Con un tinte de realismo mágico, la argentina Daniela Saraceno, radicada en Málaga, disfruta cada tanto de la experiencia de volver a la “Ciudad Feliz» para cumplir con la ceremonia de visitarla y recorrerla para conectar con sus raíces.
Por Florencia Cordero
Andar por las calles de Mar del Plata siendo un inmigrante de regreso a una ciudad que se añora, se idealiza y se desea a distancia puede arrojar resultados sorprendentes en la mente y en el corazón de quien lo vive. Así lo reflejó en esta charla la psicóloga Daniela Saraceno en su visita de apenas unos pocos días.
– ¿Por qué es tan especial para vos venir siempre a Mar del Plata?
– En este viaje traje los restos de mi papá que era una cuenta pendiente que tenía pero la verdad es que todo lo que hago acá, lo hago con felicidad. Cada paso que doy lo vivo bien, lo vivo con alegría. Salgo a caminar por La Perla y está todo igual. Y lo digo en el buen sentido de la palabra. El barrio se mantiene así, como siempre. La Perla está hermosa.
-Pero venís con ojos benévolos para ver una Mar del Plata que es la que vos estás añorando en España…
-Todo el tiempo. Quizás tiene que ver un poco con los genes, con la información que uno va guardando. Mis viejos vinieron acá siempre, prácticamente yo nací acá. Veníamos todos los años desde que tengo un año. El departamento que tenemos en La Perla está intacto, así se conserva como en aquellas épocas. Todo lo que tenga que ver con Mar del Plata tiene que ver con las raíces de mi vida entonces yo siento que las personas que logran poder vivir acá y que viven bien son privilegiadas.
-Cuando estás lejos de la ciudad tenés una mirada que es real y genuina pero puede ser diferente al que la vive en el día a día. ¿No creés que quizás esto tiene que ver con la visión que te da tomar distancia?
-Totalmente. Tengo gente que conozco, amigas que viven acá y que no la pasan bien. Los amigos de mi marido por ejemplo cuando hablan son todas críticas. Todo el mundo lleva cargas, seas de donde seas. Yo vivo en Málaga en este momento y todos me dicen: “Qué maravillosa ciudad”. Sí, es maravillosa pero yo trabajo mucho y es un día a día. Este verano en Málaga fui a la playa tres veces para que te des una idea. Los que viven en Málaga no se la pasan en el chiringuito tomando cerveza. No es así. Vivimos atrapados en el laburo. Tiene que ver también con la valorización de las raíces propias. Cuando uno vive lejos mucho tiempo, siempre volvés atrás en algún momento de la vida, hacés como un quiebre y te empezás a sostener un poco del pasado. Cuando estoy en La Perla es mirar La Loba de Rómulo y Remo, cruzar al mar, mirar el paisaje y es como ver un retrato de mi infancia. Quien tenga eso en la mano, tiene un tesoro.
-Para quienes pasan todos los fines de semana caminando es como una cosa normal y para vos es tu ritual pero sin embargo no deja de ser una persona frente a un mismo paisaje y lo que cambia es la mirada…
-La loma de La Perla a la noche es una preciosura. Para mí no tiene comparación. Vivo en Europa, Málaga es hermosa, pero obviamente me conecta con otra parte de la vida. No con mi raíz. Entonces a veces doy gracias a la vida de que todo vaya cambiando pero vos te parás en la loma de La Perla y eso está igual. Entonces es maravilloso que eso siga intacto y yo lo valoro. Tengo videos del año 96 con mi familia y, por ejemplo, el Monumento de Alfonsina y toda esa zona está intacta.
-¿Alguna vez pensaste en volver definitivamente o siempre lo tuviste ahí como una idea dormida?
-A veces lo pienso y decimos con mi marido que seguramente cuando seamos un poquito más viejos. Tengo la certeza o la idea o la sensación de que yo voy a venir acá a pasar la última parte de mi vida.
-Justamente es eso. Tu vida activa en Argentina no encajaría…
-Es como un drama. Por todo lo que he trabajado en España estos años y todo el camino que hice allá desde tan chica y también viviendo cinco años en Inglaterra es difícil ahora deshacer todo eso para venir acá y arrancar de cero. Es complicado. Cuando mi viejo se muere, hace más de 10 años, yo me había puesto en rebeldía y quería volver. Pero a medida que pasa el tiempo se va complicando más la vuelta porque la vida activa la tengo en España. Allá estamos hechos, o sea, estamos tranquilos. Es difícil, yo con 43 y mi marido con 51 deshacernos de todo y venir acá. Es un tema. No te digo que soy infeliz viviendo allá pero, bueno, a mí me encantaría vivir acá en algún momento.
-Por ahora unos días son suficiente para cumplir con tu ritual…
-Ya me doy por hecha. Siento que decido venir por lo que quiero y por lo que me dicta el corazón y con eso ya estoy bien. Estoy feliz.
-Por lo que significa Mar del Plata para vos te pusiste a compartir textos en un grupo de Facebook con más de 30.000 miembros (Mar del Plata Ciudad!!!) y tuviste una gran repercusión…
-No solo lo que yo propongo como tema sino todo lo que escribe abajo la gente, lo que se comparte. Yo creo que es todo lindo. Publicar y después leer todo lo que ponen los demás. Se hace como una comunión, somos como una secta. El que tenga el sentimiento este que me busque ahí con la lupa con mi nombre que aparecen todas las cosas que yo he puesto durante todos estos años y que se meta y que lea, que comente que está muy lindo. Es compartir como un espejo lo que nos va pasando con la gente que siente igual. Me di cuenta que hay mucha gente que siente como yo. Hay muchísima gente que tiene un amor muy profundo por Mar del Plata.
-Tus ojos de inmigrante le ven todo lo bueno que tiene… Y no es irreal, es real para vos porque es tu visión. Pero quizás a veces cuesta en el día a día verlo así…
-Esto que voy a decir es polémico. Me dicen que a partir de las diez de la noche es intransitable el centro, que no se me ocurra ir por Rivadavia a las once de la noche. No sé. Algo habrá en mi cabeza que yo me voy a buscar la cena y voy siempre por esa zona y no sentí peligro en ningún momento. O sea, sí se ve que está picante el ambiente. Pero voy con una tranquilidad que cuando le cuento a mi marido me dice: “Vos estás loca”. Yo siento que nada malo me puede pasar en Mar del Plata. Eso es lo que siento y espero realmente que haya mucha gente a la que le pase esto y que viva Mar del Plata como se merece porque es una ciudad muy querible.