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enero 18, 2025
Espectáculos

Juan Palomino: «Me siento cómodo en todas las formas de expresión, pero el teatro es la más viva y contundente»

El multifacético actor estrenó “Otelo” de William Shakespeare en el Centro Provincial de las Artes Teatro Auditorium y dialogó con Bacap.

Por Ale Bertolami

Juan Palomino regresa a la ciudad para protagonizar la emblemática obra “Otelo” de William Shakespeare hasta el 19, y del 23 al 26 de enero a las 21:30h en la sala Astor Piazzolla del Teatro Auditorium, Centro Provincial de las Artes.

La obra aborda el poder, la manipulación y los celos como desencadenante de una violencia que crece y no se detiene hasta el fatal desenlace. Protagonizada por Juan Palomino en el papel de Otelo, acompañan Erica Basaldella como Desdémona. Fabio Prado González es Yago, Emma Burgos interpreta a Emilia, Francisco González Gil como Casio y Mario Moscoso en el papel de Rodrigo. La dirección está a cargo de Nicolás Prado.

Desde Bacap pudimos adentrarnos al ensayo para conversar sobre la obra, su visión y el resto de los proyectos que le deparan:

¿Por qué Otelo? Ni más ni menos que una obra de Shakespeare… ¿Qué representa para vos ser el protagonista?

(Risas) No lo sé.  Lo que significa su complejidad. Siempre fue una obra compleja, la clave está en que no justificamos el femicidio, pero, entendemos que hay una historia donde el poder es el que avasalla a la condición humana de la protagonista, en este caso Desdémona (Erica Basaldella) un universo masculino, patriarcal, violento, con una masculinidad particular. Que se entienda lo mal que obra un personaje que está preparado para ejecutar sujetos, porque es un hombre preparado para matar y para morir, no tiene tiempo para pensar y termina, como termina la obra. 

No es una justificación y no juzgo al personaje, pero entiendo que hay como cierta desgracia en el rol de la mujer que ha sido siempre avasallado y que en estos tiempos, aparece la misoginia desde los determinados sectores del poder hacia el pronunciamiento de mujeres que respeto y quiero. 

Entendemos que reivindicar el rol de la mujer es fundamental y que los malos de la película, hablando mal y pronto, son estos sujetos de poder que uno malinterpreta las cosas y el otro las ejecuta. 

Creo que es un buen espejo para ver la masculinidad mal constituida, mal construida, mal creada, malentendida. En ese sentido, me interpela como sujeto varón que ha crecido en la década de los setenta, viendo películas donde todo el modelo masculino estaba reñido o dibujado de esa forma: sexistas, heterosexuales, manipuladores, poco respetuosos por el género femenino. Hay una serie de componentes que tienen que ver generacionales con mi mirada y que, a partir de mi paternidad, tengo dos hijas y un hijo varón, me permite entender y volver a replantear todo. Que sea el teatro esa posibilidad que le dé a los sujetos varones me parece que es uno de los roles del arte en general. Es un espejo de lo que se pretende en este tiempo. 

Qué grado de pequeñez hay para no discernir el por qué suceden las cosas, por qué uno queda atrapado en un vínculo que ya no funciona, por qué uno no puede entender esa lógica de que cuando se terminan las cosas se terminan y el hombre tomando a la mujer como una posesión.

¿Cómo fue la construcción de tu personaje (Otelo)?

El desafío está dado por la genealogía de cada uno, en mi caso particular, como uno ha sido formado, con qué modelos masculinos en la familia, para mí fue un desafío para ir puliendo esas zonas de construcción como si fuesen rasgos atávicos que forman parte de mi patrimonio emocional.

Por eso, hablo del rol de padre de hijas mujeres que me permitieron y me permiten entender esa forma de ver mi masculinidad. Estar en contra de una mirada del entretenimiento cosificando a la mujer, hay algo de mi genealogía Otelo, a mí como sujeto, me permite revisar y entender y cada texto y cada acción esté envuelta de un concepto que yo he ido bajando de mi propia identidad y dejándolo en ese personaje.

