La historia de los clubes marplatenses a través de sus camisetas, una de las colecciones de Aldosivi más grandes que existen y un recorrido por el ascenso de nuestro país. Todo bajo el aura de Dios. Los secretos de un anticuario de emociones futbolísticas.
Por Juma Lamacchia
En el centro del barrio Centenario de Mar del Plata, en el complejo de monoblocks que lo caracterizan e ilustran la estigmatización de una zona llamada “peligrosa” incluso por los dispositivos GPS, nos encontramos para conocer una de las colecciones de camisetas de fútbol más grandes de Argentina.
Las paredes definen su inclinación futbolera; más que una inclinación, su definición total de vida: El Club Atlético Alvarado invade de colores azul y blanco los dibujos y graffitis dedicados al propio amor, a su máximo rival, ídolos y su toro como mascota y animal identificatorio.
El aire que se respira y el contexto visual definen la antología de nuestro protagonista. Allí se encuentra Freddy, coleccionista de camisetas de fútbol e hincha fanático de Aldosivi. Pero no es sólo eso. Tiene una de las colecciones de camisetas de Aldosivi más grande que existe. En el corazón del Centenario.
Freddy, hincha del equipo portuario de chico, recorrió el país con la hinchada siguiendo al Tiburón en su infancia y adolescencia allá por los ’80. Conoce la cancha – como genérico futbolero -, el club, a sus hinchas y a cada uno que pasó por el mismo tanto dentro como fuera de la cancha. Y todos lo conocen..
Hace unos 10 años comenzó a digitalizar noticias de la historia de Mar del Plata, pero siempre separó las relacionadas al Club Atlético Aldosivi. Así logró tener más de 100.000 imágenes, siendo el que más tiene del club.
De esta forma le dio vida a Aldosivi Retro, una cuenta de Instagram que todos los días, sin repetir imagen, sube contenido del club del puerto. Un archivo histórico que relata la historia de la institución.
Hoja por hoja, diario por diario
Hace cuatro años, comenzaron a regir las medidas de aislamiento en todo el territorio argentino a causa de la pandemia provocada por el Coronavirus. A causa de eso, como a tanta gente le pasó, a Freddy se le cortó el trabajo y se quedó sin recursos. Creyente, acudió a Dios y le rezó para pedirle una ayuda. Bajo un mensaje sagrado y atado de divinidad, sintió que su destino era «hacer lo que sabía hacer». Si, algunos quizás pasamos toda la vida pensando qué sabemos hacer (y hacerlo bien). Freddy vio una revista de Aldosivi, y se hizo la luz.
Recolectó las mejores imágenes, y así fue como el primer día subió unas 50 fotos inéditas. Eso iluminó, en una época de visibilidad automática y exponencial, el interés de otros clubes: Universitario Rugby de Mar del Plata fue el primero en pedirle hacer lo mismo, y la lista siguió con Banfield y Quilmes. También colaboró con Unión en el libro «Los 100 clubes de barrio».
Solo se jugaba por la camiseta
Después del furor y su reconocimiento en el ambiente futbolero a causa de la recopilación de información que le llevó su nuevo trabajo, Freddy recibió un regalo de parte de un muchacho que jugaba en Aldosivi y fue una camiseta de Talleres de Mar del Plata de los años ’90. La piedra fundacional. Hasta ese momento, él no tenía camisetas en su poder, ni siquiera de Aldosivi. Así que fue a la famosa tienda A’S y se compró una. Y así comienza esta historia.
No importa que sean de tienda, de utilería, de juego o de hinchas. Freddy comenzó una colección asombrosa de camisetas de fútbol de los clubes de Mar del Plata y se extiende a clubes del ascenso de todo el país. Algunas se las regalan ya que se montó el saco de coleccionador, y otras las compra tanto por su propio interés y sumarla junto al resto, o para tener una moneda de intercambio.
Tiene todas ordenadas prolijamente y bien ubicadas en cajas, que salen a ventilarse constantemente para mantener su calidad. Mientras él apoya cajas, lee anotaciones y las abre para mostrárnoslas, encontramos algunas muy particulares: la primera es de Aldosivi usando Adidas, las tres tiras que visten a la Selección Argentina. Y otra que tiene un valor especial este fin de semana: Una camiseta que fusionaba a Alvarado y Aldosivi, año 1997/1998 ideado por un empresario de la ciudad. La misma era de color rojo ya que representaba a la selección marplatense, terminó siendo la alternativa del club del puerto.
