Mientras en La Plata y Ciudad Autónoma de Buenos Aires se discuten proyectos que proponen reemplazar los ejemplares de plátano que componen el arbolado urbano, la bióloga Laura Abud y el paisajista Nicolás Antoniucci señalan que se trataría de una medida desacertada.
Por Camila Spoleti
Los procesos de polinización y floración característicos de la estación primaveral causan, todos los años, una serie de discusiones acerca de la idoneidad de las especies que componen el arbolado urbano, acusadas de provocar alergias. En esas conversaciones, el plátano se encuentra entre las más señaladas. Este año, en La Plata y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, llegaron a presentarse proyectos para reemplazar estos árboles. Para comprender este tema de manera profunda y desde un abordaje centrado en la realidad marplatense, consultamos a Laura Abud, becaria doctoral de CONICET en el Departamento de Investigación de Aerobiología de la UNMDP, y a Nicolás Antoniucci, paisajista profesional. Ambos coincidieron en que quitar los plátanos de las ciudades es una decisión desatinada. Por su parte, el Dr. Claudio Fantini, jefe de la Unidad de Alergia e Inmunología del HIGA, sumó su perspectiva médica.
El hecho de que el polen provoca alergias en algunas personas es una realidad. Aunque, según explicó Fantini, los pólenes no son la primera causa de alergia, sí es verdad que durante la primavera dan lugar a un recrudecimiento de las alergias respiratorias. También es cierto que no todo el polen provoca reacciones alérgicas en la misma medida, sino que hay variaciones entre una y otra especie vegetal. En Mar del Plata, señaló Laura Abud, el 90% de los árboles provocan alergias causadas por polen. Los plátanos se encuentran incluídos en este porcentaje, pero también los cipreses, los arces, los robles y los tilos.
Molestias provocadas por plátanos
En el caso de los plátanos, se cruzan una serie de variables. Por un lado, su polen, debido a los componentes que contiene, es un alérgeno, es decir, una sustancia que puede llegar a provocar una reacción alérgica. Además, el hecho de que estos árboles sean polinizados por el viento, y que sus granos de polen sean pequeños y livianos, hace que estos se dispersen con facilidad, explicó Abud. Sin embargo, el Dr. Claudio Fantini indicó que, en los “prick tests” —pruebas que se realizan en personas alérgicas para determinar cuál es la sustancia que provoca la reacción— no es frecuente que aparezca la alergia al plátano.
Lo que sí provoca el plátano, explicaron tanto Fantini como Antoniucci, es otro tipo de molestias causadas por los tricomas, esas “pelusitas” que vuelan por todas partes y que corresponden al proceso de floración, no de polinización. Estos provocan irritaciones, que si bien no son reacciones alérgicas —no constituyen respuestas del sistema inmunológico— se manifiestan con mayor intensidad en la población alérgica.


En verdad, lo que sucede es que, si bien no hay en la ciudad un censo de arbolado urbano que permita conocer con exactitud cuántos ejemplares hay de cada especie, los plátanos son los árboles que en mayor cantidad se encuentran en Mar del Plata. Esto, sumado a los factores explicados anteriormente, provoca que el foco de la discusión de las alergias se ponga sobre esta especie.
Los beneficios de los plátanos
Los árboles son una parte fundamental de las ciudades. Una de sus funciones principales es regular las condiciones climáticas de los espacios, lo cual no solo trae beneficios directos en el bienestar de las personas, sino que también colabora con la protección de la infraestructura, evitando que los cambios bruscos de temperaturas agrieten el pavimento, por ejemplo. Así, mejoran la calidad de vida de los habitantes de la ciudad, a la vez que proporcionan ventajas económicas.
Las especies que se eligen para diseñar el arbolado de las ciudades deben ser capaces de soportar una serie de adversidades que el ambiente urbano les impone. Deben ser árboles que puedan vivir con sus raíces debajo del cemento, que toleren los gases provocados por la actividad humana, que no se vean severamente afectados por la contaminación sonora, entre varias otras cuestiones, explicó Antoniucci.
Además de lograr sobrevivir, deben también cumplir una serie de requisitos para que verdaderamente reporten beneficios. “Es importante que el arbolado tenga determinado tamaño para que pase la altura de los faroles del alumbrado público, para que en el centro de la calle se unan las copas y generen túneles, ya que esos túneles son los verdaderos radiadores que van a enfriar el aire de forma gratuita y eficiente”, ejemplificó Antoniucci. También, por supuesto, que den sombra todo el año. Hallar una especie que reúna todas estas características, no es en absoluto sencillo, y el plátano es una de las pocas que lo hace.
“El plátano es un árbol que crece rápido, da sombra, se banca muy bien la sequía, la lluvia, las plagas. Tiene un montón de beneficios, pero causa alergias”, sostuvo Abud. “Hay que hacer una lista de pros y contras y ver qué se puede hacer con el arbolado que ya está”, planteó, y consideró que más que “hacer un recambio de ejemplares”, habría que hacer un buen manejo de los mismos.
