“El ferrocarril subterráneo” y el retrato de una sociedad perversa
Por Max Czajkowski
Esta miniserie dramática de Amazon Prime Video retrata a Cora, una joven esclava que se encuentra en una plantación en Georgia y decide escapar para conseguir su libertad.
Producción basada en la novela de no ficción del escritor norteamericano Colson Whitehead, “El ferrocarril subterráneo” (2017), cuenta con 10 capítulos de 1 hora y cuenta de manera metafórica, cómo una mujer esclava pudo huir de una plantación de algodón. ¿Por qué metafórica? Si bien el libro se escribió apoyándose en hechos reales, nunca existió un ferrocarril subterráneo. Pero sí hubo una asociación clandestina formada por abolicionistas que construyeron una red de caminos secretos en EEUU y Canadá, para poder lograr el escape de los esclavos afroamericanos atrapados en condiciones infrahumanas en las plantaciones de los estados del Sur. Hasta la Guerra de Secesión (1861-1865) y la consecuente abolición de la esclavitud, “el ferrocarril subterráneo” liberó a centenares de esclavos ante la amenaza de los esclavistas blancos.
Muchos verán algunas reminiscencias a la película “12 años de esclavitud” premiada en los Oscars en 2013, y es porque detrás está una de las productoras que hizo dicho filme, Plan B Entertainment de Brad Pitt. Además, la miniserie está dirigida por Barry Jenkins, creador de “Moonlight” (2016). Sí hay que advertir que la narrativa no es accesible y requiere una buena dosis de implicación. El tempo es lento, reposado, cadencioso; aunque opresivo y angustiante. Cada capítulo se titula como las paradas del tren (Carolina del Sur, Carolina del Norte, Tennessee, Indiana, etc).
El ritmo cansino no excluye que haya momentos de mucha tensión. Casi todos ellos tienen que ver con la presencia de Ridgeway, el cazador de esclavos. Hay escenas de acción bien construidas y de impacto; donde el espectador deberá estar atento ante todos los tipos de violencias que se muestran y que sufría la población negra de la época. El sabor de la historia es tremendamente amargo, pero que transmite muy bien los sentimientos de la protagonista, Cora, nacida de la imposibilidad de establecerse en paz en un lugar. Una serie envuelta por el fatalismo, sin embargo, no hay otra forma de retratar a la sociedad perversa de aquellos años.
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Rolling Thunder Revue: una hermosa mentira al servicio de la verdad
“Cuando alguien lleva una máscara, te dice la verdad. Cuando no la lleva, es poco probable que la diga», confiesa Bob Dylan entrevistado para el documental de Martin Scorsese. El poeta trata de recordar con una mirada perdida esa gira que artísticamente fue un éxito; en lo económico, un fracaso.
“Rolling Thunder Revue: A Bob Dylan Story” es un documental de Martin Scorsese estrenado en 2019 para Netflix que mezcla ficción con verdad. Hay muchas cosas que no pasaron, pero el director de “Goodfellas” (1990) las utiliza para agrandar el mito de Dylan. Esta producción de dos horas y veintidós minutos es la peregrinación de un grupo itinerante de músicos en los setenta por Estados Unidos en el marco del bicentenario del país. Bob decide no realizar recitales masivos, sino llevar su música a pequeños lugares, así generar un vínculo íntimo con los espectadores.
Tal vez sea la gira más pura para un artista. Donde, sin importar lo económico, se pudo explayar libremente (los shows duraban más de tres horas). Tampoco hubo tiempo para ensayar ni promocionarse, era todo muy espontáneo y las playlist fueron improvisadas.
El autor de “Knocking on heavens door”, durante las presentaciones utilizó una máscara inspirada en una película francesa y del teatro tradicional japonés. «La vida no se trata de encontrar nada ni de encontrarse a sí mismo. Trata de crear, de crearse a sí mismo constantemente», remarca Bob y concluye: “Cuando alguien lleva una máscara, te dice la verdad. Cuando no la lleva, es poco probable que la diga».
Con este documental, Bob Dylan y Martin Scorsese realizan un sortilegio artístico, una hermosa mentira al servicio de la verdad.
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