El bibliotecario Gabriel Haupt, de la Biblioteca Popular Juventud Moderna —la primera de Mar del Plata—, advierte que el Gobierno nacional no transfirió los subsidios previstos por ley. Más de 1.500 instituciones en todo el país atraviesan la misma situación, mientras crece el reclamo por el vaciamiento de la CONABIP.
Por Lucas Alarcón
La suspensión del pago de los subsidios que otorga la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares (CONABIP) mantiene en alerta a las bibliotecas populares de todo el país. “Pensábamos que éramos nosotros solos los que no lo cobrábamos, pero aparentemente no se pagó en ningún lado”, explicó Gabriel Haupt, bibliotecario de la Biblioteca Popular Juventud Moderna, en diálogo con Bacap.
El fondo, creado por la Ley 23.351, se alimenta de un gravamen del 5% a los premios de los juegos de azar y se destina al sostenimiento de las bibliotecas populares. “Es un subsidio anual para gastos corrientes, mantenimiento de las instalaciones, luz, agua, lo básico. No es un monto grande, pero siempre ayuda un montón”, señaló Haupt.
Según el bibliotecario, el último pago se realizó en septiembre de 2023, con el mismo monto que el año anterior —alrededor de 1.400.000 pesos— sin actualización por inflación. “Este año directamente no se pagó. Tampoco se giraron los fondos para conectividad ni los subsidios para participar de la Feria del Libro, que apenas llegaron al 30% de las bibliotecas”, agregó.
El comunicado difundido por las bibliotecas populares acusa a la gestión de Raúl Escandar al frente de la CONABIP de “profundizar el ajuste y el vaciamiento cultural con prácticas biblioclásticas”. Denuncian además “excusas burocráticas y requisitos imposibles” que impiden el acceso a los fondos y reclaman una reunión urgente con el funcionario.
“Se trata de una decisión política de vaciamiento cultural”, sostienen en el documento, en el que también exigen transparencia sobre el Fondo Especial que les pertenece por ley. “Restringir fondos, demorar los pagos y excluir bibliotecas es parte de un plan sistemático de desmantelamiento del entramado social y cultural”, afirman.

Sostener la cultura “a pulmón”
En Mar del Plata, la Juventud Moderna mantiene sus puertas abiertas gracias al esfuerzo de sus socios, los talleres culturales y el alquiler de locales. “Nosotros tenemos la suerte de contar con otras fuentes de ingreso, pero igual estamos complicadísimos”, reconoció Haupt.
La biblioteca funciona como un espacio cultural activo, con talleres de tango, murga, orquestas, ciclos de cine, presentaciones de libros y cursos de psicología social. “Siempre se va abriendo y viendo cómo se va manejando en eso: la cuestión cultural y de acercamiento al libro es lo que le da movimiento a la biblioteca”, destacó.
A pesar de las dificultades, las bibliotecas populares de todo el país se articulan para reclamar por la restitución de los fondos. “Se están haciendo petitorios, formularios y se analiza la posibilidad de una acción judicial. Son más de 1.500 bibliotecas afectadas. Es una ley, no algo optativo”, enfatizó Haupt.
Una historia centenaria
La Biblioteca Popular Juventud Moderna fue fundada en 1911 por obreros anarquistas y socialistas, en su mayoría italianos y españoles, que buscaban un espacio de formación y cultura para sus familias. Es la primera biblioteca de la ciudad y funcionó históricamente como punto de encuentro del movimiento sindical marplatense.
Desde la década de 1920 cuenta con sede propia, levantada con el aporte de sus socios. En el edificio también funciona el histórico teatro donde alguna vez tocó Astor Piazzolla. Más de un siglo después, ese mismo espíritu colectivo sigue sosteniendo un espacio vital para la cultura popular marplatense, hoy amenazado por la falta de apoyo estatal.