“Yo estoy seguro que la gente que opina en Instagram todo esto no lo sabe o no lo tiene en cuenta cuando se ensaña con el plátano”, expuso Antoniucci y agregó: “La alergia es culpa de que todos los árboles y plantas están floreciendo en primavera. Lo que pasa que florecen en silencio. El plátano florece a los gritos. Sacar los plátanos sería sesgar el problema, no resolverlo, porque van a seguir habiendo miles de plantas en la ciudad floreciendo al mismo tiempo”.
Por qué reemplazar los plátanos con especies nativas no es la solución
Uno de los argumentos que se esgrime en contra del plátano y a favor de su reemplazo es que estos son de origen europeo, y que podrían plantarse en su lugar “árboles nativos”. Frente a este planteo, tanto Abud como Antoniucci sostuvieron que la situación es en realidad más compleja.
“El tema de las nativas también es un problema, porque aquí en Mar de Plata, por ejemplo, no hay árboles nativos. Y te van a decir: Sí, pero el jacarandá es nativo. ¿Nativo de dónde? De la Argentina”, expresó Antoniucci, y explicó que, en un país tan extenso como el nuestro, no basta con buscar una especie originaria, porque los ecosistemas son muy variados en uno y otro extremo del territorio. Son las zonas fitogeográficas las que hay que considerar, no las fronteras políticas.
Planificación del arbolado urbano
La primera reglamentación sobre el arbolado de las veredas de la ciudad de Mar del Plata es una ordenanza de 1913, donde se estableció que los únicos árboles que se plantarían serían plátanos y tilos. Más adelante, la misma se modificó incluyendo otras especies: olmos, paraísos, acer negundos y fresnos, entre otros. Con el paso del tiempo, el Estado se fue haciendo a un lado, y el arbolado quedó a cargo de los vecinos, lo que diversificó los criterios y dejó atrás un proyecto orientado a cumplir objetivos colectivos.


“Cuando en una ciudad el arbolado urbano es gestionado desde el estado, la calidad de vida es completamente distinta”, marcó Antoniucci, quien sostuvo que durante los últimos años, ningún intendente se ha encargado del arbolado urbano de manera propicia. Entre las deficiencias actuales, mencionó la falta de un censo que permita determinar cuántos ejemplares hay de cada especie, y dónde están ubicados, base fundamental para poder tomar cualquier tipo de decisión sobre el asunto.
“Me parece fantástica la discusión, me parece fantástico que se ponga sobre el tapete el tema de la forestación urbana, pero hay que tener mucho cuidado cuando se replica una noticia que puede llegar a cambiarnos el entorno a todos, porque ya el arbolado urbano está siendo agredido hace más de 40 años”, sentenció. Y con respecto al plátano, concluyó: “Nada viene solo, todo viene con algo. Siempre todo lo bueno tiene algo de malo y viceversa. Entonces, hay que tratar de quedarse con el balance y el balance del plátano es demasiado positivo como para no verlo y no valorarlo y no quererlo. Es importante que la gente sepa también que no hay muchas más opciones dentro de lo que es un arbolado urbano eficiente.”
El deterioro medioambiental como un factor a considerar
Las alergias no afectan a todas las personas. En el último tiempo, sin embargo, ha habido un aumento de la población alérgica. “Si bien hay una tendencia hereditaria, tienen que ver también los cambios en el medio ambiente, la contaminación y el consumo de alimentos más procesados”, explicó Fantini. También mencionó la “teoría de la higiene”, la cual sostiene que el hecho de que, gracias a los avances de la medicina y el acceso a las vacunas, cada vez nos enfermemos menos, provoca que el sistema inmune encuentre menos elementos frente a los cuáles actuar con normalidad y favorezca reacciones exageradas (alergias). Esto genera que, pese a que las alergias causadas por polen no sean preponderantes, cada vez se noten más.
Por otro lado, Laura Abud mencionó que en sus investigaciones ha detectado que las llamadas “estaciones polínicas” se han extendido: comienzan antes y terminan después de lo que solía ser habitual. De este modo, los árboles están polinizando por más tiempo, con lo cual quienes son alérgicos se ven expuestos a esto por períodos más prolongados. Si bien aún no hay pruebas que lo confirmen, la bióloga comentó que la principal hipótesis es que el fenómeno podría responder al aumento de temperaturas.
Prevención de alergias
Para evitar lo más posible tanto las alergias provocadas por el polen como la irritación causada por los tricomas del plátano, el Dr. Fantini recomendó algunas medidas que permiten reducir el contacto con dichos agentes: circular con ventanillas cerradas, usar anteojos y barbijo en el exterior para que las mucosas estén algo más protegidas y usar sprays con solución fisiológica que laven las mucosas y las protejan.
