Con una estética cruda y en blanco y negro, el director en su nuevo film retrata la violencia cotidiana desde una mirada incómoda, pero necesaria. Ganadora del Gran Premio del BAFICI, «Vrutos» se impone como una obra clave del cine independiente argentino.
Ganadora del Gran Premio del BAFICI, Mejor Largometraje y Dirección en dicho festival,» Vrutos» se posiciona como una de las películas más potentes del cine independiente argentino actual. Cruda, directa, filmada en blanco y negro, esta obra de Miguel Bou retrata con honestidad la violencia cotidiana que atraviesa a los sectores más vulnerables del país. En Mar del Plata se podrá ver el próximo viernes 30 de mayo a las 18 en el Museo MAR (Félix U. Camet y López de Gomara). Después de la proyección el director, Miguel Bou dialogará con el público presente para un conversatorio que será moderado por el periodista Martín Zelaya.
«Lo que trato de hacer con este tipo de cine es concientizar. No solo a los chicos, sino a todas las personas que miren la película. Buscamos que la gente se cuestione la violencia sin sentido que nos rodea», dijo Bou en diálogo con Bacap Noticias.
En «Vrutos», Bou se adentra en un tipo de violencia que no busca el beneficio económico ni responde a un conflicto concreto. Es la violencia sin sentido, la que aparece en una discusión en un boliche, en una pelea callejera, en un cruce de miradas. «Una cosa es que un socio mate al otro por una estafa, y otra es esta violencia que empieza por nada y termina en una muerte», explicó el director.
El blanco y negro que recorre toda la película no es una decisión estética al azar. Al contrario, se trata de una elección narrativa cargada de intención. «Siempre soñé con filmar en blanco y negro, pero esperaba el momento justo. En esta película la historia lo pedía», contó Bou. La ambientación, filmada en Lugano 1 y 2, refuerza la atmósfera densa y sombría que atraviesa cada escena.
El director
Además de retratar la violencia urbana, la película aborda la paternidad en contextos inseguros. «La película muestra lo difícil que es criar a un hijo en una sociedad violenta. Muchos padres nos dicen que se sienten identificados, que no duermen tranquilos hasta que sus hijos vuelven de una salida», explicó Bou. Esa tensión constante, esa angustia silenciosa que comparten muchas familias, atraviesa el relato como un hilo invisible pero constante.
Reconocimiento
«Siempre tengo tres o cuatro guiones en paralelo. Lo que falta ahora es el golpe económico», comentó. «Vrutos» no es solo una película. Es una mirada directa a una realidad que muchos prefieren evitar. Y Miguel Bou, con su sensibilidad y compromiso, se afirma como una de las voces más necesarias del cine argentino contemporáneo, ese que va más allá de la superficie. Donde no hay colores, donde todo parece oscurecerse, pero el arte puede aportar claridad.