Por Martina Migliorisi
Hola, ¿Cómo estás? Entre la publicación del último news y el que estás por leer cambió el país. Las tres personas que componen la Corte Suprema, todos hombres ricos y bastante mayorcitos, pusieron contra las cuerdas el pacto democrático que Argentina impuso de forma ininterrumpida en 1983, en la primavera más soleada de todas. Sí, este es un news musical. Y lo escribe una periodista que habita esta tierra, que ama a su gente y que bajo ningún aspecto considera que la política y la vida cotidiana deban someterse a un divorcio por ser mala palabra para unos pocos. La política está en absolutamente todo lo que te pasa desde que nacés hasta que te morís y un poco más también.
Realizado el primer descargo y con los valientes que aún queden por acá sin ofenderse, es momento de orientar la brújula, una vez más, a cosas menos importantes y afortunadamente más esperanzadoras. La música, excusa que nos congrega cada dos semanas en este espacio, también está atravesando una de sus tantas metamorfosis. Mucho más noble y optimista, será nuestro norte en el oasis de hoy.
Para entrar en calor, un cóctel agridulce de los títulos más resonantes de la actualidad: Madonna estrenará “Veronica Electronica”, su álbum de remixes producido hace 25 años e inédito hasta hoy; Guns N’ Roses confirmó su regreso a la Argentina a fines de septiembre; Martha Argerich celebró sus 84 años; Nick Jonas protagonizará la biopic de Kiss; ACRU estrenó “Yamael, la ambición”, su nuevo disco; “Get Behind Me Satan”, quinto álbum de The White Stripes, cumplió 20 años; Andrés Calamaro agotó dos Movistar Arena y confirmó una tercera fecha; David Guetta vuelve al país en el marco de Creamfields 2025; Belén Cuturi estrenó “Abanicos negros”, su nuevo trabajo discográfico; y perdimos a dos artistas tan espectaculares e irrepetibles como Sly Stone y Brian Wilson.
Bienvenidos/as a una nueva edición de Sauntrack. ¿Están para una picadita?
Un hallazgo y un menú
Los tiempos han cambiado. Últimamente, la vida parece pasar ante y sobre nosotros/as a un ritmo frenético en el que es difícil mantenerse en pie. En el que Miranda! describiría como un “viaje deseado y vertiginoso”, muchas personas buscan un refugio pacífico, un espacio de falsa calma, una forma de detener el tiempo.
De Romina Zanellato a Luciana “Lucha” Miranda, hay un patrón que el periodismo musical ha detectado hace rato, pero que hoy emerge ante los ojos del público masivo como nunca antes: la romantización del pasado, el eterno retorno a las viejas prácticas, la nueva nostalgia argentina.
La forma de vincularse con el universo musical ha cambiado considerablemente durante el nuevo milenio. Las tecnologías que debían facilitarlo todo terminaron por arrebatar, también, el espíritu, la magia, la mística de cada ritual de pseudo búsqueda del tesoro. Para los amantes de la música, cada ingreso a una disquería, cada entrada impresa, cada fotografía analógica en la previa a un recital supone un recuerdo a atesorar para siempre. Por fortuna, y a pesar de la modernización, el humano no pierde jamás sus mañas.
“…esa generación, la que nació con el dominio total del archivo digital y el streaming como formato único para la escucha de la música. Los hijos de la playlist, los que ahora buscan lo palpable. […] están armando de a poco, a medida que pueden, su colección de discos”, afirma Romina Zanellato, en una de sus últimas crónicas para Cenital. En este trabajo, la escritora sureña ahonda entre los testimonios de compradores entusiastas, registra la ilusión que cargan al redescubrir música y patenta la grata sorpresa con la que los comerciantes observan a su nuevo público. “Esos jóvenes que no vivieron la adolescencia con un formato físico están resucitando esa música que heredaron o que empiezan a comprar en ferias”, destaca la autora, quien asegura, además, que a la ya conocida fascinación por el vinilo se le ha sumado una apreciación sin precedentes por el CD y el cassette.
En línea con dicha tendencia, Luciana Miranda reportea en ciclos de escucha de discos distribuídos en Capital Federal. La práctica, que convoca a críticos, fanáticos, curiosos y eruditos, no entiende de sexos, edades o colores: algo tan simple como escuchar un álbum, en compañía o acompañado de meros desconocidos, transformado en una experiencia a contramano de su época. Y es que la satisfacción no entiende de algoritmos, de modas de TikTok ni de números en YouTube. Se trata de algo más: algo que ninguna estrategia, por efectiva que sea, conseguirá igualar. En su apartado final, la periodista parafrasea a Favalli, escoge su categórica frase para describir un mundo roto, y agrega: “Tal vez algo tan simple como juntarse a escuchar discos enteros, poner en valor la función social de la música, sirva para empezar a arreglarlo”.
En la edición mensual de Rolling Stone, su director Daniel Flores irrumpe en el editorial para señalar el fenómeno actual con cierta perplejidad: “(cada vez más rápido y en direcciones más desconcertantes): la novedad ahora es escuchar discos completos. ¿Pero cómo? ¿No hacíamos eso ya? […] Los discos están ahí y, de hecho, se multiplican ahora mismo a un ritmo incontenible. Qué mejor que se les dedique la atención que merecen”.
