Cuando se piensa en la historia de una ciudad, conviene preguntarse en su memoria. ¿Existe realmente una memoria de la ciudad? Franco Purini, arquitecto y profesor italiano, dice que hay tres tipos de memoria, la individual, la colectiva y la del lugar autónomo. Esta última es aquella que se debate entre el orden y el desorden, entre la unidad y los fragmentos. Hay caminos, rutas que unen esos fragmentos.
Por Dr. Mgs. arquitecto Pablo F. Rescia
Existen en Mar del Plata muchos caminos, el camino del turismo, de las residencias pintoresquistas, de las obras emblemáticas que nos dejan los eventos deportivos o políticos. Rutas y caminos consistentes desde donde extraer un cierto ADN marplatense, si es posible que una ciudad tenga un código genético.
Pero hay rutas perdidas, extraviadas, forjadas en los confines de la modernidad arquitectónica. Tal vez este camino comience, entre 1935 y 1940, donde una generación de jóvenes arquitectos argentinos, Juan Kurchan, Jorge Ferrari Hardoy, Amancio Williams, Itala Fulvia Villa, Mario R. Alvarez, Jorge Aslan, Héctor Ezcurra, Carlos Coire, Horacio Caminos (Liernur J. , 1994), entre otros, considerados fundadores de la arquitectura moderna argentina.
Lo primero en Mar del Plata
En 1937, trabajan en París el estudio de Le Corbusier para un Plan para la ciudad de Buenos Aires, trabando amistad con el catalán Antonio Bonet. Este fue el comienzo de la consolidación de la arquitectura y el urbanismo moderno en Argentina con la fundación del grupo Austral, pensado en Paris y consolidado en Buenos Aires, cuando Bonet llega a la Argentina desde París, evitando una España convulsionada por la guerra civil.
Antonio Bonet proyecta y construye los ateliers para artistas en calle Suipacha en Buenos Aires y poco después, junto a Hilario Zalba, en Mar del Plata, realiza la casa Daneri (1940, imagen 1) que representa una mirada certera hacia el paisaje y los materiales, mirada que recorre su obra simultánea en Uruguay y la posterior, ya en su regreso a España.
Una mirada descuidada sobre esta casa, expresaría que sale de los cánones modernos, que no tiene la estética abstracta de las primeras casas corbusieranas ni el ascetismo miesiano. Es una casa de piedra, de piedra local de techos inclinados, de los mismos materiales que sus vecinos, aunque el interior es claramente de vanguardia, con su espacio principal en doble altura, recibiendo la potente luz del norte por un quiebre en los techos inclinados que alojan un entrepiso en balconeo sobre el estar.
En 1947 Eduardo Catalano, otro arquitecto fundacional de la tradición moderna, ex alumno de Graduate Scholl of Design en Harvard había estudiado con Gropius y su discípulo el húngaro Marcel Breuer, vuelve a Buenos Aires de su periplo norteamericano, y promueve la invitación de la Facultad de Arquitectura, a Breuer para impartir cursos y conferencias, que finalmente viene a Buenos Aires.
El Ariston
Durante su estancia en Argentina, Catalano y Carlos Coire traen a Mar del Plata a Breuer para ver el lugar de un futuro proyecto del que lo hacen participe. Sería, el hoy abandonado Parador Ariston (1948), muy cercano a la Casa Daneri.
Proyecto que finalmente se construye, y que constituye un particular ejemplo de modernidad, que salta de la abstracción del lenguaje moderno, hacia una complejidad geométrica determinada por una planta lobulada con solo 4 columnas de apoyo. Es la única obra en Latinoamérica del arquitecto húngaro.
Dos edificios emblemáticos
Más adelante, es en Mar del Plata, donde la habilidad empresarial de Bonet (Liernur y otros, 1996), junto con la reciente aprobación de la ley de Propiedad Horizontal (1948) y el atractivo de la ciudad junto a su explosivo crecimiento demográfico, determinan un cambio de escala. Ya pensando en una dimensión metropolitana, Bonet proyecta y construye los edificios de la Galería Rivadavia (1957), y de las Américas (1958, obra dirigida por Débora Di Veroli, imagen 2) y la galería Central, de la que solo queda terminado el basamento.
