¿Cómo es el vínculo de la didáctica con la tecnología? ¿Qué lugar ocupan las redes sociales y la inteligencia artificial en las aulas? Miriam Kap, compiladora del libro digital Didáctica y tecnología. Encrucijadas, debates y desafíos (EUDEM, 2024), reflexiona sobre esta temática en diálogo con Bacap.
Por Agustín Casa
La docente universitaria Miriam Kap es compiladora del libro Didáctica y tecnología. Encrucijadas, debates y desafíos, editado este año por la Editorial de la Universidad Nacional de Mar del Plata (EUDEM). Se trata de una publicación digital de acceso abierto que puede descargarse desde la web de la editorial.
El libro se gestó con la intención de revisar las porosidades y vínculos entre la didáctica y la tecnología, en clave crítica y disidente. Aborda discusiones sobre las transformaciones digitales, los algoritmos, los vertiginosos desarrollos tecnológicos y los multiterritorios donde habitan el aprendizaje y la enseñanza.
Kap es doctora en Humanidades y Artes con mención en Ciencias de la Educación, magíster en Ciencias Sociales, diplomada en Estudios Superiores en Educación y Nuevas Tecnologías y profesora de Didáctica General en la Universidad Nacional de Mar del Plata.
En diálogo con Bacap, Kap habla sobre el vínculo de la didáctica con la tecnología, describe el lugar de las redes sociales y la inteligencia artificial en la educación, y reflexiona sobre las oportunidades y los desafíos de la inclusión de las tecnologías en los procesos de enseñanza y de aprendizaje.
-¿Cómo fue la evolución del vínculo entre la didáctica y la tecnología?
-Tradicionalmente la didáctica y la tecnología parecían configuradas como disciplinas independientes. La didáctica se ocupaba del qué, el cómo y el cuándo enseñar, concentrándose, primordialmente, en aspectos que hacían a la planificación, los objetivos, los contenidos, las actividades y las evaluaciones. Esta perspectiva tradicional de la didáctica comprendía las tecnologías como instrumentos o herramientas con el fin de mejorar la transmisión de información. En ese período, el de la escuela tradicional, con un modelo de enseñanza fuertemente expositivo, la tecnología servía de apoyo visual o de organización del contenido. Más tarde, la presencia de medios audiovisuales en la vida cotidiana marcó una reformulación en la integración de tecnologías en el aula, que comenzó a abrir las puertas a formas más interactivas de enseñanza. Desde el punto de vista didáctico, se empezó a explorar la posibilidad de enseñar a través de otros lenguajes, pero todavía con una fuerte perspectiva de exterioridad, utilizando dispositivos meramente funcionales respecto de los fines y objetivos, una elección de instrumentos que debían servir de soporte a la enseñanza de los contenidos disciplinares.
Con el paso del tiempo se fue haciendo cada vez más evidente que era imposible pensar en una práctica de enseñanza que no involucrase los atravesamientos de las tecnologías en sus dimensiones técnicas, políticas y cognitivas y, de esta manera, estas dos disciplinas empezaron a confluir en algunas preguntas que están fuertemente vinculadas con la idea de generar experiencias de aprendizaje que involucren los objetos culturales y las transformaciones culturales contemporáneas y, por lo tanto, las tecnologías. Esto implica que entre la didáctica y la tecnología empezaron a establecerse nexos y porosidades, un diálogo constante que generó vínculos tan estrechos que hoy es prácticamente imposible concebir un diseño didáctico sin la presencia de algún atravesamiento tecnológico en las prácticas o en las subjetividades, ya sea complejo o sencillo, cotidiano o específicamente diseñado para la enseñanza.
-¿En qué etapa o momento se encuentra este vínculo?
-En este momento, estamos pensando que la didáctica y la tecnología son disciplinas hermanas, que se coconstruyen. Estamos en una etapa muy prometedora respecto del vínculo entre la didáctica y la tecnología porque trabajamos de manera mancomunada, analizando los atravesamientos tecnológicos, las expansiones digitales, las propuestas que son analógico-digitales en un mundo cada vez más mediado por estas tecnologías. Las propuestas híbridas están cada día más presentes en la enseñanza en el nivel superior, en las universidades y en otros niveles del sistema educativo. Vivimos un momento de gran potencial de articulación entre las dos disciplinas, un momento de articulación crítica en el que entendemos que sin la presencia explícita de las tecnologías, al menos en el modo de pensar la enseñanza, se pierde el contexto cultural, las transformaciones, los objetos contemporáneos que atraviesan de modo evidente la subjetividad de los y las estudiantes. Si se prescinde de esta dimensión, se pierde y queda aislada la institución educativa respecto de los usos cotidianos de las tecnologías de los jóvenes e incluso de los docentes. Podríamos decir que es un momento de investigación profunda, de análisis riguroso, en el que tanto la didáctica como la tecnología se cuestionan sus bases más herramentales e instrumentales, y se comienza a resignificar una mixtura y una amalgama para poder diseñar prácticas de enseñanza críticas sin exclusiones.
