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SAUNTRACK | Infama

Por Martina Migliorsi

Hola, ¿Cómo estás? Es un día especial para quien escribe estas líneas. Como hincha de River, no puedo más que sonrojarme cada 9 de diciembre.

Pero al margen de lo individual, lo colectivo. Oficialmente estamos en el tramo final del año y las pruebas están a la vista: ayer armaste el arbolito; mañana mirarás la asunción presidencial. ¿Hoy? Hoy queda repasar algunas novedades musicales y hacernos varias preguntas.

Durante estas dos semanas, artistas de todo el mundo llegaron a las noticias. Por un lado, Spotify presentó sus clásicos resúmenes personalizados conocidos como “wrapped”, que pretenden enseñar a sus usuarios sus consumos principales del año. Al margen de las especulaciones previas, este contenido arrojó varias confirmaciones: En Argentina, el podio se compone por Ke Personajes, Bad Bunny y María Becerra, respectivamente. Además, Taylor Swift se convirtió en la compositora más
escuchada a nivel mundial.

Hay más. La revista Forbes nombró al cantante y compositor Peso Pluma como un “líder relevante e innovador” y dictaminó que Bad Bunny es el “rey del pop”. Como era esperable, ambas decisiones despertaron opiniones de todo tipo.

Entretanto, Duki llenó dos River y James Spears, padre y extutor de Britney, perdió una pierna. ¿Hechos inconexos? No necesariamente.

En la previa de sus shows en el Estadio Monumental, el cantautor y productor argentino Mauro Lombardo, conocido artísticamente como “Duki”, concedió una conferencia de prensa a medios de todo el país. La felicidad de haber conseguido llenar la cancha más grande del país no una,
sino dos veces, se vio opacada por una angustia personal que para algunos pudo haber sido una nimiedad; para otros, una prueba genuina de la sensibilidad de un joven de 27 años; y para todos, algo a lo que prestarle atención.

Argentina no guarda tapujos para hablar de salud mental. Y es que no solo se irgue en el escalón más alto del podio cuando de cantidad de especialistas se trata, sino también de pacientes. Una sociedad tan interpelada por el psicoanálisis y la terapia no se incomoda cuando un artista consagrado a paso fugaz expresa su pesadez, tristeza e incertidumbre. De hecho, lo vuelve parte de sus charlas cotidianas.

Culminada la conferencia de Duki, comunicadores y expertos en salud de todo el país volvieron a insistir en la importancia de escuchar a las personas detrás de las estrellas. Y es que en la camada de músicos y performers que “lidera” Duki existen múltiples jóvenes que pasaron del anonimato a la fama mundial en tiempo récord. La pregunta más repetida desde entonces es una sola, y es contundente: ¿Quién cuida a los artistas?

Una frase viste las canciones de Duki del último tiempo: “Un palo pa’ la historia”. Desde la irrupción de las plataformas digitales de forma masiva y competitiva en el mundo, los creadores de música parecen tener un peso extra sobre sus espaldas cada vez que estrenan su material, pero… ¿Cuál es
el costo de “pegarla”?

Es 2007, estamos a mediados de febrero y creemos que “In The Zone” (2003) fue y será el último disco de Britney Spears en mucho tiempo. Esta conclusión no es azarosa: En el último tiempo, la “princesa del pop” se casó, se divorció, tuvo dos hijos, se fue de fiesta en numerosas oportunidades y
fue vista al volante con su retoño mayor en el regazo, cuando éste tenía solo unos meses de vida. La prensa que supo adorarla se convirtió en su mayor crítico y, hambrienta de morbo, no expresó preocupación alguna por la salud mental de la superestrella; en su lugar, castigó sus actos y condenó a
la artista a vivir bajo una de las construcciones verbales más crueles y misóginas que existen: “Mala madre”.

Al margen de aquella percepción social que se hacía muy pocas preguntas y de los indefendibles actos de la performer, resulta extraño que se juzgara con la misma vara una salida con
amigas que un hecho tan irresponsable como manejar un vehículo con un menor de edad a upa. En efecto, dicha vara parece estar en el lugar incorrecto una vez más si se piensa pura y exclusivamente en el rol de Kevin Federline (¿quién?). Si no lo conocés, no te preocupes: Es el exbailarín y
exesposo de Britney Spears, además de ser el padre de sus dos hijos. Si no lo conocés, no te preocupes: La prensa internacional jamás le recriminó a él lo que sí le exigió a la artista.

El 15 de febrero de 2007, Britney Spears ingresaba a rehabilitación para abandonar su tratamiento horas más tarde. La mañana siguiente marcaría la historia del pop para siempre: El arribo a una peluquería, un autorapado ante los paparazzis y un vehículo destruído por la propia artista,
que expresó su ira mediante un paraguas. El mismo año, Britney estrenó “Blackout”, su mejor disco. El siguiente, fue puesta bajo la tutela de su padre, James Spears, decisión judicial que derivaría en el infierno personal de la cantante, víctima de una seguidilla de abusos psicológicos y emocionales impulsados por quien debía cuidarla.

Contrariamente a la oda que hoy se realiza a la fama y a los lujos, la intérprete norteamericana había enseñado sus contradicciones con este universo en múltiples ocasiones. Basta una escucha de alguno de sus clásicos, como “Lucky” o “Overprotected”, para comprobarlo. En “Blackout” (2007), acorazada e impermeable a las críticas, Britney retoma este tópico y renuncia a cualquier intento por ser complaciente. Su entorno se opone a este disco, pero ella lo saca igual.

El 12 de noviembre de 2021, trece (¡!) años después de su designación, James Spears es apartado de la tutela de la artista. Durante su período al mando, Britney fue obligada a grabar discos y hacer giras, mientras se la aislaba de sus amigos y amigas y se le prohibía tener novio. Lo que para muchos pudo ser un final feliz fue un cachetazo de realidad: El daño ya estaba hecho.

El caso de Britney puede ser único por su desenlace, más no por su trama. Hace falta una capacidad de reinvención y aguante muy alta para sobreponerse a una exposición tan hostil. Transitar problemas de salud ante las cámaras puede ser desolador y los entornos son definitivos cuando de
una situación de estrés, angustia o depresión se trata. En palabras de Rosalía, “Es mala amante la fama y no va a quererte de verdad”. El resurgimiento artístico no es para todos. La fama tampoco.

Con antecedentes tan crueles y miradas tan prejuiciosas padecidas por estrellas hiper consagradas, es inevitable pensar en los artistas de hoy, en sus presiones y en aquellas exigencias a las que son sometidos.

Pero entonces, ¿Qué importancia tiene la amputación de la pierna de James Spears en todo esto? En parte, ninguna. Sin embargo, los fanáticos de la cantante recordaron los abusos persistentes del empresario sobre su hija y lo redujeron a una palabra: Karma.

Para irnos, quiero recomendarte tres gemas del mundo musical, sin nexo alguno y con ningún otro motivo más que el de compartir lo que se ama:

– “Piece of me”, la canción más explícita de “Blackout” sobre la fama carroñera.

– El EP “Sunbelt”, de A Rainmaker, ideal para renovar tus playlists.

– La nota de Aleatorio que da cuenta del giro distópico que tomó Kiss, hoy avatares digitales.

En Bacap escribimos lo que escuchamos. Qué mejor que compartirlo con el mundo.
Chau, loco. Este news se va en fade.

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