En este contexto, con tres plumas que sirven de excusa y a fin de reacondicionar cada playlist de quien recorra estas líneas, una escueta selección de álbumes cosecha 2025. Con potencia, sensibilidad, nostalgia, humor, sosiego. Argentinos y extranjeros, adorables y tumultuosos. Una forma de redescubrir la belleza entre tanto caos.
“Fonso y Las Paritarias”, de Fonso y Las Paritarias
El espíritu del pueblo argentino condensado en un artista, una discografía, una forma de hacer arte. Si el ser nacional es turbulento, irónico, humorístico, sufrido y emocional, este álbum no podía no serlo. Fonso y Las Paritarias ha hecho de su paso por la industria —bastante reciente y con una enorme proyección, por cierto— una marca registrada. La propuesta del conjunto bonaerense está atravesado de principio a fin por el país que lo parió, que lo rodea, que moldeó su forma de ser.
Profundamente argentinos, espiritualmente comunitarios y musicalmente deliciosos, Fonso y Las Paritarias apuesta a una obra de rock comprometida, manifiesta y tajante, donde nada queda librado al azar ni abre el juego a posibles interpretaciones erróneas. Una mirada crítica, cruda y contemporáneamente necesaria.
“Narciso”, de Narciso
El álbum debut del conjunto rosarino es una cápsula del tiempo. Hipnótico y psicodélico, el disco respira un aire sesentero irresistible. Letras de amor, de decepción y de dolor maridan con una inconfundible influencia instrumental de The Animals y The Doors.
Siete tracks alegres y sólidos, desafiantes del tiempo y el espacio, decantan en un apartado final de tono introspectivo, tajante y hasta apocalíptico, que cuestiona la vida actual, los vínculos y el modo en que administramos el placer.
“Para quién trabajas”, de Marilina Bertoldi
La maduración creativa de Marilina Bertoldi es una de sus mayores fortalezas. A sus 36 años, la artista santafesina presenta un disco profundamente político, a la altura de lo que la actualidad le demanda a sus interlocutores y de aquello que muchos de sus colegas escogen eludir. Desde su título, pasando por su arte de tapa y sus líricas, la cantautora y música nacida en Sunchales nos abofetea con una dosis de realidad de la que es imposible escapar.
Con humor, con crudeza y con ternura, Marilina Bertoldi presenta ante el mundo el que es, tal vez, su álbum más político y contundente al momento, demostrando su capacidad de lectura sobre el mundo que la rodea, su disconformidad con los negocios que aparentan ser hitos artísticos, su hartazgo ante una cultura hecha de plástico.
“Radio DDR”, de Sharp Pins
En línea con la propuesta de artistas como The Lemon Twigs, el flamante trabajo de Kai Slater parece extraído de los 60’s. Sin dejar de representar el indie rock y el pop melancólico que tan bien ejecuta, el joven de 20 años marida su madurez interpretativa con su frescura lírica. Para Pitchfork, “las letras de Slater reflejan la invencibilidad y seguridad de la juventud, pero sus melodías están atravesadas por la melancolía que conlleva hacerse mayor y darse cuenta de que la infalibilidad de los finales de la adolescencia y los primeros 20 es solo otro sentimiento efímero”.
Un álbum que transcurre con ligereza y fluidez constante, con la belleza de quien escoge hacer de cada pieza un pedazo de arte en movimiento. Un rompecabezas cuya búsqueda, más que sorprender, es rendir culto a la creatividad y a la poesía.
“The Crux”, de DJO
Cuando Joe Keery adoptó la identidad “DJO”, su propósito parecía apuntar a una vida musical distante de su éxito actoral. Y aún cuando consiguió surfear dicha ola con bastante gracia durante sus primeros años, el tercer disco del estadounidense no fue, precisamente, en línea con el resto. Para Pitchfork, “el ya muy esperado tercer álbum de Djo está lleno de propuestas vibrantes, autorreferencias con guiños y melodías pegadizas, una rocola llena de los últimos 20 años de chicos blancos extravagantes con un toque de estilo. Algo que parece justo lo contrario de lo que Keery pretendía”. Amén del descontento de la crítica, “The Crux” despliega una serie de tracks que invitan a la distensión sin hacerse demasiadas preguntas ni lucir culpas.
Más popero —¿quizá más comercial?— que sus trabajos anteriores, el último disco de DJO es un espacio para la diversión construído de forma sólida, donde se difuminan los límites entre los géneros y el álbum parece establecer sus propios códigos, su personalidad, su idioma, su respiración. Una vez en línea con él, aguarda el disfrute.
Para irnos, quiero recomendarte tres gemas del mundo musical, especialmente pensado para los amantes y fundamentalistas de los EPs:
“Tropicandy”, lo último de J Güero
- «Microplástico», el EP debut de Las Curtis
- “Alkimistia”, un recap de trabajos de Victoria Real que hoy ve la luz oficialmente
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Chau, loco. Este news se va en fade.
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