Desde Bacap charlamos con Javier “Memo” Manera, bajista de Kapanga sobre su próxima fecha en Mar del Plata, los ensayos de la banda, anécdotas de sus shows y reflexionamos sobre el paso del tiempo y la música.
Por Ian Punter
-¿Luego de tanta trayectoria volver a girar con Kapanga, qué sensaciones te genera?
Nosotros a encarar la gira le llamamos «micro terapia». O sea, es lo más placentero que nos puede pasar en la vida. Cuando estamos sin fechas, sin gira, ansiamos salir a tocar. Es lo que es lo que nos completa. Más allá de la vida familiar que uno lleva día a día por las responsabilidades que tenemos, pero cuando es el periodo de giras es de los más festejados, ya sea que a veces se vuelve como un trabajo que te tenés que levantar temprano, que tenés que ir al check (Prueba de sonido), hacerse cargo de horarios.
Pero la verdad que se lo recomiendo a cualquier mortal esto.
-¿Siguen ensayando mucho o ya tienen de memoria las canciones y ensayar de vez en cuando?
Ensayamos para cosas puntuales como sería refrescar o volver a pasar el repertorio que vamos a encarar. En este caso, que es la gira «Asado Botániko» sí, lo tuvimos que agarrar con unos cuantos ensayos, porque yo a algunas canciones no las había tocado nunca. Osea que empezamos algunas de cero a ver las líneas (de bajo) , los arreglos que tenían.
En esta ocasión se sumó Pato, o sea, sumamos a un instrumentista, a un intérprete más en escena que es Pato, por me momentos puede ser la segunda guitarra. Y por momentos puede ser la guitarra. Junto a Miguel son los que hacen los arreglos, por lo menos para la parte de las guitarras y bueno, sumarlo a Pato para pasar los arreglos para la gira «Asado Botániko». Fue un re labor re lindo porque es como volver a ponerte a coquetear con esos momentos cuando crearon las canciones. Lo que te decía del ensayo para cerrarte; Sí, se labura bastante cuando hay algún objetivo así a cumplir, que serían canciones que no tocamos regularmente, que no son del playlist normal que usamos.
-¿Entre «Un Asado en Abbey Road» y «Botánika» tenés alguno preferido si tenés que elegir entre los dos?
Y me gustan mucho los que tienen unas líneas medio, o sea, yo me dedico a interpretar las líneas de bajo que están grabadas y me gustan las que son medios como un desafío. Algunas líneas son bastante «chivas» le podríamos decir en el slang del músico, como que te tenés que poner las pilas porque si tropezaste con una nota, anda a buscarte después.
Una de esas podría ser «Quiero llenarte de mí». Tiene un beat medio entre Babasónicos y Sandro. Y tiene unas líneas como del género. Y después otro que me gusta mucho es un Reggae que canta el Michael que se llama «Sol» que, también, tiene una línea hermosa que es muy melódica.
-Tantos años tocando en vivo que llevas con Kapanga y con tu carrera musical: ¿Tenés alguna anécdota preferida de algo que te haya pasado en un show en vivo?
Cuando fuimos la primera vez a México, no te esperas quien va a ir a verte a México. Yo no tenía data. No sabía que había gente que escuchaba Kapanga en México.
La primera fecha fue en el contexto de un festival, el «Vive Latino», que es un mega festival y están funcionando como: Termina un escenario y empieza otro, pero hay distancia de un escenario al otro. Y nosotros teníamos un horario diurno, al mediodía, y en el marco estaba re bueno del festival, pero viste la incertidumbre de: «¿Qué onda la gente?¿Vendrá a vernos acá?».
Y fue sorprendente porque venían corriendo. Estábamos tocando y venían de ver otra banda en otro escenario y venían corriendo como agitándose para poder llegar a no perderse el set nuestro y eso, la verdad, que fue sorprendente. Porque había gente esperando que salga la banda a tocar. Pero eso fue como revelador, ver correr a la gente para verte A unos cuántos miles de kilómetros de tu casa. No sé, se me ocurre esa como pintoresca y recuerdo cada momento de esa gira con sonrisas.
-Lo que debe haber sido también pensando en esa imagen que decías vos de la gente corriendo a verlos: ¿Cómo era la perspectiva desde arriba del escenario?
-Sí, para sumar un poco de arte, era como una cancha de tierra. Entonces vos veías volar la tierra cuando venían corriendo, como que venía una estampida a llevarse puesto. Un montón de gente corriendo arriba de una canchita de fútbol, venida a menos, que no tiene pasto cuidado esa era la escena cinematográfica que se ponía delante de nuestros ojos.
-Y ahora vas a tocar en mar del plata. ¿Con qué se va a encontrar la gente en el show?
Vamos a estar tocando el viernes 19 de julio. Y vamos a hacer el festejo de «Un asado en Abbey Road» que se cumplen 25 años de ese disco. Y al show lo dividimos en dos partes, una se la dedicamos a un asado y la otra a botánica que no cumple 25 años, pero ameritaba que salga a girar con «Un Asado en Abbey Road» porque también había muchas canciones que también hacían como un poquito más largo el show porque un disco solo a veces te quedas corto a nivel show; si es temático. Así que decidimos hacer un matrimonio entre esos dos discos y presentarlos.
– ¿Te ves en unos años siguiendo de gira? o de a poco vas pensando en ya decir: » bueno, me parece que ya estoy como para colgar un poco los botines».
Nosotros giramos, pero no es que nos vamos un mes o nos vamos un año como Los Rolling Stones. Nosotros hacemos girad relativamente cortas: fines de semana, como mucho. una semana. Dentro de lo que es Argentina. Si nos vamos afuera capaz que estamos 15 días, pero giras muy largas no estamos haciendo, así que no les pierdo el gusto a eso porque sé que todo el tiempo regreso y bueno, puedo relajarme y juntar pilas para la próxima gira.
Yo ahora tengo 51 y empecé a vivir esto a los treinta porque hace 17 que estoy tocando y la verdad que no lo veo como un desgaste o como: ·»Uh, che no puedo más». Lo que sí capaz que los pibes, mis compañeros que están desde hace veintipico de años girando también. Eso se vuelve, no sé si pesado, pero, qué sé yo. Ya pasamos los 50.
Pero la música tiene algo de que te rejuvenece, no sé si tiene algo que ver con la energía que uno va tirando y que va recibiendo, pero se vuelve como algo. No te digo que soy un eterno adolescente, pero, cada vez que voy a ensayar siento como cuando iba a ensayar la primera vez. Ya sea viajando en un bondi con el instrumento en la espalda o yendo en un auto. Las ganas de juntarte con otro de compartir, eso es lo que me mantiene motivado, que me gusta, que me atrae, así que no sé si podría determinar «che, bueno, me bajo». Tendría que ser algo de fuerza mayor.