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“Proyecto 2025”, un retrato colectivo de los habitantes de Mar del Plata

Esta obra colectiva, coordinada por el fotógrafo Julián Rodriguez, apunta a mostrar quiénes habitan la ciudad en 2025 mediante fotos y videos cortos.

Por Camila Spoleti

Rostros y voces cuentan, desde distintos puntos de la ciudad, algo de sí mismos. Todos ellos se van reuniendo luego en la cuadrícula de una cuenta de Instagram, formando así un gran retrato. En eso consiste  “Proyecto 2025”, una obra colectiva surgida a partir de la propuesta y coordinación inicial del fotógrafo Julián Rodriguez, y del trabajo y las ideas de todas las personas que se sumaron a entrevistar y fotografiar. 

El proyecto inició a finales de abril de este año y aún se encuentra en desarrollo. La idea, explica Julián, es “mostrar y dejar un registro de quiénes eran los habitantes de 2025 en General Pueyrredon y qué andaban buscando, qué les interesaba contar”. De este modo, los entrevistados forman un conjunto diverso. 

Diverso es también el equipo que se encarga de hacer las fotos y los videos cortos que se publican en @2025proyecto2025. La convocatoria no pedía conocimientos previos en la disciplina, ni equipos específicos. De hecho, “la mayoría de los videos están hechos con teléfono”, señala el fotógrafo. Los únicos requisitos eran inscribirse en un formulario y acercarse, con una donación que luego sería destinada a jardines y hogares de ancianos del Partido de General Pueyrredon, al auditorio del Museo MAR. Allí se llevaron a cabo una serie de encuentros en los que Julián fue explicando cuestiones teóricas y técnicas. De este modo, a lo largo de todo el año, distintas personas fueron sumándose al proyecto.

Entre estas personas se encuentra Agnès, quien se incorporó a principios del invierno junto con su marido, estudiante de uno de los talleres dictados por Julián Rodriguez. Ellos, relata Agnès, siempre habían tenido la idea de recorrer América Latina realizando pequeñas entrevistas a personas que trabajen en producción agropecuaria vinculada a soberanía alimentaria, proyectos educativos en barrios populares y otras iniciativas. En ese sentido, vieron en Proyecto 2025 la oportunidad de aprender, a través de la experiencia, tanto habilidades técnicas como otras vinculadas a una dimensión social: cómo abordar a las personas para una entrevista y otras cuestiones.

El proceso de las entrevistas tuvo varias etapas. En primer lugar, se realizaron salidas grupales acompañadas por Julián a plazas y otros lugares públicos. En esa instancia, la tarea implicaba explorar quiénes se encontraban en el espacio y acercarse a preguntar sin saber demasiado qué podía contar la persona. La idea nunca fue hacer al entrevistado hablar sobre algo en específico, sino que cada quien pudiera expresar lo que quisiera. Paralelamente, hubo también una propuesta de realizar entrevistas a conocidos, a sabiendas de que esto permitiría repetir cómodamente el video o la foto hasta que saliera bien, y así ganar seguridad en lo respectivo al procedimiento.

Más adelante, comenzaron a darse otras dinámicas: salidas en pequeños grupos que ya no requerían acompañamiento; encuentros con personas determinadas motivados por algún interés especial del entrevistador; personas a las que se llegaba a partir de la entrevista a otra; visitas a instituciones. Roberto, otro de los participantes del proyecto, relata que se realizaron varias reuniones en las que el grupo fue definiendo objetivos en pos de que el conjunto de retratos pudiera ser lo más representativo posible de la población marplatense. 

Al inicio, las salidas eran principalmente al centro de la ciudad, cuenta Roberto. “En el centro de Mar de Plata lo que encontrás es mucha marginalidad. Y Mar de Plata no solo es eso. Tampoco podemos decir que Mar de Plata es solamente la calle Güemes o la calle Olavarría. También es el barrio Belgrano, también es el puerto, también lo que hay más atrás de Juan B. Justo. Entonces hay que tratar de captar todo, porque sino se te desbalancea”, explica: “Se sesga, como si fuera una muestra o una estadística. Si bien no pretende ser un trabajo científico, sino artístico, se trata de mostrar la gente en Mar del Plata este año. Y hay de todo”.