Qué lindo es estar en Mar del Plata

¿Qué significa para vos poder hacer función en el teatro Auditórium y en una ciudad como Mar del Plata con cultura teatral?

Tiene cultura teatral en una temporada con una situación coyuntural particular, donde se conjugan tres obras clásicas: Macbeth, Cyrano y Otelo, creo que nunca hubo en una temporada teatral tantas propuestas de teatro “clásico”, pero tan actuales que uno no puede dejar de reconocer eso.

Es una linda posibilidad que me brinda la vida de reencontrarme con la comedia porque fue mi primer lugar donde accedí a mi primer trabajo como actor, cuando egresé en La Plata. Volver a hacer una temporada en Mar del Plata, ciudad que conozco mucho porque mis abuelos y padres vivieron acá, mis hermanos crecieron acá, que sea un clásico el que me permita interpelar a una sociedad que está siendo muy bombardeada por una forma de construcción de la realidad y lo cotidiano donde la violencia se está instalando y donde la misoginia se está instalando hacia la mujer y colectivos minoristas. 

¿Con qué se va a encontrar el público?

El relato es muy transitable, hay música en vivo. Se va a encontrar con una obra entretenidamente inquietante. Porque el humor o la ironía de Yago, mejor dicho: la ironía de Yago se convierte en humor.

Se va a encontrar con una obra con determinadas dosis energéticas que están dadas por las generaciones de actores que están arriba del escenario, por la música y por la puesta en escena de Nicolas Prado.

El teatro nos genera una atmósfera que difiere de la mirada de cada uno y puede construir su propio camino. 

Pasiones, rituales y destino

¿Te sentís más cómodo haciendo cine o teatro?

Me gusta mucho actuar, soy mal espectador de teatro, soy un buen público de teatro. Amo el teatro porque es la herramienta que me permitió acercarme al cine. De niño veía mucho cine y cuando descubrí la actuación como forma de expresión y de vínculo con las personas dije: para ser actor de cine hay que ser actor de teatro.

Pero, en realidad quería ser actor de cine, amo el cine, de hecho, muchas películas me han permitido relacionarme con el cine testimonial y de género, me gusta mucho actuar, amo actuar en la televisión también.

Actuar, para mí, es una buena forma de espejar realidades. A veces, con más suerte que otras. En lo que es el teatro y el cine me he sentido muchas veces en plenitud. Me siento cómodo en todas las formas de expresión, pero la más viva, la más contundente: es el teatro. 

¿Tenés algún ritual antes de entrar a escena?

Si hago algo en la primera función lo continúo haciendo en las restantes. Antes no era así, ahora sí: “si salgo por esta puerta del escenario, ya no salgo por la otra”. Podemos decir que soy medio cabalero en ese sentido, pero, no tengo ritual. Me pongo el uniforme, en este caso, el general, y entro a desplazarme como un mono por el escenario, con la tranquilidad de Erica y ese universo tan particular que es el militar. Los uniformes te generan como un distanciamiento o un acercamiento en ese ámbito.  Mis uñas pintadas tienen que ver con recortar el rostro de Desdémona o de Yago. En mi imaginario, soy un gorila.

¿Siguen de gira con la obra? ¿Qué proyectos tenés para el 2025?

Estaremos de gira por abril y mayo. Yo estoy buscando material para hacer un unipersonal y encontré algo muy interesante de un autor tucumano, Pablo Gigena. Hay una versión de Calígula que me gustó muchísimo y me gustaría hacer una investigación sobre el tema. 

Al mismo tiempo, terminando dos cosas: “El día del reptil”, que es un guion que trata sobre un atentado. Construyo un universo de amor de cine dentro del cine y, por otro lado, estoy explorando mi historia.

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