Comer y Beber

Agus de Alba llega a Mar del Plata con su filosofía de vino accesible

La reconocida Agus de Alba, doble ganadora del premio Mejor Sommelier de la Argentina, desembarca con “Hola Vino”, una experiencia que promete acercar el mundo del vino sin miedos ni tecnicismos.

Mar del Plata se prepara para recibir un evento imperdible para los amantes del buen beber y aquellos curiosos que desean desentrañar los secretos de la copa. Agustina de Alba, una de las comunicadoras de vino más influyentes del mundo según la IWSC de Londres, arriba a la ciudad balnearia con una nueva edición de “Hola Vino”. La cita es el jueves 6 de noviembre, a las 19 h, en el icónico Club TRI (20 de Septiembre 2650). Los interesados pueden sacar entradas acá.

Esta propuesta, celebrando sus 10 años, es mucho más que una cata. Es una invitación a un viaje participativo y distendido por la historia y el presente del vino argentino, incluyendo un kit de herramientas básicas para aprender a catar. Los asistentes podrán disfrutar de una selección de 4 vinos de Bodega Luigi Bosca, acompañados de un delicioso tapeo. Las entradas ya están disponibles en la web del club.

En una entrevista con Bacap, Agustina de Alba cuenta qué la inspira y cómo ve el panorama vitivinícola nacional e internacional.

“Hola Vino” propone una experiencia participativa y relajada para acercarse al mundo del vino. ¿Qué te inspiró a crear este formato y qué buscás transmitirle al público con cada encuentro?

-A mí lo que me inspiró a crear mi proyecto personal que es Hola Vino, que consta de un libro, las redes sociales y mis columnas de radio… tiene que ver con que básicamente empecé en el mundo del vino desde que era muy chiquita, tenía 18 años y siento que hay algo que sucede alrededor del vino: la gente tiene como mucho respeto, capaz por demás, a la hora de acercarse, ¿viste? Como que genera cierta lejanía o que tenés que saber o manejar ciertos tecnicismos. Entonces, lo que hice fue que durante un año hice una investigación muy seria que constaba de anotar todo aquello que la gente quería saber acerca del mundo del vino… pero que no se animaba a preguntar.

Cosas básicas del día a día, desde cómo elegir, cómo servir, cómo guardar, cómo acompañar un vino y ahí es que empieza, de eso trata mi libro y ahí empezaron las charlas… lo que busco transmitirle a la gente es que nadie más sienta miedo o vergüenza como sentí yo cuando tenía 18 años y que se animen porque el vino es lo más lindo que hay y no existe ninguna otra bebida en el mundo que a través de una botella cuente una historia, un lugar, un paisaje, una cultura y siempre me gusta pensar en que muchos de los vinos que conocemos son paisajes embotellados, ¿no? Así que bueno, eso.

Tu propuesta se destaca por combinar la profundidad técnica con un lenguaje accesible. ¿Cómo se logra mantener el rigor profesional sin perder la cercanía con quienes recién comienzan a explorar el vino?

Yo creo que la parte del rigor profesional viene de mi primera etapa como sommelier en concursos, ¿viste? Como concursando, representando a la Argentina que fueron casi 10 años. Que son concursos muy exigentes y desde los 18 hasta los 27 me la pasé estudiando para competir. Hoy sigo estudiando, pero desde un lugar más relajado.

Y siento que todo ese rigor que uno aprende y atraviesa cuando compite a nivel nacional e internacional, me permitió tomar herramientas para que uno realmente pueda acercar el vino. Yo no busco simplificarlo porque es imposible simplificar el vino, que es un camino de ida y que uno nunca termina de aprender del todo. Pero sí que se puede acercar de una manera muy profesional, ¿viste? O sea, nosotros por acercar no vamos a servir el vino en vaso, lo servimos en copa de cristal, como yo considero que corresponde porque la copa es el elemento más importante… Y creo que el lenguaje accesible es como mi lenguaje, tiene que ver con cómo soy yo… no me gusta ser pretenciosa en el desde el lenguaje, ¿viste? Siento que el lenguaje es como un gran poder que tenemos para acercar, para alejar, para generar rechazo en un montón de disciplinas de la vida y, bueno, en el vino siento que el lenguaje capaz que se usó y alejó bastante.

Esta nueva edición de “Hola Vino” llega a Mar del Plata, una ciudad con una creciente cultura gastronómica. ¿Qué esperás del público marplatense y qué hace especial esta parada dentro de tu recorrido?

-Bueno, esta es una nueva edición de Hola Vino en Mar de Plata. Yo ya estuve en dos oportunidades, pero nunca en un lugar, o sea, Club Tri es el lugar más grande, teníamos ganas de dar ese salto de cantidad de gente. Además, Club Tri es un lugar que está empapado de cultura, que tocan grandes bandas y el vino tiene que ver con nuestra cultura. Amo Mar del Plata, es tipo mi ciudad de la infancia y hoy es una ciudad que elegí volver por esa memoria, por esa nostalgia y también por la propuesta gastronómica que hay, además está lleno de amigos que quiero.

Te puedes tomar un gran vino, te puedes comer un gran plato de pescado, una paella, puedes ver el mar como que Mar del Plata para mí es un lugar épico y soñado y lo que hace especial esta parada es que como nos sentimos en casa decidimos empezar por Mar de Plata para hacer este tour de este Hola Vino Tour 2025 que no lo hacíamos desde el 2019 y este es el más extenso de todos.

¿Cómo ves hoy el lugar del vino argentino en la escena internacional?

Argentina está atravesando un gran momento, si hablamos de calidad, de diversidad. Con diversidad me refiero a la expansión de los límites del mapa argentino, que hoy ya no es Mendoza, sino que tenemos una vitivinicultura que va desde Chubut hasta Jujuy y desde la costa atlántica hasta la cordillera de los Andes y todo eso hace a la diversidad. Por otro lado, la puesta en valor, la revalorización de nuestras variedades locales como la familia de las criollas, digo, la revolución de los blancos, que siempre Argentina se lo pensó como un país de tintos y también la profundidad de nuestros lugares, ¿no?

Hay un trabajo como muy fino que se está haciendo en los últimos 15 años que tiene que ver con la calidad de la mano de la identidad y de no querer ser como nadie sino mirar más para dentro qué tenemos para ofrecer como país productor. Siento que el movimiento interno está cada vez más sólido y más fuerte y más consolidado a nivel mercado interno y que en cuanto al mercado internacional es algo que está en proceso todavía de que el mundo conozca todas estas caras del vino argentino y esta profundidad, ¿no? Así que bueno, nada, siento que hay un lindo trabajo y un desafiante trabajo que mucha gente está haciendo y me pone muy contenta.

 

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