En los inicios de los años cincuenta, la poliomielitis hizo su irrupción transformándose en una de las enfermedades más temidas del siglo XX. Por ello, los Centros de Rehabilitación ocuparon un papel central, uno de los más destacados fue CERENIL (Centro de Rehabilitación para los Niños Lisiados), fundado en 1952 por iniciativa del Dr. Juan O. Tesone, quien eligió a Mar del Plata para desarrollar su proyecto, el que tenía por objeto prevenir, tratar y rehabilitar la discapacidad.
Por Adriana Álvarez (historiadora)
Una de las epidemias que ha quedado grabada en la memoria sanitaria argentina, es la de poliomielitis. La polio o también conocida como parálisis infantil, es una enfermedad viral que puede afectar la médula espinal causando debilidad muscular y la parálisis.
En 1953 se produjo el brote más alto de poliomielitis que se registró en la Argentina. De las personas infectadas 1.300 corresponden a Buenos Aires siguiendo en número de casos las provincias de Santa Fe, Tucumán y Córdoba. La preocupación médica y política de las consecuencias de dicho padecimiento no radicaba tanto en los índices de mortalidad (179 fallecidos) sino en los efectos invalidantes (1.316 inválidos) para las poblaciones de menor edad. El 71% de los pacientes eran menores entre cero y cuatro años.
La situación despertó pánico. Las notas de los diarios de esa época, destacaban la acción de los ciudadanos, empleados públicos, médicos, enfermeros y fuerzas de seguridad, que trabajaron para la distribución de pulmotores, gammaglobulina, vacunas, aparatos ortopédicos y otros elementos necesarios para combatir el flagelo. La ayuda llegó desde distintos países, que solidariamente, contribuyeron a paliar la grave situación. La inmunización masiva con la vacuna Salk, fue la gran barrera contra el terrible virus de la polio, aunque llegó cuando el “brote” había pasado. Las escuelas comenzaron a dictar clases a mediados de año cuando la situación estuvo controlada.
Pero pasada la epidemia, quedaron las secuelas en miles de niños y niñas, a quienes la parálisis cambió sus vidas, dejaron de disfrutar su infancia como lo había hecho (hasta el momento de la infección) y su movilidad reducida los llevó a tener que lidiar con un sinnúmero de barreras médico, sociales y asistenciales.
La fundación de Cerenil
En ese contexto en mayo de 1952 en la ciudad de Mar del Plata, una Sociedad Civil sin fines de lucro, fundó CERENIL (Centro de Rehabilitación para los Niños Lisiados), por iniciativa del Dr. Juan O. Tesone, quien eligió a Mar del Plata, para desarrollar su proyecto, el que tenía por objeto prevenir, tratar y rehabilitar la discapacidad. El Dr. Tesone se había perfeccionado en California EE.UU, planificó la obra desde el punto de vista funcional y fue la comunidad marplatense, los que aportaron su compromiso para crear el Sanatorio – Escuela en el Km. 4 1/2 de la ruta 88, próximo a nuestra ciudad.
Entre las innovaciones, que este Centro proponía, se encontraba el deporte, se lo veía como parte de ese programa integral de rehabilitación, ya que los procedimientos médicos no serían completos hasta que se lograra que el niño o el joven obtuvieron su propia seguridad física y psicológica. El deporte adaptado, había surgido a finales de la Segunda Guerra Mundial bajo el concepto que la disciplina deportiva influía positivamente también en el sistema neuromuscular y ayudaba a la reinserción de la persona en la sociedad, era la “rehabilitación social de la persona con discapacidad” .
Lo cierto es, que la actividad deportiva generó un espacio de sociabilidad y visibilidad, puesto que los medios de comunicación reflejaban estas actividades, exaltando el “espíritu de superación y de lucha”, situación que alimentaba un discurso que bregaba por ubicar a las personas con parálisis como seres eficaces, laboriosos, sin impedimentos para realizar cualquier actividad, incluso la deportiva.
Las colectas
La comunicación era un capítulo central, pues hay que recordar que en gran medida las colectas de fondos dependían de la efectividad de la publicidad realizada en radio, televisión y avisos callejeros pero también de ello dependía la “creación de la conciencia popular” frente al rol de las personas con discapacidad en la sociedad.
De manera tal, que mediante conferencias, entrevistas en radio, notas en los diarios y apelando a un lenguaje claro y accesible, se difundían diferentes aspectos vinculados a la dolencia y se ponía énfasis en la importancia de la rehabilitación integral. Asimismo, si primero fueron los médicos, y los sectores económicos (representantes de empresas pesqueras, industriales, comerciantes, etc) los que se sumaron a la obra de Cerenil, el apoyo masivo de la comunidad fue el resultado de esas campañas de difusión.
La tarea no era sencilla, al momento de organizarse Cerenil fue central la figura de Gabriel Marín el primer presidente de la Junta Ejecutiva. Hombre con oficio en el mundo del cine, dueño del cine Ocean Rex, y parte activa en la organización del primer Festival Internacional Cinematográfico, Marín era conocedor de los medios radiales, televisivos, como de la prensa en general. La radio fue una gran herramienta, se contaba con un espacio semanal llamado “La voz del Centro de Rehabilitación para niños lisiados” desde donde se enviaban mensajes a la comunidad por jóvenes o personas lisiadas que expresaban sus inquietudes, reportajes a médicos y ejemplos de personas lisiadas que se destacaron en las ciencias, artes o actividades comerciales.
Mensaje que estaba en correspondencia con el de la naciente fisiatría, para quien la parálisis no era una enfermedad por ende no debía condicionar el futuro de las personas que la padecieran. Los diarios, los afiches callejeros daban cuenta que la rehabilitación y la readaptación social era posible, que había una vida después de la polio, pero para ello era necesario la colaboración de la ciudadanía.