El reconocido Dr Daniel López Rosetti. especialista en Clínica Médica y cardiólogo universitario, cautivó a su público en el ciclo Verano Planeta, mientras ultima los detalles de su próximo libro.
Por Alejandra Bertolami
Daniel López Rosetti cautivó al público de Verano Planeta con historias desconocidas de sus libros y un ejercicio de meditación en el salón más grande del Hotel Costa Galana. «¿Estamos aprovechando la vida o nos creemos inmortales?», se preguntó el médico, que admitió que «lo que realmente te cambia es la filosofía».
Compartió sus reflexiones sobre la salud y el bienestar, y anticipó que trabaja en un nuevo libro. Previamente, pudimos conversar sobre su amor por Da Vinci, la gestión de las emociones, nuevos proyectos y su visión sobre la sociedad.
El arte y la mente
¿Por qué desde hace más de 20 años estudiás a Leonardo Da Vinci?, ¿Qué es lo que te llamó la atención de él?
La verdad, es bastante tiempo. Me gustó desde el secundario, es algo que me fascinó la vida de Leonardo da Vinci en términos biográficos, pero, desde el punto de vista médico, la neurociencia, la psicobiología, me atrajo siempre su mente.
Alguna vez escribí “El cerebro de Leonardo”, escribí algunos artículos médicos sobre las aptitudes, capacidades creativas y funcionales de Leonardo, que es emergente de un período de la historia donde, del mismo modo que hubo una expansión de la vida en la explosión del Cámbrico, acá hubo una expansión de la creatividad, la inteligencia, el trabajo, la observación, el desarrollo artístico y científico que, nada más y nada menos, se llamó: Renacimiento.
Donde fue coetáneo y formó parte de esa triada extraordinaria que era Miguel Ángel, Rafael, y Leonardo Da Vinci.
Siempre me llamó la atención las funciones neuropsicológicas, neurobiológicas de Leonardo Da Vinci y pude concretar el hecho, así como he visto varias veces a La Gioconda, la estudié, me introduje con especialistas del arte para entenderla y tuve la oportunidad de contactarme con el curador de La Gioconda y hoy director del departamento de arte. Tuve una entrevista con él, que iba a durar cinco minutos y duró más de una hora, fue fabuloso, ver La Gioconda desde una perspectiva distinta, en el Louvre, guiado por él. Luego ir a de Clos Lucé, al castillo donde él pasa sus últimos años y donde fallece, estar ahí, en el mismo lugar y en su habitación, para mí fue muy movilizante. Incluso ahí empecé, yo soy diestro, él era zurdo, empecé a escribir con mi mano izquierda como ejercicio neurológico.
¿La genialidad de Leonardo se debe a su inteligencia emocional? ¿Qué importancia tiene en el ser humano ese tipo de inteligencia?
Entiendo que era una persona de inteligencia emocional alta, con una capacidad de introspección altísima, con un respeto a la naturaleza fuera de serie. De hecho, no comía animales por respeto a ellos. Me parece un hombre que tuvo una capacidad de vida interior muy alta, también con un perfil de sufrimiento alto porque la sociedad no lo ha tratado bien.
Los estudios anatómicos que hacía, fueron reveladores y todo eso lo hizo gratis. Tenía la pasión de ser un observador, creador, detallista de la naturaleza tratando de descubrir sus entrañas y un arquitecto, un ingeniero, lo que imagines. Fabricó hasta instrumentos musicales, no era normal, era alguien muy especial.
¿Por qué crees que siendo él tan minucioso le costaba terminar las obras?
Probablemente, tenía trastorno de déficit de atención quizás con hiperactividad, porque, muchas veces tenía reacciones de trabajo muy intenso y a veces reacciones de mal genio. Probablemente, haya tenido alguna suerte de TDAH. La mayoría de las cosas las hizo porque sí, no por dinero.
