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septiembre 16, 2024
Música

SAUNTRACK | Brumas

Por Martina Migliorisi

Hola, ¿Cómo estás? Entre la publicación del news #22 y la salida de la edición que estás por leer, Argentina vivió dos semanas de exaltación desenfrenada. A pesar de nuestra imbatible capacidad para reír en medio de la tempestad, a veces envidio la calma ajena. Parece mentira la intensidad que maneja un argentino promedio a lo largo de su vida. De hecho, no creo que exista fórmula alguna que permita ser parte de esta tierra sin hacerse íntimo amigo de la ansiedad.

Ahora bien, amén de las noticias que han perturbado el sueño de toda la nación, el universo musical —irónicamente mucho menos ruidoso— hizo lo propio: Charly García develó el tracklist y la fecha de estreno de su nuevo disco, “La lógica del escorpión”; “Pretenders II”, segundo álbum del conjunto homónimo, cumplió 43 años; Big One anunció su próximo crossover: será junto a Miranda! y Ciro Martinez y se estrenará el martes 20; Franz Ferdinand confirmó su vuelta al país para el 11 de noviembre en el Estadio Obras; vía Twitter, Ke$ha notificó su intención de regrabar su primer álbum una vez resuelta su situación judicial y siempre que obtenga los derechos absolutos sobre sus canciones; Swaggerboyz estrenó “El Morocho, El Rubio y El Colo” ft. Dillom; NAFTA agotó su primer Movistar Arena y no descarta una segunda fecha; Lady Gaga y Bruno Mars se unieron para sacar “Die with a smile”; Chile celebró el “Día del Rock Chileno”, en conmemoración al debut de Los Jaivas en 1963.

Si estás en Mardel, agendá: El 23 de agosto, Patricia Sosa llega al Radio City-Roxy; Ella es Tan Cargosa mete doblete (23 y 24) en Abbey Road; el 31 de agosto, Conociendo Rusia en GAP, y el 21 de septiembre, Lucy Patané en el insti (IMMC).

Finalmente, si sos músico/a, atención a esto: Código Provincia reabrió sus inscripciones. Hacé click acá para saber más.

Bienvenidos/as a una nueva edición de Sauntrack. Hoy renunciaré a toda pretensión de intelectualidad y citaré aquella frase que el influencer Tomás Holder dijo escuchar de la boca del mismísimo Dios en medio de una curiosa epifanía, producto del consumo de sustancias en una fiesta electrónica: “Bailá o la quedás”.

Gema 

Si de elecciones se tratara, uno de mis grandes anhelos sería poder citar de memoria y sin esfuerzo aparente las fechas que me cambiaron la vida. Hoy no sé si lo que estoy por relatar pasó un lunes, un viernes o un domingo. No creo que importe. Tenía 11 o 12 años y, como todos los días, hacía zapping entre Mtv y MuchMusic. Conservo el vago recuerdo de que era invierno, o tal vez un otoño tardío, porque por algún motivo mi mente me sitúa en el antiguo comedor de mi casa, casi en penumbras, a eso de las seis de la tarde. Me gustaba Mtv porque invadía su grilla con novedades y artistas emergentes; MuchMusic, por rescatar clásicos. Se podría decir que uno hablaba mi mismo idioma y el otro me recordaba de dónde vengo. Este último, sin embargo, fue artífice de uno de los fanatismos que marcó mi preadolescencia sin necesidad de desempolvar discos, leer historia o mirar viejos registros perdidos en algún lugar de internet. Era arte contemporáneo. Estaba ahí, ante mis ojos, y aunque su estética lo hacía parecer de otra época, su sonido era inconfundiblemente fresco.

«I wanna talk to you», disparaba un joven delgado y alto, sentado al frente de un piano. «The last time we talked, Mr. Smith, you reduced me to tears. I promise you it won’t happen again», respondía una niña, de ojos tan claros como el agua y cuyo vestido verde no hacía más que resaltar su profundidad mientras miraba fijo a su interlocutor.