-En la actualidad, ¿cuáles son las discusiones en torno a la incorporación de la tecnología en los procesos de enseñanza y de aprendizaje?
–Hoy es preciso sostener un posicionamiento crítico, un posicionamiento disidente respecto de las tecnologías en clave comercial, para que su presencia en el aula no se confunda con una moda y favorezca genuinamente los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Actualmente, se debate el papel de la inteligencia artificial generativa en la educación, su potencial cognitivo y su impacto en las aulas. Resulta contraproducente que algunas instituciones educativas contemplen su exclusión, adoptando una postura prohibicionista digital que ignora la realidad tecnológica en la que están inmersos tanto estudiantes como docentes. El mundo digital –que incluye desde los celulares hasta la inteligencia artificial generativa– implica los modos presentes de habitar el mundo y una oportunidad sin precedentes para enriquecer el espacio de construcción de conocimiento en las aulas. Desde los encuentros entre la didáctica y la tecnología, nos preguntamos cómo hacer visible que estos recursos, devenidos nuevos escenarios de enseñanza y aprendizaje, ya están en las prácticas de nuestros estudiantes y en nuestro quehacer docente. El desafío radica en la creatividad, en poner a jugar toda nuestra imaginación para seguir encontrando puentes y caminos alternativos a los tradicionales, que permitan desarrollar posicionamientos reflexivos para que estudiantes, docentes e instituciones educativas, puedan apropiarse de estas nuevas tecnologías como un entorno que promueva la construcción de conocimiento nuevo, contemporáneo y significativo para la sociedad.
-Durante la pandemia de COVID-19, una necesidad generó el desafío de acelerar la incorporación de la virtualidad y el uso de dispositivos tecnológicos. Desde entonces, ¿de qué manera se ha modificado o ha evolucionado el uso de dispositivos tecnológicos en el aula?
-Durante la pandemia emergió el desafío de dar cuenta de los desarrollos tecnológicos por la necesidad de la virtualidad, de la presencia en la virtualidad. Sin embargo, lo que hicieron la COVID-19 y la pandemia fue visibilizar que estas tecnologías ya existían y que, por otro lado, tenían un potencial enorme para promover procesos de enseñanza y de aprendizaje, para favorecer vínculos con redes de conocimiento lejanas, para poder crear y cocrear conocimiento junto a otras personas. En este sentido, la pandemia favoreció la puesta en marcha de algo que ya estaba latente, que estaba de modo germinal. El uso de los dispositivos tecnológicos ya existía, sin embargo, la irrupción de la pandemia produjo conmoción en los modos de comprenderlos y, luego, una mutación en las prácticas de enseñanza, al incorporarlos con nuevas significatividades. La pandemia lo que hizo fue dar cuenta de la necesidad de estos dispositivos, de estas aplicaciones y de estas nuevas tecnologías para seguir manteniendo el vínculo pedagógico y la posibilidad de seguir enseñando y aprendiendo. Se hicieron visibles desigualdades en los modos de construir conocimiento, al tener o no acceso a estas tecnologías, y eso otorgó relevancia a la dimensión política y a la necesidad de políticas institucionales que las contemplaran. La experiencia de la pandemia hizo evidente lo imprescindible que resulta la conectividad para no generar mecanismos de exclusión. Las tecnologías estuvieron presentes de manera ineludible. No tuvimos otra opción.
-En tiempos de redes sociales y algoritmos, ¿qué lugar ocupan los contenidos de los diseños curriculares?
-Los contenidos del diseño curricular son y deberían ser dinámicos, es decir, se van aggiornando, respetando ciertas tradiciones epistémicas, ciertos marcos clásicos de algunas disciplinas, y otros van actualizándose a medida que el conocimiento se va revisando en distintos espacios. Entre otras cosas, hoy los diseños curriculares están forzados a incorporar las redes, las plataformas y los dispositivos, porque son espacios donde también se construye conocimiento genuino, donde aparecen preguntas profundas, poderosas e interesantes que interpelan el marco de las disciplinas. En estos espacios, aparecen voces de referentes que dan cuenta del movimiento de los conocimientos. Si logramos que los diseños curriculares sean abiertos, flexibles, permeables, también vamos a poder percibir cómo las nuevas tecnologías, las redes, las plataformas, los dispositivos, e incluso la inteligencia artificial generativa, están presentes en las aulas y son un aporte enriquecedor para formularnos nuevas preguntas.
