Mar del Plata 150 motivos

Mar del Plata: Un viaje entre sus icónicos chalets, intervenciones urbanas y joyas arquitectónicas ocultas

Mar del Plata es pensada desde muchos horizontes. Horizontes como el turismo, los espectáculos, el puerto, la gastronomía, el paisaje, inclusive su arquitectura. Es parte de este horizonte arquitectónico las rutas que siguen sus chalets pintorescos, sus grandes intervenciones urbanas, como el Casino-Hotel Provincial y los balnearios de Playa Grande, sus construcciones religiosas como su Catedral gótica y su iglesia fundacional, o sus barrios-jardín como Los Troncos o Parque Luro. Sin embargo, esta ciudad esconde un camino oculto, de pequeños-grandes hitos todavía sin ser revisados en toda su magnitud.  

Por Dr. Mgs. arquitecto Pablo F. Rescia

Cuando se piensa en la historia de una ciudad, conviene preguntarse en su memoria. ¿Existe realmente una memoria de la ciudad? Franco Purini, arquitecto y profesor italiano, dice que hay tres tipos de memoria, la individual, la colectiva y la del lugar autónomo. Esta última es aquella que se debate entre el orden y el desorden, entre la unidad y los fragmentos. Hay caminos, rutas que unen esos fragmentos.

Existen en Mar del Plata muchos caminos, el camino del turismo, de las residencias pintoresquistas, de las obras emblemáticas que nos dejan los eventos deportivos o políticos. Rutas y caminos consistentes desde donde extraer un cierto ADN marplatense, si es posible que una ciudad tenga un código genético.

Pero hay rutas perdidas, extraviadas, forjadas en los confines de la modernidad arquitectónica. Tal vez este camino comience, entre 1935 y 1940, donde una generación de jóvenes arquitectos argentinos, Juan Kurchan, Jorge Ferrari Hardoy, Amancio Williams, Itala Fulvia Villa, Mario R. Alvarez, Jorge Aslan, Héctor Ezcurra, Carlos Coire, Horacio Caminos (Liernur J. , 1994), entre otros, considerados fundadores de la arquitectura moderna argentina. 

Un primera mirada

En 1937, trabajan en París el estudio de Le Corbusier  para un Plan para la ciudad de Buenos Aires, trabando amistad con el catalán Antonio Bonet. Este fue el comienzo de la consolidación de la arquitectura y el urbanismo moderno en Argentina con la fundación del grupo Austral, pensado en Paris y consolidado en Buenos Aires, cuando Bonet llega a la Argentina desde Paris, evitando una España convulsionada por la guerra civil.

Antonio Bonet proyecta y construye los atelieres para artistas en calle Suipacha en Buenos Aires y poco después, junto a Hilario Zalba, en Mar del Plata, realiza la casa Daneri (1940, imagen 1) que representa una mirada certera hacia el paisaje y los materiales, mirada que recorre su obra simultánea en Uruguay y la posterior, ya en su regreso a España. 

Imagen 1. Casa Daneri en su entorno. Foto: Lina Uribe @linauribefotoarq

Una mirada descuidada sobre esta casa, expresaría que sale de los cánones modernos,  que no tiene la estética abstracta de las primeras casas corbusieranas ni el ascetismo miesiano. Es una casa de piedra, de piedra local de techos inclinados, de los mismos materiales que sus vecinos, aunque el interior es claramente de vanguardia, con su espacio principal en doble altura, recibiendo la potente luz del norte por un quiebre en los techos inclinados que alojan un entrepiso en balconeo sobre el estar.

En 1947 Eduardo Catalano, otro arquitecto fundacional de la tradición moderna, ex alumno de Graduate Scholl of Design en Harvard había estudiado con Gropius y su discípulo el húngaro Marcel Breuer, vuelve a Buenos Aires de su periplo norteamericano, y promueve la invitación de la Facultad de Arquitectura, a Breuer para impartir cursos y conferencias, que finalmente viene a Buenos Aires.

Durante su estancia en Argentina, Catalano y Carlos Coire traen a Mar del Plata a Breuer para ver el lugar de un futuro proyecto del que lo hacen participe. Sería, el hoy abandonado Parador Ariston (1948), muy cercano a la Casa Daneri.

