El espectáculo protagonizado por Tomás Quintín Palma y Nicolás Palma Kreig en el que conviven biodrama, comedia, ficción y música en vivo, se podrá disfrutar el sábado 9 de diciembre en el Centro de Arte RadioCity-Roxy-Melany.
Piripincho Rigattuzzo es un célebre payaso rosarino que fue una estrella absoluta en la ciudad de Rosario. Junto a él actuaban los padres del protagonista de la obra y varios familiares más. Andaban todos cargados de pelucas, goma espuma, y vanidad. Ese peso que siempre lo acompañó atraviesa, de manera catárquica, la totalidad del espectáculo.
La obra comienza con Tomás Quintín Palma transparentando al público un linaje corrompido y contaminado desde sus orígenes. Y como familia hay una sola, Quintín ha previsto, gracias a su corrosiva intuición, la única chance de sobrevivir a ella: el exorcismo. Y para exorcismos, nada mejor que el teatro.
Con la dirección de Toto Castiñeiras, la producción de Nicolás Petrich y la música en vivo de Pol Medina, la obra que protagonizan Tomás Quintín Palma y Nicolás Palma Kreig tendrá lugar el sábado 9 de diciembre en el Centro de Arte RadioCity-Roxy-Melany. Una única función para que disfruten aquellos que están buscando algo de stand up con grandes toques de humor.
Antes de presentarse en Mar del Plata, Tomás Quintín Palma dialogó con Bacap . «Estamos re contentos de hacer la obra en Mardel el sábado. Es la penúltima porque cerramos en el Maipo el otro fin de semana, otra vez repetimos ese lugarazo. Hace mucho que la venimos haciendo y es el final del ciclo de este viaje. Ya nos dio demasiado, muchísimo, y vamos a encarar nuevos proyectos. El año que viene mi idea es hacer cosas en vivo tanto con Nico Guthmann como con Martin Garabal, que probamos este año algunas puntas en vivo y vamos encontrando cosas re copadas», explicó Tomás.
En cuanto a lo que significa «La violencia de la ternura», el artista comentó que «es todo para mí porque es la mejor versión que puedo pelar». «Uno hace tantas cosas está tan fragmentado por el pluriempleo y la precarización que a veces sentís que no podes demostrar lo tuyo. Esa ampliación del campo de batalla hace que pierdas fuerzas y no tengas ni energía. Creo que el teatro es lo mejor que hago actualmente y es lo que más me representa. Pasa de todo. Es un flash la obra», agregó.
A su vez, dijo sobre las diferentes sensaciones que tienen los espectadores al ver esta obra: «A casi todas las personas que van les pasa algo con este espectáculo. Hay una fibra emocional ahí que toca, nos une a todos. Hay mucha emoción, poesía, risas, es movilizante. Y lo lindo de estar una hora sin celular en comunión todos juntos. Es clave. Se vienen momentos de generar redes de contención junto a otros. Ser más colaborativos. Armar una comunión entre todas y el teatro tiene eso y la obra es algo que se completa con los demás. Es un flash».
En cuanto a lo que le espera a la obra, Tomás aclaró que «en estos años la hicimos en muchas ciudades, provincias, y tiene un sabor especial que la penúltima sea ahí». «Todo lo que significa para el país, para el espectáculo, esa plaza. Nosotros siendo rosarinos no podemos dejar de pensar en el Negro (Alberto Olmedo). Así que hay algo del mar, de los sorrentinos de la Vespoli, del teatro popular argentino, de las familias, que nos toca y se respira también en nuestra obra. Esa tradición. Esos lugares comunes que todos atravesamos de alguna manera. Imágenes que nos son transversales».
Para finalizar, el humorista reflexionó: «Hay hasta un momento de un amor de verano en la obra y que situación más propicia que contarla ahí en mar del plata misma. Los payasos callejeros que habitaron tanto ahí y que siguen estando fueron como mis familiares. Si bien soy hijo de una familia de payasos y eso es particular para muchos que la miran a la obra, ¿quién no tiene un familiar que se disfraza de algo que no es para salir al mundo ?»