La banda liderada por Germán Daffunchio festeja más de tres décadas sobre los escenarios con una gira nacional que llegará a Mar del Plata el viernes 21 de noviembre en Plaza de la Música (Av. Constitución 5780).
Mientras ultiman detalles de su próximo disco de estudio, Las Pelotas reafirma su lugar como una de las agrupaciones más representativas del rock argentino: una banda que creció sin atajos, de manera autogestiva, y que sigue encontrando felicidad en tocar. En diálogo con Bacap, su bajista Gabriela Martínez repasa la historia, el presente y el futuro de un grupo que aprendió a moverse fuera de los moldes.
El festejo por los 36 años los encuentra en plena actividad. ¿Por qué eligieron ese número tan particular para celebrarlo?
– Siempre fuimos una banda a la que no le gustó hacer lo obvio. Nunca festejamos los diez o los veinte años, por ejemplo. En su momento hicimos el “5×5” cuando cumplimos 25, y esta vez nos gustó la idea del “6×6”. Sonaba bien y nos divertía. En realidad, más que un aniversario formal, es una excusa para seguir haciendo lo que más disfrutamos: salir a tocar por todo el país. Es ponerle un título a algo que hacemos desde siempre.
El show en Obras fue el puntapié de este festejo y tuvo una cantidad impresionante de invitados. ¿Cómo vivieron esa noche?
– Fue una noche increíble, muy emocionante. Participó Ismael Sokol, el hijo del Bocha, que cantó Cazador y ¿Para qué?. Fue muy fuerte tenerlo arriba del escenario, porque de algún modo representa la historia viva de la banda. También estuvo Piti Fernández haciendo Senderos, Mariano Di Cesare de Mi Amigo Invencible con una versión hermosa de Qué tal, Seba del Plan de la Mariposa, Sonia Álvarez en el arpa y Mariana Pellegrino en guitarra. Hubo de todo: amigos de siempre y músicos con los que recién nos cruzábamos. Todos aportaron una energía hermosa, muy genuina.
¿Cómo se da esa sinergia con los invitados? ¿Los convocan ustedes o surgen naturalmente?
– Es bastante espontáneo. A Seba de El Plan, por ejemplo, Germán se lo cruzó en Popart un día y charlando salió la idea. A Piti lo conocemos hace mil años, es casi vecino nuestro en Nono. A Sonia la conocimos en pandemia y de ahí salió esa versión con arpa que hicimos en su momento. Y así con varios. Con Mariano, de Mi Amigo Invencible, el baterista nuestro tiene una amistad, y Mariana Pellegrino es amiga de hace muchos años. En definitiva, es cosechar lo que se fue sembrando durante más de tres décadas.
Entraste a Las Pelotas en los años 90, justo para grabar Máscaras de sal. ¿Cómo recordás ese momento?
– Entré con 24 años recién cumplidos. Imaginate: ahora tengo 56, así que es más de media vida en la banda. Fue un salto enorme y una experiencia increíble. Y desde el principio todo se dio con mucha naturalidad.
¿Y cómo fue insertarte en un ambiente tan masculino, tanto en la banda como en el rock en general?
– Siempre digo que tuve la suerte de caer en un grupo muy especial. Ellos nunca vieron mi género como un condicionante. En el ‘93 probar una bajista era rarísimo, pero a ellos les gustó cómo tocaba y listo. No hubo discusión. Y eso dice mucho también del espíritu de Las Pelotas: una banda distinta a las demás. Nosotros nunca nos manejamos por los caminos normales. Siempre fuimos autogestivos, sin sellos grandes, grabando por nuestra cuenta, haciendo todo paso a paso. Y eso es difícil, claro, pero nos permitió tener libertad. Somos una banda fuera de los cánones: ¿por qué no íbamos a tener una mujer bajista?
Después de 36 años, ¿cómo ves la evolución del público?
– Es increíble. Hay gente que conozco desde hace 30 años, los vi crecer, tener hijos, volver con esos hijos a los recitales. Y también aparecen caras nuevas, pibas y pibes jóvenes que descubren la banda. En los shows hay tres generaciones juntas, literal: padres, hijos y hasta abuelos. Eso emociona un montón. Ver que las canciones siguen diciendo algo a gente tan distinta en edad es un regalo.