Proyecto que finalmente se construye, y que constituye un particular ejemplo de modernidad, que salta de la abstracción del lenguaje moderno, hacia una complejidad geométrica determinada por una planta lobulada con solo 4 columnas de apoyo. Es la única obra en Latinoamérica del arquitecto húngaro.  

Más adelante, es en Mar del Plata, donde la habilidad empresarial de Bonet (Liernur y otros, 1996), junto con la reciente aprobación de la ley de Propiedad Horizontal (1948) y el atractivo de la ciudad junto a su explosivo crecimiento demográfico, determinan un cambio de escala. Ya pensando en una dimensión metropolitana, Bonet proyecta y construye los edificios de la Galería Rivadavia (1957), y de las Américas (1958, obra dirigida por Débora Di Veroli, imagen 2) y la galería Central, de la que solo queda terminado el basamento. 

Imagen 2. Galería de las Americas. Foto: Foto: Lina Uribe @linauribefotoarq

La idea es el mix de usos comercial-residencial, donde lo comercial se organizaba en un patio de varias alturas, siempre caracterizado por su cubierta de doble curvatura y su acabado en trencadís de espejo. En tanto la residencia era torres (rascacielos se los llamaba en la época) siempre con un carácter de investigación proyectual, la torre Rivadavia y sus famosos departamentos en dúplex (imagen 3), con el estar en doble altura, y la Galería de la Américas con su osada solución estructural de cuatro pentapodos en donde el peso de la torre se resume en solo ocho columnas que atraviesan las sucesivas plantas de los espacios comerciales. 

Imagen 3. Galería Rivadavia. Interior de un departamento. Foto: Lina Uribe @linauribefotoarq

En su capacidad para interpretar la relación entre paisaje y ciudad, Bonet realiza su proyecto más innovador que es el Terraza Palace (imagen 4), edificio aterrazado sobre la costa de Playa Grande que suponía ser un arquetipo para conciliar el desarrollo urbano y el paisaje costero, propuesta que retoma, en menor escala en España en La Manga del Mar Menor en la región de Murcia.

Imagen 4.Terraza Palace. Foto: Lina Uribe @linauribefotoarq

Amancio Williams, otro arquitecto de esa generación de primeros modernos, y Delfina Gálvez encuentran también en Mar del Plata su camino moderno. Su única obra, la Casa sobre el Arroyo (1942, imagen 5) está construida está aquí. Hoy esa obra, recién restaurada, es premio 2024 del Fondo Mundial de Monumentos.

Imagen 5. Casa sobre el Arroyo. Foto: Lina Uribe @linauribefotoarq

Esta ruta iniciática para los primeros modernos, desde Paris, pasando de Buenos Aires a Playa Grande, de Harvard a Playa Serena, forma parte de una memoria borrosa o imprecisa. La esquiva ruta de la “Mar del Plata moderna” no hace más que definir a la ciudad como un condensador de historias (Rescia, 2023), donde las tres memorias de Purini se entrelazan en una ruta moderna que se asemeja a un bucle infinito. 

Hoy, en una Mar del Plata de contrastes violentos y actores volátiles (Rescia, 2014) percibimos que la arquitectura moderna tejió historias detrás de bambalinas, actitud propia de una ciudad que se hace llamar feliz. 

Referencias 

Liernur, F., Gorelik, A., & Pando, H. (1996). Cuadernos de Historia. Protagonistas de la Arquitectura Argentina (Vol. nº7). Instituto de Arte Americano.

Liernur, J. (1994). El grupo Austral, Argentina, 1938-1942. (S. C. Arquitectos, Ed.) Revista SCA(172).

Mele, J. (Marzo de 1993). El presente de la memoria. Clarín.

Rescia, P. (2014). Reconstrucción de un Paseo Costero en Mar del Plata. (U. Departamento de Proyectos Arquitectónicos ETSAB, Ed.) Revista Cercle, 8-9, 82-90.

Rescia, P. (2023). Entrevista. Revista BEAT, 11, 3-11.

Últimas Notas

La historia de los caseros del Torreón del Monje

redaccion

La historia de la expedición Atlantis desde la óptica de uno de sus protagonistas

redaccion

Comienza la celebración de Mar del Plata 150 Motivos: Un viaje a través de las historias de vida

redaccion

Deja tu comentario