Los residuos orgánicos se vierten innecesariamente en los rellenos sanitarios, cuando podrían ser utilizados como abono. En el siglo 21 es insostenible que esta práctica siga vigente. Compostar es una salida fácil y transformadora que ha sido dejada de lado ante el avance del “negocio de la basura”.
Por Martín Zelaya
En Mar del Plata y Batán, de acuerdo a datos oficiales, solo se reciclan un 0,7% de los residuos, lo que habla de un fracaso de la política ambiental que se intentó implementar con las famosas bolsas verdes y negras (separación de residuos en origen).
Desde la gestión municipal se realizan escasas campañas en relación a la separación de residuos. Más allá de nombres y gestiones, hay que hacer foco en la falta de una política de Estado en este sentido, algo que pudiera trascender en el tiempo independientemente de los y las dirigentes que ocupen concejalías y el sillón de la intendencia.
La ingeniera química Elizabeth Peralta es marplatense y hace 25 años que se dedica a estudiar, investigar e implementar el compostaje de residuos orgánicos en el marco de su desempeño profesional hasta agosto pasado, como Jefe del Departamento de Ingeniería y Gestión Ambiental de Obras Sanitarias Mar del Plata. Al respecto vale decir que la ciudad cuenta con una Planta de Tratamiento de Barros Cloacales que son generados en la Planta de Tratamiento de Líquidos Cloacales, lo que permite una gestión sustentable con el medio ambiente.
“Cuando compostamos asistimos a la naturaleza para que haga su proceso. Es genial porque las bacterias no las agregás vos, ya están en los residuos residuos orgánicos. De acuerdo a la escala del tratamiento se necesita distinto equipamiento, a nivel domiciliario. Sólo se requiere una pala y ganas. Todo lo orgánico se puede compostar y de esta forma se obtiene un nuevo producto que es un abono forestal. El compostaje es un proceso biológico, que ocurre en condiciones aeróbicas, o sea con presencia de oxígeno que se logra mezclando el residuo con un soporte como pueden ser los restos de poda. Junto. con la adecuada humedad y temperatura -generada por la biodegradación-, se asegura una transformación higiénica de los restos orgánicos en un material inocuo, seguro y homogéneo para ser un excelente abono forestal”, agrega la especialista.
La palabra procede del francés compost, término utilizado en esa lengua desde el siglo XIII, ya con el significado de «abono compuesto por una mezcla a base de estiércol y de detritos», según el diccionario de etimologías.
¿Por qué una práctica tan sana y beneficiosa para la tierra que data de siglos fue dejada de lado? La respuesta es contundente: por el negocio de la basura. Empresas de recolección, contratos millonarios y Estados cómplices, consolidaron un engranaje en beneficio propio y en perjuicio del suelo que ocupan. “La basura no existe. La mitad es vida y la otra tecnología”, dice Simón Ingouville en el episodio 1 del podcast No Hay Huerta Atrás.
Compostar permite transformar los residuos orgánicos en fertilidad, podemos decir que la “muerte vuelve a la vida”, o eso que a veces se presenta como un problema se vuelve un recurso. Devolver a la tierra algo que pudo haber sido una fruta por ejemplo, en forma de elementos de la tabla periódica como el carbono o nitrógeno.
Este tipo de práctica posibilita achicar, descomponer o reducir los volúmenes de lo que consideramos basura y transformarlo en abono por ejemplo, y así poder alivianar los rellenos sanitarios.
“El único limitante en el compostaje de barros cloacales (residuos) es la concentración de metales pesados, esto se da en lugares donde la industria pesada tiene mayor presencia, porque no se degradan. A medida que avanza el proceso se van acumulando, entonces ese abono no lo podés utilizar”, aclara Peralta. «En la ciudad de Mar del Plata, como posee una industria predominantemente alimenticia, esta restricción no es aplicable a diferencia de otras ciudades donde se desarrollan grandes industrias petroquímicas o metalúrgicas», añade.
En una ciudad donde la mayoría de la industria es alimenticia (orgánica) y el clima acompaña para este tipo de prácticas, es un desperdicio que todavía en 2021 no haya experiencias de compostaje con residuos orgánicos urbanos a gran escala en la ciudad, en este sentido es fundamental la separación de residuos en origen, es decir en cada hogar de la ciudad. También sería sumamente importante si cada vecino pudiera directamente compostar sus propios residuos en nuestras sus casas.
“En principio se podría empezar con cadenas de macrogeneradores (residuos orgánicos) mercados concentradores frutas y hortalizas y los grandes supermercados, donde se generan mucho desperdicios de frutas y verduras que pueden volver como abono a la tierra”,
De acuerdo a la Red de Compostaje, “los desechos orgánicos son el mayor problema de contaminación del mundo: en los rellenos sanitarios generan gases de efecto invernadero, e impiden aprovechar los plásticos, metales y vidrios. Cuando compostás, reciclás los orgánicos en tu casa. Es reciclar, en serio”.
En principio toda buena práctica se inculca desde el hogar, por eso es importante compostar en nuestros departamentos o casas y poder trasladarlo a escuelas, por ejemplo para llegar a las casas donde no existe una conciencia al respecto. Es clave tener una separación en origen muy buena para poder compostar.
A nivel mundial, por ejemplo en el continente europeo los residuos que son tratados en compostaje llegan a un 39% promedio. Puntualmente la lista la encabeza Finlandia con un porcentaje alto que alcanza el 90 % y en Alemania, este tipo de tratamientos de residuos llega a un 20 % en Alemania, dijo la ingeniera.
Suecia en el 2005, prohibió el ingreso de la fracción orgánica de residuos a los predios de basura, sí o sí se debe compostar.
“Actualmente los objetivos desarrollo sostenible del 2030 apunta a la economía circular y cierra por todos lados. La economía circular la podés incorporar hoy con el viejo concepto de las 3 R: reducir, reciclar y reutilizar”, concluye la ingeniera.
Mar del Plata por primera vez adhiere al Mes del compostaje
“Una luz en el túnel sanitario” es la reciente aprobación en el Concejo Deliberante del proyecto para que Mar del Plata adhiera al Mes del compostaje la fecha elegida abarca el 22 de marzo (día mundial del agua) al 22 de abril (día mundial de la tierra). En este 2021 será la primera vez que se conforme una mesa de trabajo local para coordinar actividades desde y para la ciudad y el país.
Elizabeth Peralta como miembro de dicha mesa, destacó que es importante vincular el compostaje con las escuelas que tengan comedores. “Los chicos y chicas a esa edad conectan rápido con todo lo ambiental, sobre todo porque lo ven bien concreto al resultado. Y además lo transmiten a sus casas”, destaca.
Este año se sumaron a la Asociación Argentina del Compostaje, Tucumán y Mar Del Plata y hace 8 años se trabaja en distintos puntos del país como; Salta, Jujuy, Catamarca, Mendoza, San Juan, entre otros.
Qué se puede compostar en casa
Los restos de poda, frutas y verduras, cáscaras de huevos, saquitos de té o café, yerba mate, toallitas de papel, papel de diario son compostables. No pueden compostarse carnes, lácteos, metales, envases y productos no orgánicos.
Reciclá y armá tu compostera en casa
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