La irrupción de Michael Holbrook Penniman Jr. en el mundo de la música mainstream llegó con su primer álbum, un seudónimo artístico y un registro vocal que lo llevaría, en más de una oportunidad, a comparaciones con el mismísimo Freddie Mercury. Amparado en un puñado de composiciones propias y con una propuesta pop sobre ruedas, el desconocido pianista se abrió paso en la industria: El mundo conocía a Mika.

¿A qué sabe la fama?

Estrenada en 2006, «Life in Cartoon Motion» fue la carta de presentación de un artista completo. Y es que además de su formación como cantante de ópera y de su facilidad para componer, su dominio en el uso del teclado, piano, sintetizador y keytar, y su fluidez para expresarse tanto en inglés como en francés, italiano y español daban cuenta de un sujeto con una inquietud artística parecida al hambre voraz.

Confesado en múltiples ocasiones por el propio Mika, su álbum debut está inspirado en su infancia, pero conforme el paso del tracklist es posible detectar una lectura adulta sobre cada tópico que aborda. Como una revisión de su propia vida, el músico retrata las crisis de identidad y/o representación, el primer amor, la autopercepción y la diversidad sexual. Con ambigüedad y picardía, un joven de 23 años se hacía lugar en una escena general e históricamente femenina. El pop de Mika, como la mera existencia, era alegre y pesaroso, entusiasta y reflexivo, colorido y grisáceo.

Con “Grace Kelly” como plato fuerte, el primer disco del artista  líbano-inglés acaparó la atención de la crítica rápidamente. A su estreno le siguieron los singles “Love Today”, “Relax, take it easy”, “Big Girl (You are beautiful)”, “Lollipop” y “Happy ending”. Sin embargo, el interés mediático no fue —no es— sinónimo de aplausos. Para The Guardian y LA Times, el álbum no merecía más de una estrella sobre cinco; algo más compasivos fueron Rolling Stone y QMagazine, que lo calificaron con tres. Pitchfork, por su parte, no escatimó en cuestionamientos: «Mika desperdicia su formación clásica para tomar prestados trucos pop respetuosos y baratos que se deprecian exponencialmente en sus manos», lo lapidó. Curiosamente, antes de su gran salto al estrellato, el músico había lidiado con las presiones de varios sellos discográficos, que entre sus múltiples devoluciones le exigían un sonido más comercial y fácil de vender (“a lo Robbie Williams”)

Hace cuatro años, que en tiempos de hoy parece otra vida, el periodista Mackenzie Cummings-Grady revisionó “Life in Cartoon Motion” y escribió para PopDust: “Mika había creado una forma específica de glam-pop que había estado ausente en los círculos mainstream, y lo hizo en sus propios términos. Mientras la música LCD Soundsystem y Post Grunge inundaba las ondas de radio, el pop efervescente de Mika era deliberadamente exagerado y carente de angustia”. En dicho trabajo, el ex Billboard sostiene que la ópera prima de Mika fue y es subestimada por la crítica por tratarse de un LP adelantado a su época.

Ca-ching!

Hoy, Mika cuenta con un historial compuesto por seis álbumes de estudio, cuatro álbumes en vivo y seis EPs. Ha formado parte de la banda sonora de “Kick-Ass” (2010) y es el creador del soundtrack de “Zodi & Téhu: Aventuras en el desierto” (2023). Lleva casi 20 años en la industria mainstream y su identidad artística se ha convertido en sinónimo de pop.

Mañana, domingo 18 de agosto, el mismo joven de 23 años que siguió su instinto hasta convertirse en una estrella de reconocimiento internacional, celebrará sus 41 años. Su nombre seguirá siendo Michael, su primer disco seguirá llamándose “Life in Cartoon Motion” y sus defensores seremos muchos más que en aquel lejano y nostálgico 2006. 

Para irnos, quiero recomendarte tres gemas del mundo musical, sin nexo alguno y con ningún otro motivo más que el de compartir lo que se ama:

En Bacap escribimos lo que escuchamos. Qué mejor que compartirlo con el mundo.

Chau, loco. Este news se va en fade.

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