-¿De qué manera se incorpora la inteligencia artificial en las aulas -sobre todo aplicaciones de chatbot como ChatGPT-? ¿Qué oportunidades y qué desafíos presenta este tipo de tecnologías en los procesos de enseñanza y de aprendizaje?
–La incorporación de la inteligencia artificial en las aulas está transformando los procesos de enseñanza y de aprendizaje, ofreciendo tanto oportunidades como desafíos significativos.
En este momento, se desarrollan investigaciones nacionales e internacionales acerca de cómo son los diferentes usos en los distintos niveles del ChatGPT, del Leonardo AI, del Copilot, de Perplexity o de Cloud. En relación con la incorporación en el aula, podemos percibir cierta resistencia por parte de docentes e instituciones a incorporar la inteligencia artificial generativa como parte de las prácticas de enseñanza. En parte, el problema es que muchos y muchas docentes aún no se vinculan con estas inteligencias artificiales generativas y, por lo tanto, se impone cierto temor y angustia a que los estudiantes, por ejemplo, se copien, piensen menos, sientan o perciban que está todo resuelto. Sin embargo, la inteligencia artificial generativa puede abrir nuevos horizontes pedagógicos y didácticos, y así nos brinda tanto oportunidades como desafíos. Entre otros, la posibilidad de crear conocimiento dialogando, conversando, creando imágenes, creando proyectos –dado que estas tecnologías utilizan el lenguaje natural– a partir del diseño de buenas preguntas. Podríamos imaginar una escena en la que los estudiantes participan en diálogos socráticos con chatbots que cuestionan sus suposiciones, desafían sus ideas preconcebidas y los empujan a pensar de manera más profunda y crítica. Estos intercambios intelectuales fomentan habilidades de pensamiento de orden superior y promueven aprendizajes divergentes, expandidos y en red. Cualquier tecnología, por más elemental que sea, viene no solo a resolver problemas de la vida cotidiana, sino a permitirnos pensar nuevas preguntas, que también nos permiten construir conocimiento diverso.
Una manera de incorporar la inteligencia artificial generativa es promoviendo un diálogo crítico con este tipo de inteligencia, dando cuenta también de que lo humano y lo no humano se están mestizando cada vez más y que este vínculo puede despertar una posibilidad de pensamiento alternativo que, de otra manera, si no estuviera, no se podría construir. La inclusión de estas nuevas tecnologías no tiene que ver con algo externo a la institución educativa, ya atravesaron la subjetividad de docentes y estudiantes. Lo que tendremos que lograr es una apropiación crítica para no seguir profundizando los sesgos humanos de exclusión y discriminación, así como los modelos comerciales y, por el contrario, trabajar para generar nuevos agenciamientos del mundo.
-¿Cómo considerás que debe pensarse el uso de la tecnología en la didáctica?
-Hay que volver a revisar la idea de la didáctica como un campo separado de las tecnologías y de las transformaciones digitales. Es necesario comprender ambos campos de manera entrelazada, amalgamada y con la posibilidad de enriquecerse y coconstruirse. Creo que tenemos que comenzar a pensar en lo que llamé, en el marco de las investigaciones que vengo desarrollando, una “didáctica indisciplinada”. Según creo, una “didáctica indisciplinada” involucra las mediaciones tecnológicas y, por lo tanto, la dimensión transmedia de la enseñanza y todas sus mutaciones. Una “didáctica indisciplinada” permite transformaciones contrahegemónicas y amplía los horizontes a través de propuestas no convencionales que, aún enmarcadas en instituciones educativas, van mucho más allá de sus fronteras. Esta idea de “didáctica indisciplinada” permite cuestionar las formas clásicas de la enseñanza y recupera la complejidad del conocimiento y sus diferentes formas de habitarlo y recorrerlo, dando lugar a la comprensión de prácticas de enseñanza disruptivas y divergentes, como una búsqueda por cuestionar los convencionalismos naturalizados en las instituciones educativas del nivel superior. En un mundo cada vez más digitalizado, en el que la presencia de las tecnologías reverbera en los discursos, en las subjetividades y en las prácticas, es imposible pensar la didáctica y el diseño de propuestas de enseñanza como campos separados de esas transformaciones culturales. Este posicionamiento implica una manera de hacer y pensar las prácticas de enseñanza con un fuerte compromiso ético, político, crítico, reflexivo e interactivo que perfora las estructuras clásicas del discurso didáctico y se hermana con las tecnologías en su potencial transformador y cuestionador de los cánones.