Todo lo que vemos, sin ir más lejos: La Gioconda, nunca la entregó. Siempre fue, junto con la Virgen y el niño y el Bautista, obras que cuando se va, en una fuga de cerebros, se lleva un montón de cosas y entre ellas se lleva esas tres obras. Entiendo que tenía una relación especial con La Gioconda.
La Gioconda no tiene una sola joya, no tiene nada, es ella. Creo que tuvo una relación especial con La Gioconda, no era una persona de la nobleza, no era una gobernante, no era un montón de cosas, y cuando uno se involucra en la obra y aprende de los que saben, descubre lo que habitualmente no vemos quienes no somos especialistas. Pude ver “La última cena” y es una obra impactante, Leonardo le dio de cenar a Dios.
Me gustó hacerlo así, narrativamente en tercera persona. Me gustó mucho hacer ese trabajo.
Razón vs emoción
¿Sentís que el ser humano es un ser más racional que emocional?
Una de mis frases que está bajada del libro “Emoción y sentimiento”, es: “No somos seres racionales, somos seres emocionales que razonan”. El estudio de la neuropsicología demuestra esto, toda nuestra cadena decisoria tiene que ver con las emociones, la intuición y una cantidad de cuestiones que no tienen que ver con la capacidad cognitiva más desarrollada, sino las que evolutivamente son más atávicas o ancestrales. Primero viene la emoción y después la razón.
¿Cómo podemos entonces dominar la mente para poder controlar las emociones y que no nos afecten tanto el cuerpo?
Se trata de gestionarlas, llevarlas adecuadamente, de interiorizarse, de desarrollar la inteligencia emocional, que es en principio detectar lo que uno siente o lo que siente el otro, poder identificarlo y ponerle rótulo. Saber cuál es la emoción, después saber por qué se vivencia y luego regularla.
En la vida no se trata de dominar la emoción, ni de controlar la emoción como se puede controlar una fiera o un caballo. Es la gestión de la emocionalidad, la administración y vivencia de la emocionalidad lo que te da riqueza espiritual, paz, serenidad, autoconocimiento, la cognición y la razón es muy importante, no hay ninguna duda, pero no somos seres racionales, somos seres emocionales que razonan. El arte llega por otra cosa, nunca te vas a enamorar de una razón, te vas a enamorar de algo emocional, de algo que te toca una fibra.
¿Por qué sumas a tus charlas una meditación guiada? ¿Qué importancia tiene en nuestro día a día?
Meditar es un proceso que nace en las culturas orientales y Occidente necesita ciencia para aceptarlo. Ya hay más de 50.000 artículos científicos publicados a favor de la meditación, porque produce una serie de ventajas psicofísicas probadas. Pero también tiene mucho que ver con el mundo emocional, por lo tanto, hoy todas las personas que ingresen a la charla van a recibir una pasa de uva y hacemos un ejercicio de introducción mindfulness que es prestar atención a esa pasa.
Tomar conciencia de cada aspecto de manera tal que la pasa de uva juega el rol de objeto focal.
El ejercicio sirve para adiestrar la capacidad de atención de las personas, cuando logramos eso hacemos una meditación y el objeto focal en ese momento es la respiración.
Si logramos hacer una meditación, cortita, varias veces al día y uno aprende a no juzgar, esa actitud se traslada a la vida cotidiana y no te enganchas con un montón de cosas y al no juzgar, no te involucras en un montón de cosas que alivianas de la mochila.
¿Sentís que la gente se está volcando más a esto?
Si, porque no encuentra respuestas a lo tradicional y porque hay una validación médica detrás de esto. Entonces, cuando existe un médico ya todo cambia. Es “real”, al estar validado. Occidente lo empieza a absorber y lo que realmente vale: que se empiezan a sentir mejor.
¿En qué proyecto estás ahora?
Estoy terminando un libro que se va a publicar para abril previo a la feria del libro. Tiene que ver con la unidad mente-cuerpo con aspectos para alcanzar el bienestar. Tiene que ver con lo que hago, trabajo, y soy el primer beneficiario.