Mili Menéndez usó la celeste y blanca, dejó huella en Arabia Saudita y hoy vuelve a dejarlo todo en Banfield. Con identidad marplatense y alma de equipo, está lista para seguir haciendo historia
Por Alejandra Bertolami
Luego de vivir una experiencia transformadora en Arabia Saudita, Mili Menéndez volvió al país para seguir escribiendo su historia en Banfield. Con el corazón puesto en el equipo, recuerda el gol en el Mundial 2019 como un antes y un después en su carrera. Apasionada, comprometida y con los pies en la tierra, sueña en grande pero siempre con una certeza: lo que verdaderamente le llena el alma es cumplir los objetivos del club. Ida y vuelta con una jugadora que nos representa dentro y fuera de la cancha:
¿Cómo viviste el salto de Al Amal a Banfield y lo que significó volver a jugar en tu país?
El salto, obviamente, representa un fútbol y una cultura totalmente diferentes. En cuanto a estructura, Banfield está muy bien. Lo que más me gusta del club es el proyecto que tiene con las Juveniles y cómo muchas de ellas han llegado a Primera. Toda la organización del fútbol femenino es muy linda: hay más de 300 nenas jugando para el club, y creo que eso fue algo que me motivó mucho. Por supuesto, es muy distinto a lo que viví durante los cuatro meses en Arabia Saudita, pero la verdad es que no hay mucho que envidiarle.

¿Qué aprendizajes y experiencias te dejó tu paso por Arabia Saudita, dentro y fuera de la cancha?
Todas fueron experiencias, porque la cultura allá es completamente distinta. Nunca imaginé llegar a jugar en un lugar así, pero el fútbol te lleva a eso: a conocer nuevas culturas, nuevos lugares. Fue una experiencia muy positiva y muy linda, por lo cual sin dudas volvería.
Arrancaste en el karting y después elegiste el fútbol: ¿qué fue lo que te hizo decidir que ese iba a ser tu camino?
Es una pregunta muy linda la que me hacés, porque el automovilismo y el fútbol son dos de mis grandes pasiones. Pero la verdad es que el fútbol me llena más, principalmente porque es un deporte colectivo, distinto al karting, que es mucho más individual. Si bien el karting es una pasión que heredé de mi mamá, de mi hermano y de mi familia, elegí el fútbol justamente por eso: porque se juega en equipo.
En tu casa, ¿el amor por el fútbol fue algo que te transmitieron desde chica lo fuiste construyendo sola?
En casa no hubo un amor muy fuerte por el fútbol. Mi mamá me contó que jugó cuando era chica, y mi papá también, pero no era algo tan presente ni tan pasional en la familia. Supongo que hoy el amor por el fútbol viene más por mi parte; soy yo quien lo vive intensamente, y ellos me acompañan en todo.
Mirando hacia atrás, ¿qué partidos o momentos sentís que marcaron un antes y un después en tu camino?
Miro para atrás y vuelvo al Mundial 2019. Siento que haber jugado ese torneo y haber convertido un gol con la camiseta de la Selección Argentina marcó un antes y un después en mi carrera. A partir de ahí empezaron a conocerme más, a hacerme un nombre, y la verdad es que estoy muy feliz por todo lo que he logrado hasta hoy.
¿Qué diferencias encontraste entre el fútbol femenino en Argentina y en Arabia Saudita?
En Argentina, el fútbol femenino está mucho más estructurado y se juega desde hace varios años. En cambio, en Arabia Saudita, las mujeres recién pueden practicar deporte en público desde hace apenas cuatro años, así que obviamente la diferencia es grande. Tenemos un país mucho más abierto en comparación con Arabia Saudita.

¿Qué cambios notás hoy en el fútbol femenino argentino respecto a cuando comenzaste?
Puedo decir que los cambios se notan claramente. Cuando empecé, el fútbol era totalmente amateur: contábamos con un viático mínimo. Hoy en día, una jugadora tiene contrato profesional, obra social y, más o menos, puede vivir de lo que hace. Eso ya representa un trabajo real.
¿Tenés algún sueño pendiente por cumplir dentro de la cancha?
Dentro de la cancha no tengo sueños personales; para mí, lo más importante es cumplir con los objetivos del club, porque eso me llena el alma. Siempre busco construir y crecer en equipo.
