Las construcciones pintoresquistas, como los chalets estilo Mar del Plata, forman parte del paisaje de nuestra ciudad. En diálogo con Bacap, la arquitecta e investigadora Lorena Sánchez describe las características de este estilo y su valor patrimonial para la comunidad.

Por Agustín Casa

En el imaginario colectivo, Mar del Plata es esa ciudad turística con sus playas, su paseo costero y sus multitudinarias temporadas de verano. Pero también es esa ciudad con su arquitectura característica y algunos bienes patrimoniales icónicos. Un ejemplo de ello son los chalets estilo Mar del Plata, una reinterpretación local de la corriente pintoresquista, que son la huella de un momento y un contexto sociocultural.

En este sentido, en Mar del Plata prevalece de manera fraccionaria arquitectura construida durante la primera mitad del siglo XX que responde a una variada apropiación y reinterpretación del pintoresquismo europeo que se puede observar, por ejemplo, en construcciones como la Villa Ortiz Basualdo –donde funciona el Museo Castagnino– o en los chalets estilo Mar del Plata de Alula Baldassarini. 

“El pintoresquismo es una corriente histórica europea que se extendió al tratamiento de la arquitectura y llegó a la Argentina entre principios y mediados del siglo XX. En ese momento, se construyó de una manera que implicaba una cierta relación con lo suburbano, con una amalgama entre la naturaleza y lo construido. Las construcciones tienen materiales expuestos, como la madera hachada, la piedra Mar del Plata, los revoques tratados de una determinada manera, el uso de la teja colonial, los techos con formas asimétricas y yuxtaposiciones de volúmenes. Deriva de un pintoresquismo desarrollado en otros lugares de Europa y que acá fue apropiándose en diferentes escalas”, cuenta a Bacap la arquitecta Lorena Sánchez.

Autora del libro ¡Viva el patrimonio! Un paseo por el legado arquitectónico y urbano (EUDEM, 2018), Sánchez es doctora en Arquitectura, magíster en Intervención del Patrimonio Arquitectónico y Urbano e investigadora del CONICET en el Instituto de Estudios de Historia, Patrimonio y Cultura Material (IEHPAC) de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la UNMDP.

Manifestaciones de estilo pintoresquista

Sánchez relata que dos de los barrios históricos de Mar del Plata, Stella Maris y La Perla –con sus características lomas– son de los más visibles por ser linderos con la costa y porque fueron los primeros en ver poblar su tejido con diversas manifestaciones del pintoresquismo, una corriente ecléctica que tuvo distintas apropiaciones y reinterpretaciones.

“Los primeros arquitectos e ingenieros de nuestro país estudiaron en Europa. Entonces, cuando vinieron acá, empezaron a trabajar todo esto de acuerdo a los materiales que encontraron y con sus propias adaptaciones. Después ya hubo arquitectos locales o nacionales que pudieron hacer adaptaciones más particularizadas. Así surgió el chalet estilo Mar del Plata, con Alula Baldassarini”, describe la investigadora.

En esta línea, sostiene que “el estilo Mar del Plata forma parte del pintoresquismo, es una corriente dentro del estilo general”. La tendencia de la traducción pintoresquista en el estilo Mar del Plata a mediana y pequeña escala tuvo lugar sobre todo entre las décadas del 30 y el 50. Parte de ese legado se mantiene en pie en la zona de la loma de Stella Maris o en cercanías del Unzué –en el sector norte de la ciudad–.

“En Mar del Plata surgió un estilo particular. Los constructores habían visto o emulaban esas grandes residencias y villas de los sectores costeros. Querían hacer esa especie de traducción en las viviendas que construían para otro grupo social. Entonces, adaptaban las volumetrías y los materiales dentro de las posibilidades de cada caso. Los jardines quedaban reducidos a canteros o a pequeños jardines al frente. En el uso de las materialidades, por ejemplo, si se revestía con piedra Mar del Plata, mejor. Las maderas hachadas, los pequeños vitreaux, son todas joyitas heredadas”, detalla.

¿Qué es el patrimonio arquitectónico?

“El patrimonio arquitectónico y urbano tiene vida en la medida en que la gente le dé vida. No se puede entender el patrimonio sin sus habitantes. El patrimonio es el legado que se sedimenta en una ciudad a través del tiempo y que tiene un reconocimiento social y comunitario, tanto para su uso como para su disfrute”, define Sánchez. 

La especialista afirma que toda construcción material tiene atrás una amalgama sociocultural y remarca que hay condiciones contextuales, es decir, momentos en los que se construye de determinada manera. En tanto, subraya que a veces las construcciones se mantienen en pie por valoración explícita y otras veces por inercia cultural.

Sánchez reconoce que se han perdido muchas construcciones pintoresquistas en la ciudad. “Primero porque no hay normas que amparen áreas de valor. Segundo porque esos lugares, que anteriormente no eran el centro de la ciudad, quedaron en el centro de la ciudad con toda la carga de valor inmobiliario que representa una visual al mar, por ejemplo. Aun así queda legado pintoresquista”, apunta la arquitecta. 

Ese legado pintoresquista pervive sobre todo en los barrios Stella Maris, La Perla y en barrios aledaños. “La imagen que uno tiene de Mar del Plata es la playa. Y si tiene que imaginarse algo de arquitectura, se imagina, en parte, el legado pintoresquista”, asegura.

Además de los chalets estilo Mar del Plata, en la ciudad hay representantes individuales de otras corrientes, construidos en otros contextos, como la Casa del Puente –estilo moderno–.

Mezcla de estilos y elementos

Al mismo tiempo, la especialista aclara que no todo chalet con piedra Mar del Plata al frente es una construcción estilo Mar del Plata. Este tipo de vivienda, como reinterpretación del estilo pintoresquista, tiene que reunir diversos elementos característicos de esa arquitectura.

Como se trata de una corriente ecléctica, el pintoresquismo combina diferentes elementos, estilos, formas y materialidades. En este sentido, comenta que en algunos barrios de la ciudad, se observa que el estilo Mar del Plata toma elementos del estilo californiano, una corriente que surgió en Estados Unidos, y aquí se mezcló con la piedra Mar del Plata.

“Hay eslabones mínimos de las traducciones y apropiaciones en la escala y en el tiempo que habría que verlos para discutir si se encuadran o no en el estilo pintoresquista”, concluye Sánchez.