introduce otro predador exótico, a estos animales les lleva generaciones poder diseñar estrategias contra esos nuevos predadores”, advierte Pedrana. Y resalta: “Hoy el animal está en silvestría y preda sobre huevos de un montón de aves, no solamente del cauquén. Y esto ha llevado a tener problemas en el éxito reproductivo. En Tierra del Fuego, otro predador introducido es el zorro gris, que si bien es natural de la Patagonia continental, no estaba en la isla de Tierra del Fuego”.
Se estima que los cauquenes pueden poner entre 4 y 11 huevos al año. Pero según trabajos realizados por investigadores en la Patagonia, se calcula que el éxito reproductivo es muy bajo debido a la presencia de predadores exóticos y por el sobrepastoreo en humedales.
“Los cauquenes colorados esconden sus huevos en pastizales y cuando disminuye la cobertura vegetal, porque hay sobrecarga de ovinos, eso hace que los huevos queden expuestos a predadores aéreos, como puede ser un carancho”, explica.
El estudio de las rutas migratorias del cauquén colorado
Desde el 2015, el equipo estudia las rutas migratorias del cauquén colorado a partir del uso de transmisores solares satelitales, que pesan alrededor de 20 gramos y fueron colocados en seis ejemplares de la especie. La fundación Antarctic Research Trust donó seis dispositivos y el pago de la bajada satelital durante tres años para que puedan iniciar la investigación.
El trabajo es realizado en conjunto con el actual Ministerio de Ambiente de la provincia de Buenos Aires, que les dio los permisos para colocar los dispositivos en estas aves, y también hicieron trabajos de campo con guardaparques bonaerenses. Además, para estos estudios recibieron fondos de CONICET, INTA y de la Agencia I+D+i del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación.
“El estudio de la ruta migratoria nos sirvió para identificar las áreas de paradas migratorias, que son las paradas a lo largo de la ruta del cauquén. Conocer esas paradas es súper importante”, asegura Pedrana. En este sentido, resalta que esos datos pueden servir para que “los tomadores de decisiones pongan esta información en los planes de manejo y de conservación de alguna de las provincias y también para ver qué otras amenazas se enfrentan los cauquenes a lo largo de su migración”.
“Hoy también estamos estudiando cuál es el impacto de los parques eólicos en su ruta migratoria”, señala la bióloga. “Hemos delineado a partir de los datos satelitales cuáles son las áreas de mayor riesgo –continúa–. Es decir, dónde estas aves están mucho tiempo durante su migración y dónde están los parques eólicos. Y ahora queremos hacer un monitoreo en esas zonas donde podría haber un impacto”.
El seguimiento de las rutas migratorias de estas aves arrojó un dato inédito. Los cauquenes colorados hacen paradas dentro de cuatro parques nacionales: el Parque Nacional Monte León, el Parque Nacional Bosques Petrificados de Jaramillo, el Parque Interjurisdiccional Marino Makenke (estos tres en provincia de Santa Cruz) y el Parque Interjurisdiccional Marino Costero Patagonia Austral (provincia de Chubut).
En este marco, en 2020, CONICET e INTA firmaron un convenio con la Administración de Parques Nacionales con el objetivo de realizar monitoreos en estos sitios donde los cauquenes realizan paradas durante su ruta migratoria, y se pudo detectar, gracias al trabajo en conjunto con guardaparques, la presencia de ejemplares de cauquén colorado dentro de los límites de los parques nacionales. En la actualidad, realizan muestreos bianuales para observar la llegada de cauquenes colorados a los parques en los períodos migratorios de estas aves.