Marzo es el mes de las empresas B y Mar del Plata ya se convirtió en referente en el tema. Es cuna de organizaciones de impacto, de gran valor para el mercado y la sociedad, que plantean un cambio de paradigma.
por Agustina Papagni
La primera empresa B en Mar del Plata, e inclusive pionera en el ranking mundial, es Lucenza (desde 2014) y a lo largo de los años se han sumado otras como Lulea Mindful (2017), y recientemente en el 2024, la joven destilería Kalmar. Empresas B ¿Ya escuchaste hablar de ellas?
Imaginemos un mundo en el que las empresas no solo buscan el beneficio financiero, sino que también tienen un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente. En un momento en el que la conciencia sobre los desafíos globales está en aumento, surge una nueva forma de hacer negocios que va más allá de las ganancias.
En marzo se potencia la comunicación acerca de esta innovadora perspectiva empresarial que está transformando la forma en que concebimos el comercio. ¿Ya escuchaste hablar de estas compañías?
Conocidas por su enfoque en la sostenibilidad, la transparencia y la responsabilidad social las Empresas B fomentan la colaboración, la equidad y la ética en sus operaciones. Pertenecen a un movimiento global de compañías dispuestas a generar un cambio utilizando la fuerza de mercado para dar soluciones a problemas sociales y ambientales.
En su labor diaria están construyendo alianzas con comunidades locales, abogando por la justicia social y liderando el camino en la adopción de prácticas ambientales responsables. Parece que están trabajando hacia algo más profundo que solo la ganancia material, ¿verdad?
A medida que profundizamos en la forma en que las Empresas B operan, comenzamos a ver una conexión inesperada. Estas empresas no solo están generando ganancias sostenibles, sino que están contribuyendo al equilibrio y la armonía en la sociedad y el entorno en el que operan. Me da lugar para mencionar la clara relación con el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 16: Paz, Justicia e Instituciones Sólidas. No sólo buscan ganancias, sino que también se comprometen con la construcción de instituciones justas y efectivas que promuevan la paz y la igualdad. Las noticias sobre conflictos y guerras mundiales atemorizan a gran parte de la población, por lo que mencionar la incidencia de las organizaciones en este tópico me parece fundamental.
Dentro de América Latina hablamos de Sistema B, una organización sin fines de lucro que cree que los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil, los movimientos sociales, los ciudadanos y la responsabilidad social de los negocios, todos juntos, deben trabajar junto a las Empresas B y otros actores económicos de este territorio, para construir una nueva economía en que el éxito y los beneficios financieros trabajen por construir una economía más justa, equitativa y regenerativa para las personas y el planeta.
Pero vayamos a lo práctico…¿Cómo es que esta certificación se consigue?
La certificación es entregada por B Lab, una entidad sin fines de lucro en Estados Unidos. Los requisitos mínimos para ser Empresa B son: llevar más de 12 meses de operaciones, ser una entidad con fines de lucro, cumplir el requerimiento legal de Empresa B, operar en un mercado competitivo, y ser un negocio completo y distinto.
¿Qué hacen las empresas en lo diario que no hagan otras?
Creen en un progreso que toma en cuenta la perspectiva económica alineada con lo ambiental y lo social. Importa tanto cuidar el entorno natural como a los colaboradores y clientes. Lo diferenciamos de la Responsabilidad Social Ambiental porque hablamos de modelos de impacto que encargan la transformación desde su base y mismo estatuto. No es un cambio o certificación en UN proceso, sino que es tan integral que abarca TODA la operatoria de la empresa.
¿Y si realiza un daño irremediable al ambiente?
La mejor respuesta a esta pregunta es observar cómo operan empresas de rubros que creemos imposible que se pudieran alinear con los requerimientos y características de empresas con este tipo de filosofías. En el transporte, por ejemplo.
Sin negar las emisiones de CO2 de los vehículos y siendo conscientes de su incidencia en el efecto invernadero, Lucenza no se queda de brazos cruzados sino que decide compensar su huella de carbono a través de la reforestación de bosques nativos.
Miden la huella de carbono sobre una base mensual por medio de una app y la compensa por medio del acuerdo firmado con la ONG Banco de Bosques. Las superficies compradas varían según las regiones, ya que cada una tiene un stock de carbono distinto. La selva misionera, por ejemplo, recicla mucho más carbono que la del Chaco.
En la actualidad Lucenza participa en el rescate de una porción del bosque misionero. Multiplica su huella por un coeficiente que los transforma en monto de dinero. Cada AR$ 500 que aporta el Banco de Bosques permiten comprar y preservar 16 m².
El slogan cambió
Lleva tiempo y dedicación, pero no es un imposible. Es real. Está pasando. El slogan cambió. Olvídate de las mejores empresas DEL mundo, porque las organizaciones del futuro son las mejores empresas PARA el mundo.
¿Te interesó este tópico? ¿Querés conocer más sobre estas empresas? Estamos preparando material para que puedas sumergirte y conocer los casos de éxito de la ciudad de mar del plata que tanto nos enorgullece.