Diego Salvini, goleador y campeón del ascenso al Argentino C con Banfield, también hizo su aporte. Las camisetas especiales por los 100 años: Aldosivi, Urquiza y Kimberley, presentes. La mítica utilizada por Francia en el mundial de 1976, presente. Su favorita que no pertenezca al Tiburón es una de Kimberley, parecida a la de la Unión Soviética.
El mundo de los coleccionistas de camisetas es tan amplio e histórico como el mismo deporte. Grupos e historiadores de todo el país se reúnen, se comunican, se ayudan y compran entre sí para mantener en vilo lo que tanto representa la pasión: el amor por la camiseta.
Según Freddy, en el ascenso es donde más historia hay. «Hay garra y pasión», como en su fútbol, nos comenta mientras seguimos desparramando prendas sobre la mesa. En todo este mundo, hay códigos. Como suele haber en cada lugar donde la confianza forma parte del trato. No se vende algo que se regaló. Si se compran, se compran dos así una se vende. No se compra nada robado.
Cómo cualquier coleccionista (inserte aquí cuadros, anillos, monedas, autos, lo que más le guste) existe el riesgo a la falsedad y el robo. Un mercado que se alimenta mucho del boca en boca, expone a quienes «se mandan alguna» y asegura nuestro coleccionador: no le venden nunca más nada a nadie.
El valor de la camiseta se encuentra en su exclusividad. Su antigüedad, cuántas aún existen, dónde se consiguen y si hay una oferta mejor. El valor de las camisetas retro muchas veces supera al de las actuales de los equipos de fútbol. Y hoy internet permite que puedas pedir el valor que quieras.
Entre sus locuras por conseguir alguna, ha parado gente en la calle y nos cuenta que una de Talleres de Mar del Plata, se la compró a un cartonero. También le han ofrecido motos y estadías de fin de semana en lugares turísticos por alguna de su colección.
Toda esta colección la encontrás en la cuenta de Instagram camisetasdemdp.
Doble casaca nunca
En vísperas de la vuelta del clásico más importante del fútbol marplatense, Freddy nos aclara que a pesar de tener cientos de camisetas, él no es doble casaca. «Soy hincha y socio de Aldosivi», afirma.
Del club de sus amores tiene alrededor de 60 camisetas, una de las colecciones más grandes que existen. De todas formas, de los clubes no hubo comunicación por sus camisetas, teniendo en cuenta que en muchos casos, él tiene más historia que los propios clubes.
San Lorenzo de Mar del Plata es el único club que tiene todas las camisetas de su historia. Cuenta la historia de un hincha, el viejo Fidel, que tenía la colección completa, y de todas partes del mundo le mandaban camisetas a bastón negras y rojas. Falleció a causa de un cáncer y su hijo llevó todas al club. Pero faltaban dos y ya te imaginarás quién sí las tenía: Freddy. Por eso fue que le regaló las dos que le faltaban. Una es una reliquia adidas con Farmacia Pueyrredon como sponsor.
La historia también lo pone del otro lado. Hay una camiseta que hace mucho busca, y este es un pedido parroquial para encontrarla. Hablamos del Club Social y Deportivo Camet. Según sus averiguaciones, hay dos en todo el país. Una la tiene el dueño de un museo de camisetas del ascenso, y la otra, el fundador del Club Atlético Marplatense Matías Saldívar. Una camiseta verde con un ñandú corriendo, la figurita que (casi) completa el álbum.
Una noche en el museo
Ruben Viario, quien durante toda la nota lo conocimos como Freddy, lo podés encontrar en la Hemeroteca Municipal, hablar de fútbol y de historia. Tuvo varios proyectos para hacer algo con su colección en la ciudad, ideas de una época en la que Mario Trucco se había interesado por su colección
Entre otros coleccionistas y colaboradores, existe la idea de generar un espacio de los clubes de Mar del Plata para que haya un lugar donde uno pueda conocer y ver sus historias. Pero para Rubén, al museo hay que darle contexto, tiene que ser cronológico y temático, sino es una acumulación de cosas.
Mientras ese lugar físico que quizás alguna vez le permita exponer parte de la historia de los clubes de la ciudad y una de las colecciones de camisetas de fútbol más grandes que hay, Freddy acumula pasión por lo que hace. O por lo que él sabe que sabe hacer, como le dijo Dios.