Hacer obra colectiva

El espíritu del proyecto está condensado en tres palabras: “colaborativo”, “colectivo” y “cooperativo”. “El objetivo de todos los trabajos colectivos es que terminen expresando lo que el colectivo decide expresar”, expone Julián, y se encarga de señalar que: “un trabajo colectivo funciona cuando es el fruto de todas las partes y no, como sospecha la más malintencionada parte de la comunidad artística, que muchas personas se ponen a laburar para el deseo de uno. Eso no. En todo caso es explotación.”

Una de las cuestiones que permite este tipo de trabajo, es eliminar la idea de competencia, destaca Julián. “De quién es más y quién es menos. El objetivo de esto es aprender, que aprendamos todos”, indica. En esa línea, Roberto expresa: “Es muy lindo hacerlo de manera colectiva porque nos sirve para que los compañeros del grupo puedan, con el buen sentido de la palabra, criticar; observar; aprobar”. Y añade: “Hablar sobre lo que sacamos, sobre lo que nos costó, qué tendríamos que mejorar, a medida que avanzaban las semanas nos iba dando conocimientos y cada vez había un poco más de exigencia en lo que era la calidad del resultado”.

Agnès, por su parte, considera: “Es interesante la posibilidad de darnos una estructura mínima que es un poco nombrar el proyecto, Proyecto Mar del Plata 2025, darle una forma… Un poco como sería un esqueleto al que le vas a dando vida desde muchas individualidades que van cooperando”.

De todos modos, Julián, que lleva varios años proponiendo experiencias de trabajo colectivo, señala: “Estamos viviendo tiempos difíciles para la comprensión de lo colectivo, donde es fácil imaginar que lo que importa es el resultado final. Y en una posición no poco miserable, la pregunta es ¿qué van a hacer ustedes por mí?”.  “Mucha gente se arrima para mostrar su proyecto individual. Que no es un proyecto colectivo eso. Es háganme ustedes de gancho para que yo muestre lo que ya tengo hecho. O sea, yo no tengo ganas de hacer, porque yo ya tengo hecho y ya sé. Lo que quiero es que ustedes me catapulten a la fama que todavía no me sonríe por cuestiones de envidia… Que es una ilusión frecuente”, relata. “Todos los proyectos colectivos son de alguna manera una especie de metáfora de la construcción de una sociedad”, sostiene Julián.

Un formato contemporáneo

Años anteriores, Julián había coordinado ya proyectos de retratos de habitantes de Mar del Plata. Bajo el nombre de “Rostrario Marplatenses”, se realizaban fotografías que se mandaban a copiar y posteriormente se armaba una exposición en la calle. Incluso se hicieron muestras en otras ciudades, de las cuales recibieron invitación para mostrar su trabajo. Pero en el presente, opina Julián, la exposición en la pared ha perdido razón de ser. “Es algo que creo yo, eh. Hay mucha gente que está ilusionada con poner las fotos en su pared, y hacen bien, cada cual es cada cual. Pero para mí las fotos en la pared ya son como un fenómeno del siglo XX”, considera. “El público ahora ve las fotos en pantallas. Entonces, lo que tenemos que hacer es que hacer es ser eficientes en ese territorio”, explica, y agrega: “Ahora, ¿qué pasa si vos sos una organizadora de exposiciones que gana plata vendiéndoles copias a los participantes? Te vas a poner a defender a ultranza. Claro, lógico. Yo entiendo su situación. Pero no tiene que ver con comprender cómo es el fenómeno del arte en los tiempos que nos tocan.”

El factor económico también es una cuestión a considerar desde la perspectiva de la posibilidad de realizar una exhibición en formato físico. Proyecto Pueblos Ayacucho y Proyecto Pueblos Mechongué, fueron otras obras colectivas que también tuvieron sus exposiciones en pared, pero gran parte de los gastos estuvieron solventados por los estados municipales, señala el fotógrafo. “Acá el Municipio de General Pueyrredon qué va a pagar, mirá que van a gastar plata en cultura. Ni loco. No es un tema del interés de este municipio, jamás lo fue”, expone.

Proyecto 2025 habla de quienes somos los habitantes de la ciudad y, sobre todo, de cómo nos narramos. Qué elegimos contar de nosotros mismos y qué elegimos contar de los que nos rodean; qué se construye entre retratista y retratado, entre todos los retratos juntos y entre todos los retratistas juntos. El mensaje es colectivo, y se encuentra en constante formación. 

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