La idea es el mix de usos comercial-residencial, donde lo comercial se organizaba en un patio de varias alturas, siempre caracterizado por su cubierta de doble curvatura y su acabado en trencadís de espejo. En tanto la residencia era torres (rascacielos se los llamaba en la época) siempre con un carácter de investigación proyectual, la torre Rivadavia y sus famosos departamentos en dúplex (imagen 3), con el estar en doble altura, y la Galería de la Américas con su osada solución estructural de cuatro pentapodos en donde el peso de la torre se resume en solo ocho columnas que atraviesan las sucesivas plantas de los espacios comerciales.
Terraza Palace, un proyecto innovador
En su capacidad para interpretar la relación entre paisaje y ciudad, Bonet realiza su proyecto más innovador que es el Terraza Palace (imagen 4), edificio aterrazado sobre la costa de Playa Grande que suponía ser un arquetipo para conciliar el desarrollo urbano y el paisaje costero, propuesta que retoma, en menor escala en España en La Manga del Mar Menor en la región de Murcia.
Amancio Williams, otro arquitecto de esa generación de primeros modernos, y Delfina Gálvez encuentran también en Mar del Plata su camino moderno. Su única obra, la Casa sobre el Arroyo (1942, imagen 5) está construida está aquí. Hoy esa obra, recién restaurada, es premio 2024 del Fondo Mundial de Monumentos.
Esta ruta iniciática para los primeros modernos, desde Paris, pasando de Buenos Aires a Playa Grande, de Harvard a Playa Serena, forma parte de una memoria borrosa o imprecisa. La esquiva ruta de la “Mar del Plata moderna” no hace más que definir a la ciudad como un condensador de historias (Rescia, 2023), donde las tres memorias de Purini se entrelazan en una ruta moderna que se asemeja a un bucle infinito.
Hoy, en una Mar del Plata de contrastes violentos y actores volátiles (Rescia, 2014) percibimos que la arquitectura moderna tejió historias detrás de bambalinas, actitud propia de una ciudad que se hace llamar feliz.
1-Jorge Mele dice de "...Franco Purini analiza tres manifestaciones de la memoria: la individual, la colectiva y la memoria del lugar autónomo. La memoria individual es la que revela el conflicto entre subjetividad y representaciones colectivas. Es la que vincula lo concorde de la ciudad con las elecciones de carácter y género en las tipologías arquitectónicas. La memoria colectiva es la forma objetiva del recuerdo de la totalidad social. En ella se delinean las huellas y los rastros significantes de su pertenencia al tiempo histórico. La memoria del lugar autónomo es el espacio de la transformación, es el campo en el que se constatan las dualidades constitutivas de la experiencia metropolitana: las de orden y desorden, unidades y fragmentos, racionalidad e irracionalidad, tradición y modernidad. Es la que presenta la inercia de los trazados ante las modificaciones de las tipologías..." (Mele, 1993) 2-Arquitecto suizo, considerado como uno de los “maestros” de la arquitectura moderna, que ya había estado en Buenos Aires en el año 1929, sentando las bases para un futuro Plan Director para la ciudad. 3- Arquitecto catalán 1913-1986 4- Formado por Bonet, Vera, López, Itala Villa, Sánchez de Bustamante, Le Pera, Zalba y Ungar. (Liernur J. , 1994) 5- Variación del trencadís (término de la lengua catalana que podría traducirse como troceado o 'picadillo') de fragmentos cerámicos, unidos con una mezcla; muy habitual en la arquitectura modernista catalana. Referencias Liernur, F., Gorelik, A., & Pando, H. (1996). Cuadernos de Historia. Protagonistas de la Arquitectura Argentina (Vol. nº7). Instituto de Arte Americano. Liernur, J. (1994). El grupo Austral, Argentina, 1938-1942. (S. C. Arquitectos, Ed.) Revista SCA(172). Mele, J. (Marzo de 1993). El presente de la memoria. Clarín. Rescia, P. (2014). Reconstrucción de un Paseo Costero en Mar del Plata. (U. Departamento de Proyectos Arquitectónicos ETSAB, Ed.) Revista Cercle, 8-9, 82-90. Rescia, P. (2023). Entrevista. Revista BEAT, 11, 3-11.