La banda siempre se mantuvo independiente y autogestiva. ¿Cómo se organizan hoy para seguir produciendo música?
– Hay un mito de que vivimos todos juntos en comunidad en las sierras (risas). Pero no, cada uno tiene su casa. Yo estoy a unos cinco kilómetros de Germán, a ocho del estudio; Tomás y Timi viven un poco más lejos; y algunos están en Buenos Aires. Lo que sí hacemos es juntarnos a componer. Ponemos fechas, zapamos, grabamos ideas, y de esas zapadas van saliendo canciones. Así trabajamos desde hace años. Todo muy orgánico, muy de banda.
Ya tienen listo un nuevo disco. ¿Qué podés adelantar?
– Está grabado, solo falta mezclarlo. Todavía no tiene nombre, esas cosas bajan cuando tienen que bajar. Pero estamos muy contentos. Es un trabajo que nos representa mucho.
¿Por qué camino musical va?
– Por todos. Hay reggae, hay temas más rockeros, baladas más íntimas. Esa variedad es parte de nuestra esencia. Podemos hacer un reggae o un rock fuerte, pero siempre suena a Las Pelotas. Ese sonido propio es lo más lindo que tenemos. Nos gusta mezclar, probar cosas nuevas, pero sin perder la identidad.
El último disco de estudio fue Es así, lanzado justo antes de la pandemia. ¿Cómo se compara este nuevo trabajo con aquel?
– Es así lo hicimos en un momento más introspectivo. Cada uno estaba atravesando cosas personales complicadas, y eso se siente en las canciones: es un disco más oscuro. Este nuevo material, en cambio, es más luminoso. No sé si porque estamos tan luminosos nosotros (risas), pero tiene otra energía. Más esperanza, más apertura. Nos encuentra en otro momento.

El año pasado publicaron una versión en vivo de Solito vas, una canción que sigue siendo actual.
– Totalmente. Solito vas salió en la época en que asumió De la Rúa, y hablaba de no creer en lo que nos estaban vendiendo. Con el tiempo, lamentablemente, se volvió actual otra vez. Eso nos pasa con muchas canciones: las hacés en un contexto y, veinte años después, siguen encajando perfecto. Es triste y a la vez increíble.
¿Qué estás escuchando últimamente?
– Soy bastante vaga para la música nueva (risas). Escucho mucho rock de los 80 y 90, cosas que me marcaron. A veces siento que la música actual tiene un idioma que no entiendo, como si hablasen en otra lengua. Me pasa lo mismo que le pasaba a mi viejo cuando yo ponía algo nuevo: él no lo entendía porque no era su idioma. Y cuando entiendo las letras, muchas veces me resultan vacías. Por eso me cuesta engancharme con lo nuevo.
Mar del Plata es una parada infaltable en cada gira. ¿Qué significa para ustedes volver a tocar acá?
– Es una ciudad que queremos muchísimo. Vamos desde hace casi treinta años, y cada visita tiene algo especial. Yo tengo familia allá, así que siempre es un placer volver. Nos encanta tocar para los marplatenses, por eso solemos ir fuera de temporada: así la gente local puede venir al show sin el ritmo agitado del verano. Son recitales intensos, con una energía muy cálida, muy cercana. Los recuerdos que tengo de Mar del Plata son de esos shows al palo, con la gente súper efervorizada, afectuosa. Nos hace muy felices volver.
Las Pelotas en Mar del Plata 📅 Viernes 21 de noviembre 📍 Plaza de la Música (Av. Constitución 5780) 🎫 Entradas a la venta por sistema Articket Puntos de venta físicos: La Casa de las Guitarras: Belgrano 3420 – Mar del Plata. CONEX: San Martín 3263 – Mar del Plata. ADN Store: Calle 61 N° 2813 – Necochea. Tecnocentro: Rivadavia 3065 – Olavarría. PC Cell: Calle Olavarría 112 – Bolívar. Tampico Panchos: Buenos Aires 305 – Dolores
